En un reciente artículo de opinión historiográfica
-¿o podríamos escribir, de opinión bibliotecológica?- el historiador yaxcabense
Joed Peña Alcocer toca el tema de la difícil sobrevivencia actual de un
periódico fundamental para el estudio del Alvaradismo en Yucatán (1915-1918), La Voz de la Revolución. De 1915 a 1919,
este periódico, fundado poco tiempo después de la entrada de Alvarado a Mérida,
en marzo de 1915, gracias a la incautación que el gobierno revolucionario
hiciera de las prensas y los linotipos de La
Revista de Yucatán, gacetilla de la oligarquía henequenera; sirvió como
mural periodístico para la “narración de cómo la Revolución Constitucionalista
se veía a sí misma ante el espejo, de la
inflexibilidad del régimen, pero también de los múltiples aciertos
administrativos de Alvarado”.[1]
Entre los elementos
tecnológicos que sirvieron para el fomento de la propaganda revolucionaria constitucionalista,
la fotografía fue de gran importancia en La
Voz de la Revolución: esas imágenes del hombre vestido con filipina blanca, botas con polainas y que administraba ágilmente en Palacio de Gobierno; de
los campesinos mayas, al parecer, redimidos por la lente; de los paisajes de
los pueblos visitados por la Revolución, etc.; al correr de los años, marchita
la propaganda primera de esas imágenes, sirven ahora para las rememoraciones
históricas y los cuchicheos de los clíonautas. Además, varias plumas, como la
del rábano (rojo de fuera y blanco de dentro) Ricardo Mimenza Castillo, José de la Luz Mena,
el porfiriano-revolucionario-chaquetero Rodolfo Menéndez de la Peña, y el poeta
Antonio Mediz Bolio, abonarían con su calidad literaria vertida en ese diario
alvaradista. [2]
El conocimiento del
Alvaradismo en Yucatán no puede obviar esa rica fuente documental que es La Voz de la Revolución. Sin embargo,
como bien recalca Joed Peña en su artículo, a pesar de su importancia, no se
cuenta con más de 2 o 3 colecciones completas de ese diario, y la mayoría de
los ejemplares están en deplorables condiciones. Existe una “fragilidad de las
fuentes” alvaradistas, a pesar de que los estudiosos de Alvarado se cuenten y
se cuentan solos por racimos. Joed Peña advierte que con esta “fragilidad de
las fuentes documentales, el no prestar atención a la conservación de
periódicos y revistas nosotros mismos nos creamos lagunas documentales que
pocas veces logramos subsanar”.[3]
Comparto la
preocupación del historiador yaxcabense: mientras se festeja con bombo, platillo,
chácharas y articulitos de prensa, el centenario de la entrada de Salvado
Alvarado a Yucatán, el periódico que el divisionario fundara sufre los embates
del tiempo y la incuria de los hombres y mujeres.
¿Y cómo podemos crear
puentes para traspasar esas “lagunas documentales” que “nosotros mismos nos
creamos”? Creo que un trabajo de primera necesidad, para este 2015, centenario
de la entrada de Salvador Alvarado a Yucatán, es hacer una reproducción
completa de todos los tomos de La Voz de
la Revolución en forma de libros, similar a lo que se hizo con El Bule Bule y La siempreviva, para acto seguido digitalizarlos y subirlos
completos en el portal de la Biblioteca Virtual de Yucatán. El clima tórrido de
Mérida, la inicua actitud de los dueños de la Carlos R. Menéndez,[4] biblioteca
sin aire acondicionado y sin los elementos necesarios para la conservación de
los periódicos, así como la desidia del gremio de los clíonautas, ayuda para
que en los 150 años de la entrada de Salvador Alvarado a Yucatán, los
historiadores del mañana –si es que existe el mañana- festejen haciendo
consultas de archivo en las panzas de los descendientes de las polillas que
actualmente mastican La Voz de la
Revolución.
Postdata
Estas dos cuartillas sí que tienen destinatario: con
el deseo de que el grupo de trabajo que ha instituido el gobierno del estado
yucateco, presidido por el director del Archivo General del Estado de Yucatán,
tome nota de esta mi petición: que se pidan los dineros necesarios para hacer
algo por la memoria yucateca, y que se rescaten a la de ya, a ese periódico
paradigmático. Creo que el Archivo General del Estado de Yucatán tiene algo que
hacer de forma perentoria, necesaria e ineludible, aparte de clasificar
completamente los años de Alvarado, los años de Carrillo Puerto, que se
instaure en el AGEY un Fondo Chiclero, y que se siga con la clasificación,
pueblo por pueblo, del mar de documentos de la memoria de los yucatecos perdida
en la nula clasificación del siglo XX.
[1] Joed
Peña Alcocer, “La Voz de la Revolución, entre el desconocimiento y la
fragilidad de las fuentes”, Por Esto!,
26 de marzo de 2015.
[2] Idem.
[3] Idem.
[4] Creo que es el único lugar donde
están completos los tomos de La Voz de la
Revolución, aunque, al parecer, el jurista, sociólogo e historiador
Francisco José Paoli Bolio, el más completo conocedor del Alvaradismo en
Yucatán, tiene la colección completa en su biblioteca personal.
1 comentario:
Muy triste que desde su blog denoste al Benemérito de la Educación Pública en Yucatán, don Rodolfo Menéndez de la Peña, llamándolo "chaquetero" (1. adj. coloq. Que chaquetea, que cambia de opinión o de partido por conveniencia personal.
2. adj. coloq. adulador.
3. adj. Guat. Dicho de una persona: servil (‖ rastrera).)
En endilgar sanbenitos personales a las personas con base a su criterio, sólo demuestras una gran pobreza en sus percepciones. Pero es de comprender, muy lamentable.
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