sábado, 22 de diciembre de 2012

#TeEngañoComoLosMayas

El día previo al 21 de diciembre, fecha en que supuestamente se “acababa el mundo” gracias a la propaganda falaz de medios de comunicación masivos, de fundamentalistas newageanos, escribí un artículo donde señalaba el desconocimiento profundo tanto de tirios (newageanos) como de troyanos (fundamentalistas étnicos e indigenistas que creen en el mito del “buen salvaje”), y entre otras cosas, asentaba que:
Mañana…comienza otro “bactun”, etc., y yo me pregunto, ¿quién lo dice? No lo dice el campesino que va a su milpa y escucha el aire recorriendo los árboles, ni lo dice el que está en la obra de sol a sol: lo dicen, además de la propaganda racista de la clase política y económica preparada para hacer su viernes de feria con sus turistas obesos; lo dicen los ideólogos indigenistas, los intelectuales orgánicos enamorados de un pasado idealizado, y muy poco conocido”.
En efecto, el 21 de diciembre de 2012, fecha supuestamente apocalíptica, que yo sepa, no fue voceado por ningún pueblo, por ninguna asociación maya que se dé a respetar, por ningún campesino desconocedor de esas chácharas efectuadas desde capitales regionales y nacionales. Por el contrario, fue voceado por un gran complejo mediático para atraer el turismo a las zonas arqueológicas. En Yucatán, 2012 fue el año de la cultura maya.
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Pero al llegar el 21 de diciembre, obviamente que ni hubo maremotos, ni terremotos, tsunamis gigantescos o fiebre volcánica y meteoritos cayendo: nadie murió, y el mundo sigue girando en su eje acostumbrado.
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Sin embargo, el terremoto, este virtual, que se presentó el mismo 21 de diciembre, corrió como lava bajando por los cerros y colinas de las redes sociales. Con el Trendig Topic "#TeEngañoComoLosMayas, dio inicio a una especie bufa de linchamiento contra los “mentirosos” mayas. Un merolico obsesionado por el twitter, Federico Arreola, escribió ese día una columna donde hacía alusión al tópico de moda y a la marcha que los zapatistas hicieron el día del comienzo de un nuevo bactún:
El TT más relevante sobre el fin del mundo ha sido, al menos en México, #TeEngañoComoLosMayas, y es que después de tanto hablar de que todo acabaría el 21 de diciembre, en cuanto se pudo comprobar que no pasó nada (¿sigue todo operando normalmente? Parece que sí) pues, carajo, los mayas merecieron el pitorreo.
¿Cuál pitorreo? Además de que soportan en sus espaldas la exclusión y la histórica pobreza, ahora, gracias al racismo fraguado por la clase económica dueña del turismo y sus voceros políticos-mediáticos, los mayas se merecen, según Arreola, el justo pitorreo. Arreola, haciendo alusión a la frase que escribió Marcos en el comunicado de ayer sobre el mundo capitalista que se derrumba, preguntó que
¿Cuál es, según Marcos, el mundo que se derrumba? El nuestro, es decir, un mundo que ha logrado los mayores avances democráticos de la historia, en el que se respetan los derechos humanos más que en ninguna otra época, que combate cada día con más éxito las enfermedades y que ha puesto al alcance de cualquiera con un mínimo de curiosidad los desarrollos principales de la ciencia y la tecnología.
Y acto seguido, este chilango conservador, demostraba el nulo conocimiento que tiene de la sociedad maya, escribiendo una sandez. Cual nuevo Ginés de Sepúlveda redivivo, señaló estas siguientes aberraciones históricas que se pueden objetar si alguien leyera un poco de historia mayista:
¿Cuál es, en la lógica del Subcomandante Insurgente, el mundo que resurge? El maya, en el que unos pocos sacerdotes y nobles explotaban brutalmente y hasta llegaban a esclavizar a muchos campesinos, basado en una mala economía agrícola y en el que se practicaba un juego de pelota en el que, solía ocurrir, se castigaba con crueldad a los perdedores.
Definitivamente, el tipo, Federico Arreola, apesta al por mayor. Además de que eso de "democracia" y "libertades" para todos nadie se lo cree (el mínimo de lucidez, comprobará que la democracia y libertad, etc., es de pocos, de poquísimos, aquí en México -país de pocos y de 50 millones de pobres- y el mundo), el twittero del SDP dio muestras de su desconocimiento profundo del movimiento zapatista. El EZLN no propone, ¡nunca ha propuesto!, regresar a épocas de barbarie, pero estas épocas de barbarie, habría que apuntar, fueron interrumpidas por movimientos de liberación campesina en el mundo maya. En el siglo IX, un gran movimiento de liberación campesina sirvió para que la cuota tributaria de sangre de los “pocos sacerdotes y nobles” que “explotaban brutalmente” a los campesinos mayas, fuera suprimida, y el periodo clásico entrado a una decadencia progresiva. Sin embargo, lo que queda del 21 de diciembre de 2012, es la frase TeEngañoComoLosMayas, una frase que demuestra el racismo galopante de una sociedad mexicana a todas luces racistas. ¿A quiénes engañaron, cuándo los engañaron, y por qué se dejaron engañar? No le echen la culpa a los mayas de las imbecilidades de los otros.

