martes, 30 de junio de 2009

¿Sigue volando el Cóndor?


Todavía el pasado 26 de junio, una nota de La jornada recogía premonitorios informes de Martín Almada, miembro del comité ejecutivo de la Asociación Americana de Juristas, y premio Nobel alternativo de la Paz 2002. El jurisconsulto señalaba, que en el marco de la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA), los ejércitos del continente, incluido el mexicano -que mal la hace de policía y que nos ha llevado, en tres años, a una considerable sangría y al disparo de la anárquica violencia-, han elaborado listas de “subversivos” y se las han intercambiado entre ellos, como una calca fiel de la “Operación Cóndor” de los años 70, un “pacto criminal” trabado por los gobiernos militares del cono sur de ese entonces (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay), para perseguir a sus bestias negras, es decir, todo lo que olía a rojo cubanófilo bolchevique guevariano opositor al régimen de los carniceros gorilas de ese negro periodo de la historia americana.
¡Es claro!, decía Almada: los ejércitos no gobiernan ahora, pero mantienen un alto poder como para sentir su presencia o, como lo que estamos viendo desde el domingo en Honduras, destrozar a culatazos y amagos del terrorismo de las balas, la democracia popular hondureña construida mediante la formalidad burguesa de las urnas (la única democracia que toleran los altos mandos de la oligarquía, son las democracias “no subversivas”, mismas que implican, la exclusión de los derechos sociales, políticos y económicos de los pueblos, la ruina de las transformaciones sociales a fondo, la pulverización de órdenes económicos más humanos y distintos a los abstractos modelitos importados por la Democracia Corporation S.A, made in PENTAGONO).
Almada, en el marco del foro La internacionalización de la represión, señalaba que con este pacto de cooperación represiva, “orquestado y mantenido por el Pentágono”, sólo se hace evidente que “EL CÓNDOR SIGUE VOLANDO Y AHORA LO HACE DE LA MANO DE LA CEA”. Advertía también que nos encontrábamos, los pueblos americanos que, en su mayoría, como un efecto dominó desde que cayera la primera ficha de la oligarquía en Caracas, con las quiebras inenarrables del neoliberalismo en la región, han decidido por la vía de la izquierda (y esto como efecto de la pauperización creciente de muchedumbres hambrientas, privatizaciones que llevan a guerras civiles como la guerra del Agua en Bolivia, migraciones de pueblos enteros, desarticulación del tejido social estatal como sucede en Centroamérica con el fenómeno de las Maras salvatruchas, migraciones de hambre de 20 millones de mexicanos hacia el Tío Sam, polución del narco, pudrición total de la clase política y la clase oligarca, fracturas insalvables de la democracia mexicana en 2006); nos encontrábamos, decía el nobel alternativo, “EN LA ANTESALA DE LA OPERACIÓN CÓNDOR II”.
La prospectiva de Almada, en menos de 24 horas, se convertía, en la madrugada del domingo del día siguiente, en una certeza temible para muchos: pues en una primera lectura de la situación, Honduras significaba el regreso de los gorilas, esas mascotas fratricidas de las más rupestres de las derechas rupestres del mundo (y las derechas centroamericanas, mexicanas y sudamericanas son las peores del mundo, por asesinas y comprometidas con los intereses de Washington), cuando el presidente Constitucional de ese país, Manuel Zelaya, escorado a la izquierda, fuera defenestrado –pero no destituido porque, en técnica constitucional, él sigue siendo el presidente para los ojos del mundo- por un regimiento de 200 militares teledirigidos por la cúpula de las Fuerzas Armadas de ese país subsumido en la más atroz miseria por, y cito al presidente Zelaya –reconocido así por todo el espectro ideológico de la Comunidad Internacional-, “una élite muy voraz, una élite que lo único que está deseando es mantener al país aislado y con un extremo de pobreza”.
Hoy es Honduras; mañana, tal vez, Nicaragua; la otra semana Evo y “sus indios” según designación de los racistas de Santa Cruz; para el otro domingo Ecuador y su valiente presidente. ¿Permitirán los nueve miembros del Alba, el teniente coronel Chávez Frías, tanto sistemático atropello a la voluntad popular de un pueblo digno que desde el día de ayer, volcado a las calles de Tegucigalpa, clama por el restablecimiento del orden constitucional y se enfrenta desarmado a tanques y tanquetas, y que no ceja por el regreso irrestricto de su legítimo presidente? Y cuando pregunto si permitirán los miembros del Alba tanta cínica canallada de los derechistas de mierda, no me estoy refiriendo a una intervención armada, violatoria de la autodeterminación de los pueblos como la que acostumbra efectuar estados canallas como Estados Unidos o la Colombia fascista de Uribe, sino a planes diplomáticos, políticos, económicos, mediáticos, para presionar al gobierno del usurpador pelele Micheletti a dimitir.
Los del Alba, correctamente, no han perdido el valioso momento. Hoy, a cuatro columnas, leo con beneplácito en los portales de internet las primeras maniobras de todos los países de Latinoamérica y el Caribe, que han cerrado filas en torno al presidente constitucional Zelaya. Reunidos en Managua expresamente para analizar la situación hondureña, los miembros del Alba, del Sistema de la Integración Centroamercana (SICA) y los del Grupo del Río, pretenden aislar mediante tres vías (política, diplomática y comercial) al gobierno de facto de la oligarquía, para la restitución inmediata al poder de Zelaya para el jueves próximo, fecha en que regresará, junto con Insulza, de su exilio forzado.
Nuevamente, el teniente coronel Hugo Chávez Frías, ha dado la nota, a un tiempo certera y temeraria. Valiéndose de un artículo de la constitución hondureña, que habilita a la insurrección popular en caso de que el pueblo se enfrente a un gobierno usurpador como es el a ojos vistas el actual que preside Micheletti, ese monigote de la oligarquía hondureña, Chávez, ex golpista en 1992 que encausó sus ímpetus sociales por la vía de las urnas, sentó jurisprudencia ayer en Managua: “Le decimos –decía Chávez- a los golpistas de Honduras que estamos listos para apoyar la rebelión del pueblo de Honduras…y eso no va a ser en palabras…nadie debe obediencia a un gobierno usurpador. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional. Pues nosotros estamos puestos a apoyar la insurrección del pueblo de Honduras”. No va a ser sólo en palabras, dijo el teniente coronel.
Lo que sí es claro, es que, como dice Andrade Jardí, con el execrable golpe a la democracia hondureña efectuada por la oligarquía derechista mediante interpósita persona, es decir, por medio de una pandilla de legisladores y simios uniformados, una vez más, “los siempre ‘democráticos’ derechistas latinoamericanos hacen gala del repudio que sienten por la voluntad popular”. No hay derecha, escribía Jardí, que soporte la democracia electoral (lo vimos en México en el año 2006 con el mega pucherazo de proporciones hercúleas) cuando los resultados le son adversos. Por el serval temor a perder sus feudos estados encomiendas, las maniobras de las pútridas oligarquías –en asqueante contubernio con intereses españoles y gringos-, para detener, o tratar de detener, las oleadas de cambios sociales que cunden en Latinoamérica, son cientos:

