Los ideales de Carrillo Puerto, yo los voy a levantar...
Rogelio Chalé.
En Espita, Rogelio Chalé, el joven Presidente del Partido Socialista del Sureste, junto con una comitiva de cinco personas, presidía una asamblea popular la tarde del día 5 de septiembre de 1936. Los acompañantes de Chalé eran Alfonso Baqueiro Cantón, Guillermo Dzib, Venancio Solís, Pedro Salazar y Felipe Erosa. Chalé apenas tenía dos meses en el cargo de presidente del Partido Socialista del Sureste, y se veía seguro, radiante. Era un mestizo de frente amplia, ojos tristes, nariz pequeña y de labios que casi se perdían en su rostro imberbe. Chalé. El Diccionario Maya Cordemex no registra el significado de su patronímico maya, pero como Felipe Carrillo Puerto, su mentor, era un perfecto dzul de pueblo a todo lo largo de su rostro, salvo en los ojos: estos brillaban de una manera tranquila, silenciosa, maya.
Rogelio Chalé.
En Espita, Rogelio Chalé, el joven Presidente del Partido Socialista del Sureste, junto con una comitiva de cinco personas, presidía una asamblea popular la tarde del día 5 de septiembre de 1936. Los acompañantes de Chalé eran Alfonso Baqueiro Cantón, Guillermo Dzib, Venancio Solís, Pedro Salazar y Felipe Erosa. Chalé apenas tenía dos meses en el cargo de presidente del Partido Socialista del Sureste, y se veía seguro, radiante. Era un mestizo de frente amplia, ojos tristes, nariz pequeña y de labios que casi se perdían en su rostro imberbe. Chalé. El Diccionario Maya Cordemex no registra el significado de su patronímico maya, pero como Felipe Carrillo Puerto, su mentor, era un perfecto dzul de pueblo a todo lo largo de su rostro, salvo en los ojos: estos brillaban de una manera tranquila, silenciosa, maya.
La comitiva socialista fue invitada por las agrupaciones obreras de
Dzitás y Espita, y el sábado 5 de septiembre de 1936 salieron de Mérida en un
automóvil Ford modelo A de esa época. Se dirigieron sobre la carretera de
Chichén Itzá hasta Dzitás. Ahí tuvieron una asamblea de trabajo muy concurrida.
Horas después, en Espita, como decíamos, hubo otra nutrida asamblea.
En esa villa oriental, Chalé y sus acompañantes permanecieron toda
la noche; y el domingo 6, por la mañana,
emprendieron el retorno a Mérida. En Dzitás llegaron al medio día. Tal vez
almorzaron, se asearon, y a las 15 horas, tres de la tarde, siguieron su
trayecto de regreso. Tomaron la carretera que comunica Dzitás y Pisté, y a las
15:15 horas comenzaron las ráfagas, cerca de Xocempich: nutridas descargas
salían de las malezas del camino. En las indagatorias judiciales que se
realizarían, se sabría que esas ráfagas provenían de 4 escopetas de retrocarga
Remington, calibre 16. Chalé conducía el automóvil, y a él le tocaron casi
todos los tiros. Salvo Chalé, nadie de los otros cinco ocupantes del automóvil
traía armas. A las ráfagas sólo respondieron diciendo “saquen las pistolas,
saquen las pistolas” que no habían. Chalé, nacido en 1906 en Dzemul, pero
radicado desde temprana edad en Motul, manaba sangre: sus oídos, su boca y su
nariz se inundaron de la tinta roja de la vida que se le iba. Media hora después,
murió. 31 años tenía esa última rama del socialismo yucateco, uno de los
herederos más genuinos del Dragón Rojo con ojos de jade Motul. Dos heridas
mortales lo acabaron, una que le cruzó la sien, y otra que le atravesó de
costado a costado, a la altura del corazón. En Mérida, los galenos del Hospital
O’Horan sólo certificaron su muerte.