jueves, 20 de diciembre de 2012

REFLEXIONES DE OTRO INTRUSO: A PROPÓSITO DEL “FIN DEL MUNDO”.



Desde el siglo XVI, en menor o mayor medida, todo es ineluctablemente Occidente. Paz decía que somos un occidente “excéntrico” por nuestro pasado mesoamericano, latente y vivo todavía, pero al final de cuentas, nada nos quita el derecho de reconocernos parte de esa gran civilización occidental, sin obviar, por supuesto, a la civilización mesoamericana.

Yucatán y sus 3 siglos de colonia con sus iglesias de pueblo y sus catecismos y su economía de despojo y su inclusión-exclusión bilingüe de la población nativa y su mestizaje y su siglo liberal decimonónico y su proceso integracionista en el siglo XX, ¡por supuesto que es parte de occidente! Los que no reconocen esto, está de más decirlo, son los fundamentalistas enamorados de un pasado “enigmático”, “místico”, por no decir desconocido para ellos, a pesar de que hablen a la perfección el maya.

Mañana, señalan esos fundamentalistas, comienza otro “bactun”, etc., y yo me pregunto, ¿quién lo dice? No lo dice el campesino que va a su milpa y escucha el aire recorriendo los árboles, ni lo dice el que está en la obra de sol a sol: lo dicen, además de la propaganda racista de la clase política y económica preparada para hacer su viernes de feria con sus turistas obesos; lo dicen los ideólogos indigenistas, los intelectuales orgánicos enamorados de un pasado idealizado, y muy poco conocido. Porque de sobra es sabido: la pereza intelectual de estos indigenistas y “mayas profesionales” es abismalmente insoportable. Este mote de “mayas profesionales”, habría que explicarlo. Borges una vez dijo esto de Federico García Lorca:
Jamás me gustó Lorca. Vi “Yerma” y lo encontré tan estúpida que me marché del teatro…Charlé con él en Buenos Aires. Me pareció un hombre que actuaba, que representaba un papel. Yo he vivido en Andalucía y los andaluces no son así. Tal vez pensó que en Buenos Aires debía mantener ese personaje. Bueno, pues cuando yo conocí a Lorca, él era un andaluz profesional. Quería deslumbrarnos.
Considero a los fundamentalistas étnicos peores que los newageanos: los primeros, al contrario de la sinceridad vacuna de los segundos, son insinceros, representan un papel, y descreen de las verdades evidentes. Y la occidentalización de la Península de Yucatán es una de esas verdades, por no decir la verdad incontrastable. A propósito de los bactunes y de las fiebres del “despertar” a la nueva vida (discurso edénico de los fundamentalistas indigenistas), o de la debacle mundial (discurso de ciertos newageanos estólidos, como la tribu de italianos que hoy o mañana se inmolan en sus bunkers, allá en los montes de Xul), López Austin ha señalado claramente la supina ignorancia tanto de tirios (los fundamentalistas) como de troyanos (los newageanos): las concepciones del México antiguo, explica el historiador del pasado indígena, “pudieron ser verdaderamente admirables, pero eran las suyas, las correspondientes a la cosmovisión por ellos creada y usada. Tratar de adoptarlas en nuestros días, buenas o malas, es algo anacrónico, ilusorio e inútil”.
Algo peor que el anacronismo, es romper con una tradición de pensamiento incoada desde los albores mismos de la colonización: somos, mal que les pese a los viciosos del “pensamiento mágico”, escolásticos algunos, descarteanos otros: no hay fines y comienzos cíclicos, hay una sola oportunidad para todo, y el renacer será, lo dijo el hombre del madero, en el polvo.