“…baste el acosamiento al Evo Morales y sus ‘indios’ que, bajo las reglas impuestas por la burguesía, eligieron cambiar su realidad, lo que la derecha, financiada por la CIA, se ha ocupado de minar minuto a minuto, o los constantes golpes (literalmente hablando) contra Hugo Chávez electo y refrendado otra vez, o la historia de Nicaragua y la contrarrevolución por tantos años promovida por la CIA y las oligarquías corruptas del continente. EL GOLPE EN HONDURAS NO ES UN HECHO AISLADO, ES, POSIBLEMENTE, EL LABORATORIO DE LO QUE LOS DEMÓCRATAS CRISTIANOS Y LOS FASCISTAS LATINOAMERICANOS, CON DINERO DE LA MONÁRQUICA DERECHA ESPAÑOLA Y EL IMPERIO YANQUI, AUGURAN PARA EL CONTINENTE…”

Nosotros, los de abajo, los que hemos llevado a los Chávez, a los Evos, a los Correas y a Zelayas al poder, les decimos, y que se oiga fuerte, a esos fascistas malinches y a esas coronas y a todos los imperios del mundo: ¡No pasarán!

¡No pasarán en Honduras!
¡No pasarán en Bolivia!
¡No pasarán en Miraflores!
¡No pasarán en Nuestra digna, rebelde y bella América!

Fuentes:

Ricardo Andrade Jardí, “Nunca más la imposición”, en Por Esto!, 29 de junio de 2009.
Carolina Gómez Mena, “Advierten en foro sobre nueva ola represiva contra subversivos de AL”, en La Jornada, sábado 27 de junio de 2009.

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