jueves, 26 de marzo de 2015

La Voz de la Revolución en tomos: petición de un clíonauta



En un reciente artículo de opinión historiográfica -¿o podríamos escribir, de opinión bibliotecológica?- el historiador yaxcabense Joed Peña Alcocer toca el tema de la difícil sobrevivencia actual de un periódico fundamental para el estudio del Alvaradismo en Yucatán (1915-1918), La Voz de la Revolución. De 1915 a 1919, este periódico, fundado poco tiempo después de la entrada de Alvarado a Mérida, en marzo de 1915, gracias a la incautación que el gobierno revolucionario hiciera de las prensas y los linotipos de La Revista de Yucatán, gacetilla de la oligarquía henequenera; sirvió como mural periodístico para la “narración de cómo la Revolución Constitucionalista se veía a sí misma ante el  espejo, de la inflexibilidad del régimen, pero también de los múltiples aciertos administrativos de Alvarado”.[1]
Entre los elementos tecnológicos que sirvieron para el fomento de la propaganda revolucionaria constitucionalista, la fotografía fue de gran importancia en La Voz de la Revolución: esas imágenes del hombre vestido con filipina blanca, botas con polainas y que administraba ágilmente en Palacio de Gobierno; de los campesinos mayas, al parecer, redimidos por la lente; de los paisajes de los pueblos visitados por la Revolución, etc.; al correr de los años, marchita la propaganda primera de esas imágenes, sirven ahora para las rememoraciones históricas y los cuchicheos de los clíonautas. Además, varias plumas, como la del rábano (rojo de fuera y blanco de dentro)  Ricardo Mimenza Castillo, José de la Luz Mena, el porfiriano-revolucionario-chaquetero Rodolfo Menéndez de la Peña, y el poeta Antonio Mediz Bolio, abonarían con su calidad literaria vertida en ese diario alvaradista. [2]
El conocimiento del Alvaradismo en Yucatán no puede obviar esa rica fuente documental que es La Voz de la Revolución. Sin embargo, como bien recalca Joed Peña en su artículo, a pesar de su importancia, no se cuenta con más de 2 o 3 colecciones completas de ese diario, y la mayoría de los ejemplares están en deplorables condiciones. Existe una “fragilidad de las fuentes” alvaradistas, a pesar de que los estudiosos de Alvarado se cuenten y se cuentan solos por racimos. Joed Peña advierte que con esta “fragilidad de las fuentes documentales, el no prestar atención a la conservación de periódicos y revistas nosotros mismos nos creamos lagunas documentales que pocas veces logramos subsanar”.[3]
Comparto la preocupación del historiador yaxcabense: mientras se festeja con bombo, platillo, chácharas y articulitos de prensa, el centenario de la entrada de Salvado Alvarado a Yucatán, el periódico que el divisionario fundara sufre los embates del tiempo y la incuria de los hombres y mujeres.
¿Y cómo podemos crear puentes para traspasar esas “lagunas documentales” que “nosotros mismos nos creamos”? Creo que un trabajo de primera necesidad, para este 2015, centenario de la entrada de Salvador Alvarado a Yucatán, es hacer una reproducción completa de todos los tomos de La Voz de la Revolución en forma de libros, similar a lo que se hizo con El Bule Bule y La siempreviva, para acto seguido digitalizarlos y subirlos completos en el portal de la Biblioteca Virtual de Yucatán. El clima tórrido de Mérida, la inicua actitud de los dueños de la Carlos R. Menéndez,[4] biblioteca sin aire acondicionado y sin los elementos necesarios para la conservación de los periódicos, así como la desidia del gremio de los clíonautas, ayuda para que en los 150 años de la entrada de Salvador Alvarado a Yucatán, los historiadores del mañana –si es que existe el mañana- festejen haciendo consultas de archivo en las panzas de los descendientes de las polillas que actualmente mastican La Voz de la Revolución.

Postdata

Estas dos cuartillas sí que tienen destinatario: con el deseo de que el grupo de trabajo que ha instituido el gobierno del estado yucateco, presidido por el director del Archivo General del Estado de Yucatán, tome nota de esta mi petición: que se pidan los dineros necesarios para hacer algo por la memoria yucateca, y que se rescaten a la de ya, a ese periódico paradigmático. Creo que el Archivo General del Estado de Yucatán tiene algo que hacer de forma perentoria, necesaria e ineludible, aparte de clasificar completamente los años de Alvarado, los años de Carrillo Puerto, que se instaure en el AGEY un Fondo Chiclero, y que se siga con la clasificación, pueblo por pueblo, del mar de documentos de la memoria de los yucatecos perdida en la nula clasificación del siglo XX.





[1] Joed Peña Alcocer, “La Voz de la Revolución, entre el desconocimiento y la fragilidad de las fuentes”, Por Esto!, 26 de marzo de 2015.
[2] Idem.
[3] Idem.
[4] Creo que es el único lugar donde están completos los tomos de La Voz de la Revolución, aunque, al parecer, el jurista, sociólogo e historiador Francisco José Paoli Bolio, el más completo conocedor del Alvaradismo en Yucatán, tiene la colección completa en su biblioteca personal. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy triste que desde su blog denoste al Benemérito de la Educación Pública en Yucatán, don Rodolfo Menéndez de la Peña, llamándolo "chaquetero" (1. adj. coloq. Que chaquetea, que cambia de opinión o de partido por conveniencia personal.
2. adj. coloq. adulador.
3. adj. Guat. Dicho de una persona: servil (‖ rastrera).)
En endilgar sanbenitos personales a las personas con base a su criterio, sólo demuestras una gran pobreza en sus percepciones. Pero es de comprender, muy lamentable.

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