El Diario del Sureste, periódico oficial o semioficial del gobierno yucateco,
no supo dar noticias fehacientes del verdadero móvil del asesinato. Sólo apuntó
que fueron 13 las personas, casi todas, campesinos mayas de Xocempich y de
otros pueblos del oriente, los que balearon el automóvil, dizque argumentando
los campesinos, que mataron a Chalé por su traición a Gualberto Carrillo Puerto
y por no prestar oídos para destituir a las autoridades de Dzitás. Años atrás,
en las reñidas elecciones de 1933 en que Opichén se bañó con la sangre de 38
campesinos gualbertistas matados por los esbirros uniformados del sátrapa
callista del gobernador Bartolomé García Correa, alias el Box Pato (por negro y por tener culo inmenso de pato), Chalé estuvo
con Gualberto Carrillo Puerto para la gubernatura porque creía que este último
tenía los mismo ideales que el difunto don Felipe. Al percatarse que no era así,
Chalé “cooxviró” y regresó a filas del “boxpatismo”: un cisne con ideales en
medio de los patos negros que se enriquecían vomitando la memoria de don Felipe
Carrillo Puerto, y teniendo orgías en fincas de la oligarquía yucateca, o en la
finca Hollywood, de García Correa.
La primera noticia del asesinato de Chalé lo dio el Diario del
Sureste el día 7 de septiembre, y el 10 de septiembre, es decir, menos de tres
días después, las notas dejaron de salir en la primera plana. Ningún
editorialista de ese periódico “socialista” dio tiempo y espacio entre sus
notas a la muerte trágica de Rogelio Chalé. El ocho de septiembre, el “rojo”
poetastro Ricardo Mimenza Castillo prefirió publicar un “Perfil de Juan
Marinello”, y el 11 de septiembre habló a sus rojos lectores de “Díez Canedo y
Nuestra América”. Un silencio ensordecedor y criminal inundó a los
intelectuales orgánicos de Mérida. Para ellos, la muerte de Chalé no era motivo
de nada. Sólo un breve texto aparecido
en la sexta plana del Diario del Sureste del 10 de septiembre de 1936, estaba
firmado por Elmer Llanes Marín, y lo escribía desde Ticul. El texto estaba
titulado, “El líder caído”, y decía:
Para Llanes Marín, Chalé era “un sincero defensor del ideal socialista”, algo que ni el corrupto Box Pato ni los tinterillos de poca monta que escribían obsedidos en el Diario del Sureste, fueron o serían.
“Rogelio Chalé ha caído. Y más que el hombre, más que la savia joven derramada de una manera condenable; más que el líder caído, ha muerto un ejemplo, una irrefutable prueba de lo que es capaz el proletario yucateco”.
Para Llanes Marín, Chalé era “un sincero defensor del ideal socialista”, algo que ni el corrupto Box Pato ni los tinterillos de poca monta que escribían obsedidos en el Diario del Sureste, fueron o serían.
¿Pero quién era Rogelio Chalé? Queriendo revisar datos de la efímera
vida de este presidente asesinado del Partido Socialista del Sureste, encontré
que no existe ni estudios ni libritos ni articulitos sobre Rogelio Chalé en la
Biblioteca Yucatanense. Chalé no entra en los textos de la memoria para los
yucatecos. En Hechos de la Revolución socio política mexicana (Mérida,
ediciones Edisal, 2006), libro donde repasa 17 interesantes temas de la
historia yucateca, don Evelio Tax Góngora le dedica de las páginas 42 a la 57
de su texto, a la historia de este jovencísimo político socialista asesinado “en
el ardiente amanecer del mundo” (y el verso de Paz no es de gratis, porque la
muerte de Chalé se dio justo al empezar la Guerra Civil española). Sin duda, y
en honor a la verdad, don Evelio sólo parafrasea el trabajo historiográfico del
único historiador que se dedicó seriamente a estudiar el Cardenismo en Yucatán:
Ben Fallaw (Cfr., el trabajo de
Fallaw: “Rogelio Chalé, el líder caído”, Suplemento
Unicornio, Por Esto! No 119, 1993, pp. 3-14).
