sábado, 2 de marzo de 2013

YUM CIMIL LE DIO GUSTO...

No tientes al Señor de la muerte en la Península, como lo hizo Ubaldo Martínez Flores, oriundo de Orizaba. Si no eres de estas tierras donde tiene sus dominios Yum Cimil,´si estás de paso o eres un advenedizo, te recomiendo que, si quieres morirte, no lo digas recio, no lo vociferes: mejor mátate o cállate, porque puede ser que te arrepientas, que desistas de morir, y te de las de malas que don Yum te haya escuchado.
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Don Yum tiene una oreja que abarca todo el cielo azul y el cielo negro, y a el le gusta madurar en tu sombra. Con don Yum, como se dice vulgarmente, no hay mamaditas de que "sí quería pero ya no quería": Yum te toma la palabra, y te desaparece cuando menos lo pienses.
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Así le sucedió al pobre de Ubaldo. Decía que se quería morir, pedía en reiteradas ocasiones a su compañero que le de lanate (un fuerte insecticida utilizado por los campesinos para plagas en sus milpas y huertos), intentó seducir a Ixtab colgándose una vez de su hamaca, pero su amigo, el petuleño Rufino Be no se lo permitió. La tristeza le había llegado a Ubaldo desde el trago, tenía principios de cirrosis, y por eso, antes que dejarse morir, habló serio a don Yum...Una noche, al apagar el foco y tumbarse en la hamaca a roncar el sueño, don Yum apareció para llevárselo, ahogándolo. Ubaldo nunca despertó.

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