López Austin ha criticado esa vieja tradición de las élites mexicanas: la idealización del “indio muerto”, excluyendo al indio vivo: “el fin del mundo” será una jalada mercantilista, una tomadura de pelo creada para troquelar billete para los restauranteros, abultar la cartera de los hoteleros, una excursión “mística” del turismo que quiere ver si en verdad el perro mundo se acaba. Mientras tanto, la exclusión tumultuaria de los que no son fundamentalistas, de los que no son “mayas profesionales”, tiene proporciones giganteas.

Hace días señalé mi seriedad a la hora de hablar de ciencia y universo maya. Decía que hacía mis pininos estos días de asueto leyendo sin cuartel puros textos de arqueología e historia mayista, desde Landa, pasando por Thompson y doña Linda Schele; y que los absurdos del bactun no los trato ni en mis conversaciones privadas, y que me dan pena esas gentes que hasta se atreven a pensar socarronamente el tema de que ¡se acaba el mundo, se acaba!, y ni se me ocurre seguir el chistecito mercantilista.

Sin embargo, observé que el fin no se dará por medio de una roca de varias leguas de longitud que anda errante en el éter, sino por las nuevas condiciones económicas actuales de los mayas “no profesionales”. Como dijo el doctor Lizama en la presentación de un libro de folklor, el fin de los mayas llegó hace varios años con las políticas neoliberales y con la desregulación del campo mexicano. Hace una semana apenas, mi amigo Pascual Vera Palomo me decía que con el Procede (Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación Ejidales) y el PROCECOM (lo mismo, pero para tierras comunales), varios campesinos de San Francisco, comisaría de Peto, vendieron sus "lotes", y ahora, mal picando el poco dinero que les queda de esa venta, sobreviven de la "tricitaxiada" en las calles de Peto (de ahí los miles de tricitaxis en la Villa), o en su defecto, viven de las entregas de dinero que les otorgan sus hijos descampesinados y, eso sí, convertidos en obreros de la construcción que hacen la riqueza arquitectónica de la Mérida blanca o del turismo de tierras del oriente de la península. El fin del mundo maya es ese, tiene que ver con la muerte –y no hablo de metáforas- de la milpa, con la descampesinización galopante que ha durado más de una generación.

López Austin, como todo historiador seminal, no cree en “idealizaciones”, en ingenuidades del mundo salvaje, y está convencido de que:
[…] muchos de nuestros errores actuales descansan en nuestra ignorancia de la historia, la cual no es una máquina para fabricar héroes y traidores, sino un medio inapreciable para crear conciencia social. El saber de nuestra historia debe ser profundo, sin idealizaciones ni ingenuidades. O somos conscientes o simplemente nos dejamos llevar por la corriente. O conducimos nuestro destino o nos transformamos en dóciles navegantes, obedientes a voluntades ajenas.
El mundo prehispánico hizo sus teorías del universo, sus escatologías propias, sus visiones del tiempo, formó sus normas y reguló la vida de sus gentes. Pero del mundo clásico prehispánico al mundo colonial, pasando al mundo actual, hay un hiato insalvable que dudo que reconozcan los fundamentalistas y los “mayas profesionales”. Pero del hiato histórico a que me refiero, no se dio con la “conquista” europea, sino mucho antes, cuando se rompió el equilibrio social entre las élites mayas y el pueblo macehual.

 


