martes, 8 de octubre de 2013

NIÑERÍAS DE HOMO ACADÉMICUS: ¿DE QUÉ GENOCIDIO ME HABLAN?

Dos estatuas no hacen el verano en Yucatán. Esto lo digo porque, francamente algunas ideas que están saliendo del Festival Maya independiente no las comparto. Comparto muchas cosas, como el reconocimiento a Domingo Dzul Poot por su obra literaria, y el no olvidarse de grandes músicos que hacen vibrar el corazón con el mayapax como don Vicente Ek. Eso se alaba, así como hacer conocer a las nuevas voces y raíces del viejo árbol del Yaxché milenario.
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Pero de ahí a execrar a unas estatuas con estudios sesudos e indigeribles, y poner en el cartel de invitación una parte del bello retablo de la casa de Montejo como para prender los ánimos de los que siguen entrampados en la dicotomía hispanista-mayista, en el que se ve cómo un conquistador pisa dos cabezas de dos “conquistados” que no eran precisamente mayas sino barbudos (moros, tal vez), es algo que no se comparte. Hay cosas mejores que criticar y discutir, más apremiantes, más importantes.
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La pregunta es, ¿negaremos un pasado que nos pertenece? Y este pasado no solamente estriba en la admiración vacuna por la grandeza eterna de los logros de la sociedad maya, sino, desde luego, en las iglesias de los pueblos, la catedral de Mérida, las fiestas a sus Cristos de las Ampollas y otros patronos, y el retablo de la Casa de Montejo. Este pasado es para el yucateco con miras no estrechas, no entrampadas en la dicotomía hispanista-mayista.
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Cierto, la mesa panel del 19 de octubre, en el que participarán académicos de valía –y otros, no tanto-, versará sobre, o contra, las estatuas de Montejo que remata el paseo de Montejo del mismo nombre. Ya dije antes que esas dos estatuas reciben más y mejores críticas incisivas de los pájaros y palomas todos los días, que en vez de las críticas anuales de los académicos que tienen mucho tiempo de sobra por lo visto, como para discutir frivolidades.
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La mesa panel se llamará “Las estatuas de los Montejo: apología del genocidio”. ¿De qué genocidio me hablan? La frase es más que inexacta. En primera porque lo que se dio en el siglo XVI estuvo acorde con el espíritu de la época (católico, eurocéntrico, lo que quieran), y hasta la palabra misma "genocidio" fue acuñada en 1944 por el internacionalista Raphael Lemkin. Si uno deja de ser demasiado, o férvidamente apasionado, comprobará que, es cierto, en las Antillas se dio la desaparición total de los grupos y bandas prehispánicas, pero al llegar a Tierra firme los “castilanes”, no hubo nada de eso: las más desarrolladas sociedades prehispánicas (la mexica y hasta el pasado maya antes del declive en los años 900 d.c) le pasaban más de dos hombros a los "bárbaros" "castilanes", o castellanos. ¿Podríamos entonces hablar de genocidio si lo que comprobamos al leer la historia, fue la sobrevivencia de la sociedad maya? ¿Me hablan de genocidio académicos como Yuri Balam, García Quintanilla, et al, cuando todos los días comprobamos -y comprobamos más, ahora con el Festival de la Cultura maya independiente- que la sociedad maya sobrevivió a ese terremoto del siglo XVI, y que los conquistadores fueron conquistados en varios aspectos? ¿Nos hablan de genocidio, cuando la mitad de los yucatecos es parte de la sociedad maya, y la otra de la sociedad mestiza? No comprendo la lógica que se destila cuando se hablan obviedades.

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