miércoles, 25 de septiembre de 2013

UN TAJADOR NUNCA SE SOPLA

Sabía que ella sabía esa razón práctica. Le pedí a mi sobrina su tajador (o sacapuntas, como dicen los de fuera) para tajar mi lápiz. Me lo dio y le pregunté, mientras lo tajaba, que si lo llegara a soplar qué pasaría. Su respuesta fue contundente:
-Se va a echar a perder, ¡no lo hagas!
Por si las moscas, no lo hice, ya que desde primaria sé esa verdad evidente: no hay que soplar un tajador, aunque los de marca "Filo" son resistentes a la primera soplada.

No hay comentarios:

Archivo del blog