La idealización no se circunscribe a los ingenuos. Thompson y Morley pecaron de esa tara, idealizando el periodo clásico como de paz y amor. En Reflexiones de un intruso, Octavio Paz sintetizó las ideas del libro de Linda Schele y Mary Ellen Miller, The Blood of Kings, Dinasty and Ritual in Maya Art (1986, hay traducción al castellano), de la siguiente manera: con el desciframiento paulatino de la escritura maya, la vieja hipótesis del “paz y amor” suscrita por Thompson y el gran Morley, fue hecha pedazos. Las “teocracias pacíficas” del periodo clásico fue una interpretación errónea propia de los comienzos de la arqueología maya, y en su lugar, “aparece un mundo de ciudades-Estados en perpetua guerra unas contra otras y regidas por reyes que se proclaman de sangre divina. Las guerras no tenían por objeto la anexión de territorios sino la imposición de tributos y la captura de prisioneros. La guerra era el deber y el privilegio de los reyes y de la nobleza militar. Los prisioneros pertenecían a esta clase y su destino final era el sacrificio, ya en lo alto de la pirámide o en el juego de pelota”. El libro de Schele y Miller invertía la anterior visión hegemónica cincelada tanto por Morley como por Thompson:
Su pintura del mundo maya es –dice Paz-, a ratos, una imagen invertida de la que tenían Thompson y Morley. Para aquellos, la verdadera historia maya era la del cielo; aquí abajo, bajo el dominio de las ‘pacíficas teocracias’, no pasaba nada. Para la nueva concepción, la historia desciende del cielo y regresa a la Tierra: aquí abajo pasan muchas cosas. Lo malo es que siempre son las mismas cosas: reyes que ascienden al trono, combaten, triunfan o son vencidos, mueren.
Sin embargo, la nueva generalización guerrera propuesta por Schele y Miller, tendría que ser matizada, ya que en una sociedad, en cualquier sociedad humana, no existe un solo elemento dinamizador que mueva la maquinaria social: existen diversos dinamizadores: el comercio, el arte, la literatura, la filosofía del tiempo y, por supuesto, la guerra. Thompson se sorprendía del poco espíritu práctico de los escrutadores del cielo, interpretando los datos de una forma unilateral:
La civilización de este grupo humano no sólo dio genios al mundo, sino que los dio dentro de una atmósfera que nos parece increíble. Cuando se estudia este pueblo, uno no puede elaborar sus razonamientos sobre la base de lo que cree que es obvio y lo que no lo es, pues se da cuenta de que llegó a alturas insospechadas en lo abstracto y en cambio alcanzó casi sólo magros resultados en lo práctico. ¿Qué extraños fenómenos mentales, por ejemplo (desde el punto de vista nuestro), llevaron a las clases ilustradas a escrutar los cielos, pero no a concebir el principio de la rueda…?
Sencillamente porque en América no había animales de tiro, sencillamente porque el pueblo maya se adaptó a la perfección a la lujuriosa selva del Petén como ningún otro pueblo –salvo los kmer del sudeste asiático-, concibiendo tecnologías hidráulicas, rutas comerciales, y materias diversas para la rauda florescencia de la civilización maya. Sin animales de tiro, con pocas rutas al interior terrestre navegable, los mayas fueron demasiados prácticos como para crear en seis siglos una civilización admirable. Además, ¿qué cosa no es la más práctica que la invención de la escritura para un pueblo obsesionado por el paso del tiempo?

Hemos dicho que el hiato histórico entre la civilización clásica se dio mucho antes que los europeos vinieran a crear su sociedad mezclada con la sociedad mesoamericana. Recientemente, el arqueólogo e historiador Julio Cesar Hoil Gutiérrez, señaló que las visiones catastrofistas de las élites opresoras que crearon los variados centros ceremoniales del periodo clásico, con la disrupción producida por el campesinado maya a finales del periodo de "grandeza" (sigo la terminología del ameno Thompson), fueron completamente olvidadas, incluso señaladas como elementos arquitectónicos o ideológicos opresores. Entre el universo clásico del siglo III al siglo IX de la era cristiana, Thompson ve en el enmudecimiento sistemático de las ciudades mayas en todo lo largo del siglo IX (las estelas dejaron de esculpirse), una gigantesca revuelta campesina contra las élites, la cual se asemejaría mucho, muy mucho, a la gran rebelión maya de mediados del siglo XIX (Si estamos de acuerdo con el pensamiento cíclico, cada mil años hay grandes revueltas en la Península). Con esta aseveración, Thompson, aunque sustentó la tesis de las “teocracias pacíficas”, le da la razón a la visión sangrienta de la selva de reyes descritas por Schele y Miller. Los mayas del siglo IX, como sus descendientes de mediados del siglo XIX, se cansaron de las fuertes tributaciones (de sangre, unos; de brazos, tierras y obvenciones, los otros) que cada vez se cernían sobre ellos, y comenzaron una revuelta que duró más de un siglo (la Guerra de Castas duró medio siglo, y por lo visto, las Grandes Rebeliones campesinas mayas son de larga, larguísima duración). Dice Thompson al respecto:
No es ilógico tampoco pensar que hubo una serie de rebeliones de la gente del campo contra la minoría teocrática de los oficiantes, los “squarson”…y los nobles. Este levantamiento puede haberse originado en las incesantes y cada vez mayores demandas de servicio para trabajos de construcción y para la consecución de alimentos destinados a un número también creciente de personas que no se dedicaban a la producción.
Thompson asegura que, aunado a los incesantes servicios personales, las nuevas ideas venusinas traídas por itzalanos invasores (culto a Kukulkán, influencia “mexicana” con sus ritualidades fálicas) hizo pensar a los labriegos que la élite ya no realizaba “su función más genuina, o sea la de propiciar a los dioses del suelo, únicos en los que aquella gente humilde creía de todo corazón”. Sin embargo, podría señalar la hipótesis, en base a las ideas de Schele y Miller, que el tributo de sangre se fue acrecentando, y esto desencadenó una tremenda revuelta campesina contra los opresores que discurrieron sus ideas del “fin del mundo”, que pusieron los planos de los centros ceremoniales que cobraban vidas de la sociedad campesina; preocupada esta última, en exclusiva, de su vida cotidiana de subsistencia, y que no le preocupaba entender esas quimeras matemáticas de los katunes, baktunes y otras nomenclaturas que degustan con fruición los “mayas profesionales” actuales.