Fallaw, siguiendo fuentes secundarias, de archivo y hemerográficas (Cfr. Cardenas
y el reparto de los henequenales, de José Luis Sierra Villareal y José
Antonio Paoli Bolio) defiende la tesis de que podríamos establecer una relación
entre muertes como la de Felipa Poot en Kinchil, o la de otros campesinos
agraristas dispuestos a la idea del reparto de los henequenales, con el artero
asesinato de Rogelio Chalé: Chalé mismo pugnaba por la Reforma Agraria en
Yucatàn, así como una educación liberadora de la clase campesina, y la
autoridad popular alejada de la Casta Divina. Movilizando a campesinos y peones
de la zona henequenera, con sus discursos cautivantes y admirables –admirables,
sí, porque Chalé no tuvo el dejo intelectual que don Felipe, el mil usos, llegó
a tener-, Chalé rompía lanzas contra las satrapías oligárquicas que se negaban
a desaparecer, y preparaba el camino para la llegada de Cárdenas a repartir los
henequenales:
“…años antes de que Lázaro Cárdenas llegara para supervisar personalmente el reparto de los henequenales, un joven carismático de Motul, conductor de truc, había comenzado la reivindicación del Partido Socialista del Sureste y el reavivamiento de los principios populistas de su fundador [Felipe Carrillo Puerto]…Sus cautivantes discursos y su reputación firme e incorruptible hacia el cambio revolucionario, le granjearon numerosos seguidores y reivindicaron la legitimidad del Partido Socialistas del Sureste” (Ben Fallaw, "Rogelio Chalé, el líder caído").
Fallaw apunta la idea –con la cual coincidimos plenamente- de que con los
gobernadores callistas yucatecos (de Torre Díaz a Bartolomé García Correa),
sólo había existido autoenriquecimiento, conservación del poder y corrupción a
más no poder. Y estos, en teoría, eran gobernadores “socialistas”. Las malas
actuaciones, los hechos de muerte y nefando genocidio que infectaron la
gubernatura del Box Pato (recordemos a Opichén,
1933), llevaron a una decadencia progresiva al Partido Socialista del Sureste
(PSSE), y para parapetarse en el poder, García Correa malbarató al PNR de
Calles la autonomía del PSSE. En medio del mar de los patos negros, una liga,
la liga que encumbró al Dragón Rojo con ojos de jade, la Liga de Resistencia de
Motul “fue excepcional en sus cuadros jóvenes”, y en esta liga se encontraba
Chale, el hombre que creció políticamente cuando el Dragón Rojo hacía cimbrar
los cimientos coloniales de Yucatán.
Chalé, según datos biográficos aparecidos en el Diario del Sureste,
fue hijo natural de Prisciliana Chalé, nació en Dzemul pero muy de niño pasó
con su madre a vivir a Motul. Comenzó sus luchas cuando Felipe Carrillo Puerto
inició la carretera que une a Motul con Telchac Puerto, en cuya construcción
prestó servicios como chofer de la Junta de Mejoras Materiales. Cuando vino el
golpe Delahuertista de fines de 1923 y Carrillo Puerto fue asesinado por las
charreteras esbirras de la oligarquía, Chalé, de 17 años apenas, permaneció
fiel al PSSE y a Carrillo Puerto, su mentor, por lo que sufrió persecuciones y
fue encarcelado en Motul. En 1933, en unión de Santiago Toraya y otros
camaradas socialistas, ocupó la Liga Felipe Carrillo Puerto de Motul, y después
figuraría como candidato a la presidencia de Motul. En 1934 fue electo
presidente del Comité Municipal del PNR en ese mismo pueblo, y en 1935 fue
presidente de la Federación de las Ligas Gremiales de Motul. Ya en Mérida,
Chalé ocuparía otros cargos en la estructura política del PSSE, y el 25 de
junio de 1936, dos meses antes de su muerte, ocuparía la presidencia del
partido fundado por su maestro Carrillo Puerto.
