lunes, 6 de julio de 2009

Un poemita cafeinómano


A Citlali, con intransigencia soberana

Noche navegable
Soberbio jardín de negra tierra labrantía
El sol en su caída sorprende a tu obstinado armazón de hierbas.
Frutos esquivos, hojas del polvo rutilante.
He aquí el silencio brotando de sus levaduras,
Habitando la luz de sus crepúsculos,
El bordoneo de cigarras en los ramonales de la tarde.
Los negros días se disuelven en la noche sin estrellas.
Los lotófagos se acuestan con una joven terriblemente bella.

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