Podría decir, para terminar este artículo, que las ideas del nuevo renacer, o del inminente fenecer, son ideas extrañas para la sociedad maya actual que no lee literatura “indígena” de los mayas profesionales, que no fabrica conjeturas newageanas, que vive su vida como lo comenzaron a vivir los “labriegos revolucionarios” del siglo IX que demostraron su odio contra la élite esclavista de ese siglo haciendo varias tomas de la Bastilla en cada centro ceremonial que caía ante su ira subalterna. La idea actual que los mayas no profesionales tienen de esos centros ceremoniales, hecha mucha luz, bastante tea ardiente, sobre ese desprecio milenario contra esas ciudades y templos de la antigua casta dirigente del siglo IX:
“Los mayas modernos –dice Thompson- creen que las estelas, los quemadores de incienso, adornados con caras y otras reliquias por el estilo albergan espíritus malignos que cobran vida por las noches y causan enfermedades y aun la muerte”.
Al contrario de Thompson, me niego a creer que estas ideas que el pueblo maya (no aludo a los “mayas profesionales”) tienen de los “mules” y otras piedras amontonadas, no estriban en la “superstición y el miedo”. Por el contrario, creo que estas ideas de los labriegos del siglo XX y XXI sobre las ciudades prehispánicas, dice mucho de esa fuerte tradición oral impregnada en las estructuras mentales de los herederos de los campesinos mayas que se levantaron en armas contra sus opresores de la élite. Al fin y al cabo, Walter Benjamin habló de que no existe documento de cultura que no sea documento de barbarie. Los mayas del siglo IX, al devastar estelas, lo supieron. Los mayas de mediados del siglo XIX, al destechar iglesias y prender pueblos, ciudades y haciendas de los dzules, no lo olvidaron.

Fuentes

Mateos-Vega, Mónica, “La idea del fin del mundo, ajena a los mayas. Ignorancia de la historia causa interpretaciones equivocadas: Alfredo López Austin”, Periódico La Jornada, Jueves 20 de diciembre de 2012, p. a40, consultado en: http://www.jornada.unam.mx/2012/12/20/cultura/a40n1cul

Paz, Octavio (1987), “Reflexiones de un intruso. Post-Scriptum”, en Octavio Paz, Los privilegios de la vista. Arte de México, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 126-144.

Thompson, J. Eric S. (1959), Grandeza y decadencia de los mayas, México, Fondo de Cultura Económica.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

DE LA CONDICIÓN APÁTRIDA

Me emputa el ombliguismo de los pobres de espíritu...Apátrida es una condición más esperanzadora, creo yo que más humana, porque sin una patria fija, sin un solar inmóvil, sin unas costumbres colectivas, todas las patrias te pertenecen o pueden ser parte de ti.
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El apátrida es condición de pocos, y generalmente los espíritus más débiles son los que están encasquillados a su mecate de terreno ejidal, a su plaza pública y su iglesia colonial.
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Esos ombliguistas de armas tomar, esos teóricos de las albarradas y de las gestas del pueblo, se asemejan a aquellos que no salieron a ver qué hay detrás de la sierrita de Tzucacab, o qué otras cosas tiene el perro mundo que dar, aparte de las glorias municipales, las bellezas marchitas de la patria chica, o los chocarreros espíritus de cantina de pueblo...
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Hace 10 años que no tengo patria, aunque no omito decir en qué patria nací por accidente, y eso está bien, bastante bien, civilizadoramente rebién. Como dijera el poeta: mi patria son esas imágenes de tierra, unas cuantas personas, y dos que tres momentos circulares. ...

