Centro de la villa de Peto. Fotografía de Gilberto Avilez Tax
Ellos estaban por el rumbo de Xtahzi, cerca de aquí de la
estación del pueblo, haciendo sus
reuniones. Xtahzi es un rancho que queda por Progresito, al oriente de Peto. Se
reunían porque tenían la idea de hacer la chinga de que vayan a Catmís a
liberar a la gente. En aquel tiempo, en el cuartel de Peto hay como 10 o 12
presos, y también querían liberarlos. Dice mi padre que cuando empezaron a
reunirse en Xtahzi, al primer día eran como 18 o 20 cabrones. Estaban
amontonándose para asaltar el cuartel de Peto. Al día siguiente fueron a Xtahzi
más o menos como 16. Casi ya no querían hacer la cosa. Entonces, otro día se
presentaron solamente 13, y fue cuando dijo Elías lo siguiente:
.- Mira,
Okich, como está esta pendejada. Ya no hay más hombres en Peto, y mañana cuando
vengamos ya sólo seremos cuatro, y al otro día tú y yo, y al último solamente
yo. Si quieren, pues mejor nos vamos de una chingada vez.
.- Bueno, pues tú
mandas, Elías, ¡al carajo de esperar!, que yo estoy dispuesto a cualquier hora
que digas.
Dice otro:
.-Yo también, si
para eso vine.
.- ¡Peel u na’
ko’one’ex tu puli’[1]
Se quitaron de Xtahzi, cargaron con sus carabinas y
esperaron en los aledaños del pueblo a que estuviera completamente cerrada la
noche. Primero aquí en Peto chingaron el Palacio municipal, intentaron matar al
jefe político pero este cabrón huyó, y soltaron a los presos. ¡Jálale!, no sé
dónde buscaron armas pero se fueron caminando para Catmís. Allá en el camino
vieron a un huach que estaba yendo a
leñar, Antonio Reyes creo que se llamaba. Le dicen a Reyes:
.- Mira, tú tienes
que acompañarnos.
Dice Reyes:
.- No, pues si
eso están buscando, yo los acompaño con todo gusto.
Y siguieron el
camino con Reyes. Cuando llegaron a Catmís, Reyes dijo:
.-Mira, Elías,
si quieres trabajar conmigo, vámonos, pero yo soy tu segundo, porque mira, si
tú te quedas abajo, yo me voy arriba,[2]
y cabrón soldado que se te acerque a ti y no le entra mi tiro, los de abajo lo
van a chingar. Nosotros subimos en el segundo piso y a los que están viniendo
lejos, a esos los vamos a chingar.
“Bueno, está bien”, contestó Rivero, y se amontonaron
todos como langostas, ya están entrando a Catmís y ya liberan de inmediato a
los esclavos y una parte se acomoda abajo y otra arriba de la casa principal de los amos y comenzó la chingadera.
El gobierno, cuando vio que ya chingaron a Catmís, comienza a recoger a la
gente para la leva aunque sea panadero o campesino. Bueno, chingaderas hizo
también el gobierno dando armas a la gente, pero la gente no las sabe manejar,
y sólo se van a Catmís a morir.
En
Catmís hay alcohol, hay pita y comida en abundancia. Contaba mi padre que
quince días hicieron allá.[3]
Mataron cochino, ganado, todo lo que ven allá de comer lo están comiendo. Y que
estaban buscando a un Cirerol, creo que era el patrón. Entonces, Cirerol está
escondido entre las pacas de los costales, y lo agarraron y lo sacaron allá
afuera. Y le dicen al jefe:
.- Mira,
Elías, ahí está ese cabrón, encontramos a uno de los macucos[4]
entre las pacas de maíz, ¿qué le hacemos?
.- Pos que lo
toreen con picadores.
¡Puta madre!, sacaron a ese pobre señor, y ahí lo están
toreando y punzando, lo están chingando y él está gritando hasta que murió. Al
ver esto, mi padre pensó:
.- Yo ya vi,
ya calé a este hombre, tiene valor este señor. Elías Rivero es un hombre de
valor.
Y al ver esto, no faltaba un k’aas loco[5] que prendió los planteles de caña, y putis, esos pobres soldados que estaban
ahí guardados, pues se achicharraron. Prendieron la caña, y uff…, ahí están
gritando los pobres, ¿y a donde van a ir en medio de la candela? Y cuando
terminó la cosa, dijo Rivero: el que se salvó, que vaya a su casa, o que busque
donde irse, nosotros ya nos vamos.[6]
[1] ¡Pues vámonos de una chingada vez!
[4] Yucatequismo: significa
“los más abusados o los más ricos”. En este contexto, se refiere a uno de los
principales.
[6] Entrevista de tradición
oral con el señor Graciliano Tamayo, 85 años, ex chiclero y tendero, Peto,
Yucatán, 1 de diciembre de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario