lunes, 9 de febrero de 2015

Los mutilados del henequén



En abril de 1898, había aparecido en un periódico meridano un artículo donde se hablaba de la condición laboral extrema que se verificaba en las fincas henequenales cercanas a Mérida. Se titulaba “Los mutilados del henequén”, en el que se señalaba que eran frecuentes las pérdidas de las extremidades superiores de los jornaleros de campo debido a las condiciones de explotación en las haciendas, principalmente, en los departamentos de máquinas desfibradoras. 

Diariamente habían casos de mutilados en el hospital O’Horan, y estos accidentes ocurrían por dos cosas: por el estado de embriaguez con que trabajaban en las máquinas los jornaleros, y por “la costumbre inconveniente que existe en muchas haciendas de empezar los trabajos de raspa de henequén, á horas en que aún no ha amanecido”, a las dos de la mañana, cuando “la claridad es muy escasa pues los jornaleros aun somnolientos se tienen qué atener á la escasísima luz de pequeños faroles que no iluminan más de un metro á la redonda”. 

Es menester de vez en vez traer a mientes estas inhumanas escenas, pues hoy en día a muchos se les olvida que las bonitas haciendas henequeneras convertidas en hoteles y restaurantes de lujo, son antiguos lugares del crimen etnocida que se dio de 1870 a 1940 en el noroeste henequenero, en el que buena parte de la población maya de esa zona de la península (que no así para regiones alejadas de Mérida y los henequenales, como Peto y Valladolid) quedó devastada en sus "entramados de significados" culturales, y se dio para esos años un proceso de desindianización producido por el cada vez más empequeñecimiento de la milpa a costa del henequenal de los "reyezuelos del henequén". 

Fuente:

“Los mutilados del henequén. Necesidad de que los hacendados tomen mayores precauciones”. La Revista de Mérida, 14 de abril de 1898. 

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