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Comandante Sóstenes Mendoza

A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, el partido de Peto, como hemos dicho en anteriores entregas en este blog, fue objeto de innumerables ataques, excursiones y escaramuzas de los rebeldes de Chan Santa Cruz. Estos ataques a la frontera de la “civilización”, con el final del siglo cesaron en su acritud, pero dejaron una impronta entre la población sureña en los años subsecuentes que se ahondaría en el “época del chicle”: la violencia rural pueblerina por un lado; y por el otro, la fuerte presencia étnica y de resistencia maya en la región, el cual se hace prístino en los expedientes agrarios de los pueblos comarcanos a Peto que voy analizando.
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Chan Santa Cruz fue como un referente para la vida cotidiana de los pueblerinos petuleños, de los cuales, muchos pasaron por voluntad propia a vivir fuera del dominio yucateco, y otros fueron “capturados” para acrecentar la demografía rebelde. Un ejemplo de esto, es el caso del comandante Sóstenes Mendoza, que fue raptado de niño en una incursión de los rebeldes a Peto, y que cuando el “Torquemada de Quintana Roo”, en los estertores del Porfiriato, el viejísimo general Ignacio Bravo (tenía 70 años, y en verdad era un Torquemada despiadado) comenzó la “pacificación” de los rebeldes de Chan Santa Cruz a mediados de 1899, Sóstenes Mendoza, junto con su cuadrilla de aguerridos rebeldes hijos de la Cruz Parlante, se batieron en armas, haciéndole frente a un enemigo mayor equipado. Sobre su captura, Mendoza le había contado a Menéndez, en 1935, la forma como entró a engrosar las filas de la sociedad rebelde:
[…] desde muy niño caí en poder de los que hoy son mis hermanos, y esto fue en una ocasión, hace setenta y cinco años, poco más o menos, en que mis hermanos atacaron la plaza de Peto. Yo iba, en aquella ocasión, acompañado de mi padre, a una milpa cercana a aquella población. El ataque nos sorprendió en pleno monte, habiendo sido aprehendido mi padre y yo conducido por otro grupo a un lugar que después supe se llamaba Xpichil, a tres días de camino de Peto. De ese sitio me llevaron a Nohcá, pequeña población de la tribu que existía antes de que el actual camino entre Santa Cruz Chico fuese abierto. Como el idioma maya era y es el mío, desde entonces pude darme cuenta de que mis hermanos no trataban de matarme, aunque sí acordaron cambiarme de nombre, pues el mío propio no es el de Sóstenes Mendoza, sino el de Hipólito Vázquez.
En el trayecto irreversible de Peto a Chan Santa Cruz, Bravo tenía a su mando cuatro batallones federales y varias compañías de guardias nacionales. La consigna era acabar con 50 años de sociedad maya en resistencia, primero; y después, a partir de 1902, facilitar las concesiones de tierras para los proyectos expansionistas de la rica oligarquía yucateca. Bravo y sus “mexicanos” (llegaría el tiempo que los “mexicanos” serían más odiados por los hijos de la Cruz, sustituyendo el viejo odio que estos últimos sentían hacia los “yucatecos”) tenían, además, la superioridad tecnológica en armamento, que aunado con las epidemias de sarampión que habían diezmado las filas de los mayas rebeldes, así como las relaciones diplomáticas conseguidas entre el Estado cada vez más centralizado de Don Porfirio y la reina Victoria, fue de vital importancia a la hora de mover el fiel de la balanza de la guerra.
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En 1900 las condiciones militares estaban muy cambiadas con relación a las que existían cuando los rebeldes y los yucatecos habían trabado batalla por vez primera (Dumond, 2005: 609). En la medianía del siglo XIX, los ejércitos yucatecos –los comandados por Eulogio Rosado, José María Novelo, Cetina, etc.-, como los ejércitos rebeldes de Chi, Pat, Barrera, o el genio militar del combativo Crescencio Poot, “habían peleado con fusiles de chispa, los cuales se silenciaban por completo durante las lluvias, y las muertes quedaban para las bayonetas y los machetes”. Bernardino Cen, caudillo militar maya, todavía era recordado hace años en el centro de Quintana Roo mediante la imagen de su machete ensangrentado y pegado a su mano derecha con la misma sangre de las víctimas que degollaba. Los caballos bien servían de poco en la espesa manigua del oriente de la Península, pues los espinosos arbustos no permitían el rápido tránsito de las cabalgaduras. Pero al finalizar el siglo XIX, y aunque los mayas rebeldes del oriente habían hecho todo por modernizar su armamento inglés, sus armas de avancarga habían sido desbancadas por las armas de retrocarga (los remington), de mayor sofisticación, y fue este tipo de armamento que utilizaron los batallones de Bravo.
