domingo, 14 de julio de 2013

HABLEMOS DEL OLVIDO

El olvido es una bendición de la atmósfera celeste. Las almas al bajar al Hades beben del agua del Leteo para olvidar la triste, la innoble, o la salvaje vida acá en la tierra de los hombres mortales. Con esas benditas aguas (no importa que estén en el infierno griego, siguen siendo benditas), las almas se purifican de los tráfagos de la vida (de su soledad y comunión, de su amor y desamor, de sus furias y sus penas, de sus felicidades incompletas), se limpian las costras dejadas en ella por el cuerpo que se pudre allá arriba, en un sepulcro blanqueado. Beben hasta hartarse, hasta quedar panzonas y no poder moverse. A veces, aquí, en la tierra de los muertos donde apuro esta vida, de vez en vez sube una gota del Leteo. Quien la bebe tiene el derecho de empezar de nuevo. Hoy esa gota cayó a mi taza de café.

No hay comentarios:

Archivo del blog