Sus acciones de combate eran la defensa y protección de los
trabajadores, combatió la corrupción dentro del partido infecto de patos negros,
y frente a la acromegálica muestra del Estado postrevolucionario que se creaba
con Cárdenas, defendió el último bastión autonómico que le quedaba al PSSE,
frente al apetito de la CTM, intentando preservar el nombre del partido de don
Felipe, pues con esto marcaba una lucha por defender y mantener el legado del
Dragón Rojo de Motul, y su compromiso de proteger y revivir “la radical,
popular y distintiva identidad yucateca del PSSE”. Chalé, contrario a la
genuflexión prostituta y corrupta del Box Pato callista, no bajaría la cerviz
ni con Fidel Velázquez, el líder joven de la CTM, para someter al partido
regional a una confederación masiva y central. Más de 10 años después de la
muerte de Carrillo Puerto, en 1935, Chalé tomó el estandarte del socialismo en
Yucatán, y con palabras sencillas de un hombre que no se hizo en los libros
sino en la acción revolucionaria, les decía a los campesinos henequeneros que
él iba a levantar los ideales de Carrillo Puerto:
Nos invitaron –recordaba a principios de 1980 un campesino de Dzidzantún - porque iban a abrir su comité. Y fue cuando invitaron a Temax, Yobaín, Sinanché y nos juntamos allí en el local de Motul. Fue cuando él [Rogelio Chalé] nos dijo: “compañeros vamos a tratar unos asuntos”. Muy bien, y entramos al local. “Bueno compañeros, el motivo de la invitación es para darles a conocer que voy a hacer mi jira política. Así es que compañeros, la invitación que les hago es para que ustedes me ayuden, para que ustedes tomen parte, para que hagan propaganda a mi favor”. Y nos dijo: “Mis ideales, compañeros, no vayan a creer que son un engaño. El ideal que tengo es el de trabajar de acuerdo con ustedes. Cualquier cosa que les pase a algún compañero, tendré que ver por él. Por eso quiero hacer la lucha con ustedes, de acuerdo con ustedes. Cualquier cosa que les pase, yo voy a ver como está. Si salgo avante, hagan de cuenta que vive todavía Carrillo Puerto. Los ideales de Carrillo Puerto, yo los voy a levantar. Como trabajó él, como le ayudaron, como él personalmente. Porque el Sr. Carrillo, trabajó para defender a los pobres. Porque estaba trabajando para los pobres. Así es que, por eso lo mataron por los burgueses…por el capital. Porque fue el dinero el que trabajó. Así es que compañeros, mi pensamiento es ayudarles. Si llevo adelante mi política, si llego al triunfo no pierdan ustedes cuidado, el mismo ideal de Felipe Carrillo Puerto es el que voy a seguir con ustedes. Así es mi pensamiento”.
Su muerte, como hemos dicho, puede verse como el canto del cisne
blanco, o el canto del último de los socialistas genuinos, en medio del pantano
de los patos negros, y la hipótesis de Fallaw que compartimos, es que a Chalé
lo mataron los miembros internos, los patos negros del Partido Socialista del
Sureste, relacionados muy de cerca con la oligarquía yucateca, temerosa de otro
Dragón que crecía.
Es sintomático que, no el Partido Socialista del Sureste, sino el
Comité Regional del Partido Comunista (sección Yucatán) se dirigiera a Cárdenas
mediante un telegrama, donde le recordaba la urgencia por llevar a cabo la
Reforma Agraria en los henequenales de la oligarquía:
Telegrama. De Mérida, Yuc; a México D.F. Septiembre 7 de 1936. C. General Lázaro Cárdenas. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Palacio Nacional. Reacción latifundista yucateca hizo ayer nueva víctima suya dirigente Confederación Ligas Gremiales Obreras Campesinas camarada Rogelio Chalé. Punto. Comité Regional demanda usted más energía su política antifeudal y agraria en Yucatán y castigo implacable responsables señalando nosotros mismos latifundistas provocaron sucesos…
Podríamos adelantar la hipótesis, de que con la muerte del hijo
natural de doña Prisciliana Chalé, el socialismo en Yucatán dejó de existir. El
PNR, el PRM y más tarde, el PRI, comería por completo a aquel partido iniciado
con Salvador Alvarado y refundado por el Dragón Rojo de Motul: Felipe Carrillo
Puerto. Un partido que pasó la crisis genocida de Bartolomé García Correa, el
Box Pato, hace tiempo que había llegado a un punto de inflexión, y Chalé en
vida no pudo hacer nada a un cadáver de partido que dio todo para la reivindicación
de la masa campesina oprimida. Su muerte fue la metáfora exacta de la
desaparición del Partido Socialista del Sureste. Chalé fue enterrado en el
Cementerio General de Mérida, en una tumba sin pompa; y los patos negros de dentro y de afuera del PSSE, lograron
alejarlo del tronco del socialismo, Carrillo Puerto, su mentor. Sólo hasta septiembre
de 1970, los restos mortuorios de Rogelio Chalé pasaron a la Rotonda de los
Socialistas Ilustres.
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