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A marchas forzadas, los federales intentaban abrir “un camino de Peto a Chan Santa Cruz, por donde se pudiese extender una vía férrea hasta este último lugar”. Tras de sí, al mismo tiempo que abrían la brecha y los “aproches” requeridos, iban sembrando el telégrafo con el cual el 4 de mayo de 1901, Bravo daría la noticia a Mérida con su lacónico telegrama: “Hoy a las siete am., he ocupado esta histórica plaza, capital de los rebeldes” (Revista de Mérida, 5 de mayo de 1901). En su marcha, los federales no hacían prisioneros, al indio que agarraban inmediatamente se le fusilaba. Mendoza contaba que Bravo los “asesinaba sin piedad”.
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Sobre dicha marcha, iniciada a mediados de 1899, una nota de El Eco del Comercio del 12 de mayo de 1901 señalaba que “ha ofrecido serias dificultades para el avance, pues el primer obstáculo que se presentó fue lo cerrado del bosque, entre cuyos robustos y añejos troncos fue necesario abrir brechas y sostener combates”; y el paludismo, endémico en las selvas orientales de la Península, fue “en sus diversas manifestaciones, otro enemigo voraz e invencible” que se cebó contra los mexicanos. Los batallones de Bravo avanzaban cerca de 2 kilómetros diarios:
[…] y haciéndolo en tramos estudiados desde sus regulares trincheras, a la cabeza del avance iba una patrulla de perros entrenados para olfatear los matorrales y alertar sobre la presencia de humanos. Estos eran seguidos por patrullas regulares de avance, después por líneas de tropas especializadas en escaramuzas, trabajadores para abrir brecha y finalmente por el cuerpo principal de tropas y la batería de artillería en formación (Dumond, p. 612).
2200 rebeldes macehuales hacían frente a unas más pertrechadas, avitualladas y disciplinadas tropas mexicanas que casi les triplicaban en número a los rebeldes. Demasiados años de paz, sentenciaba Dumond, habían hecho estragos en el pulso combativo de la sociedad rebelde. El Eco del Comercio, en marzo de 1901, refería nuevamente sobre el tópico de la marcha inexorable:
La marcha como es lógico, ha tenido que ser relativamente lenta, pues los bosques en aquella región son casi impenetrables, y en el avance era necesario dejar bien despejados los flancos, a fin de evitar cualquier sorpresa del enemigo…No obstante se han ido ocupando y guarneciendo los puntos siguientes: Balché, Uaixmax, Sabán, El Pozo, Okop, Dzoyolá, Chuncab, Santa María, Hobompich y Tabi hasta llegar a Nohpop, último punto de la línea de aproche, que tan solo dista dieciséis o diecisiete kilómetros de Chan Santa Cruz. Para el establecimiento de la base y línea de operaciones, se han librado varios combates en los que el enemigo ha sido desalojado siempre de sus posiciones, después de hacer una resistencia de mayor o menor duración…Por lo demás, y en honor a la verdad, justo es decir que en los referidos encuentros, el enemigo se ha defendido con intrepidez, especialmente en el asalto al fuerte de Okop, que lo intentó varias veces con brío, sufriendo la consiguiente derrota que llevó la desmoralización al campo rebelde (El Eco del Comercio, jueves 28 de marzo de 1901).
En Okop, como hemos dicho, el comandante Sóstenes Mendoza hizo lo imposible por defender las posiciones rebeldes. A Mendoza, que para 1899 tenía como 40 ó 45 años (esto lo calculo por la entrevista que Gabriel Menéndez le hiciera para su Álbum monográfico de Quintana Roo), se le había ordenado que hiciese resistencia a las fuerzas del Gobierno en ese punto. Okop estaba a veinticinco leguas de Chan Santa Cruz:
Apenas el general Bravo acababa de salir de Peto, hallándose a 17 leguas al Sureste, con intenciones de dirigirse a Chan Santa Cruz. Más de doce semanas (cuatro meses de veinte y ocho días) detuvimos la marcha del general Bravo, habiendo sabido que se trataba de este militar porque logramos rescatar a algunos hermanos nuestros que fueron hechos prisioneros por aquél.
Sin embargo, el pueblo en resistencia de la Cruz Parlante estaba, para esos momentos, sumamente diezmado tanto por las epidemias de sarampión, el poco y desfasado armamento, el hambre que se cebaba sobre las tropas y, en efecto, la tiranía de sus nuevos caudillos. Para marzo de 1901, La Revista de Mérida hacía palpable esta desmoralización, con las declaraciones de un sargento rebelde aprehendido. Este, de nombre Anastacio Puc, sargento 2º de los rebeldes, declaró que:
[…] hacía 3 días que habían comido desde que salieron á combatir: que pelean obligados contra su voluntad y obligados por los generales (León) Pat, (Prudencio) May y Ek; que sólo cuentan con unas 30 armas (?) y que ellos son como 800 á la más; que entre ellos mismos se proveen de municiones de boca y guerra; pues que con nadie comercian en este sentido…El fusil que le recogieron es de percusión y parece más bien una escopeta”.
El 20 de marzo de 1901, a días de la entrada pacífica de Bravo a Chan Santa Cruz, una carta de tres yucatecos escrita desde Corozal, referían la huida de “algunos indios rebeldes” del mismo Chan Santa Cruz:
Desde el sábado 16 del corriente empezaron á llegar á Pahchakán, perteneciente á esta colonia, algunos indios rebeldes. Hasta el momento en que escribimos estas líneas han arribado á dicho punto treinta indígenas sublevados con sus respectivas familias. Traen algunas piezas de ganado vacuno para vender. Han referido que son obligados por medio de crueles castigos, por los titulados Generales May, Cob y Pat, á tomar parte en la guerra contra las fuerzas del Supremo Gobierno. Que á ellos no les conviene la guerra porque tienen la convicción de que son impotentes para oponerse al empuje de nuestros soldados, y que por ese motivo procuraron y consiguieron huir de Chan Santa Cruz. En su marcha pasaron por Bacalar, pues sabían que en dicho lugar no había soldados porque á todos se les había llevado al cuartel general, en donde se están reuniendo las fuerzas para combatir contra el señor General Bravo…Agregan que en la capital maya no hay ahora familias, pues todas se han ido al campo en donde se procuran el sustento. La carencia de maíz es casi absoluta entre los rebeldes. Cuando los jefes los mandan citar, ya reunidos les interrogan si están por la guerra, “como están juramentados”, ó por la paz. Y ¡ay! de aquel que opte por lo último, pues inmediatamente es asesinado de manera cruelísima.
Mendoza, en la entrevista que Gabriel Menéndez le hizo en los años 30 del siglo pasado, daba la razón de por qué dejaron pasar tranquilamente a Bravo hasta Chan Santa Cruz. Al principio, la resistencia fue tenaz, porque sabían los rebeldes que Bravo y sus fuerzas “querían acabar con nosotros”. Seis meses después, en Xpecmachó (Sarteneja Verde), los ataques cesaron “debido a la epidemia de sarampión que comenzó a diezmar nuestras fuerzas. Entonces el general Bravo avanzó con las suyas, sin ser molestado por nadie, hasta un sitio denominado Nohpop, en donde permaneció algunos días, observando”. Chan Santa Cruz, para ese entonces, era un erial sin sombra de personas.
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Las magras fuerzas rebeldes en resistencia, “se replegaron hacia las rancherías de la montaña, acosadas por el sarampión”. Mendoza señala cómo fue por equívoco “la entrada triunfal” a un Chan Santa Cruz desértico:
Por esos días, una de las bestias de carga de las fuerzas del general Bravo escapó, y uno de los arrieros, siguiendo las huellas del animal, llegó hasta Chan Santa Cruz, encontrando en la plaza de la población, que estaba totalmente abandonada por nosotros, a su mula, pastando. Inmediatamente regresó el arriero a su campamento informando al general Bravo de esa novedad. Y al día siguiente, sin resistencia de ninguna clase, las fuerzas del general Bravo tomaban posesión de nuestra plaza. No se disparó, según recuerdo, un solo tiro en esa ocasión.
Un año después, los rebeldes, repuestos de nuevo, reiniciaron la defensiva contra el general Bravo, defensiva que perseguía “la defensa de nuestros derechos”; y que en la perspectiva que nos da la historia, tiene mucho de actualidad si somos capaces de observar la claudicación brutal de los derechos de los mayas rebeldes:
Hasta pasado un año, que logramos reponernos, reiniciamos la ofensiva contra el general Bravo, quien ya había iniciado la apertura del actual camino de hierro de Santa Cruz a Vigía Chico. La explosión de las bombas de dinamita nos hicieron saber, recordar, mejor dicho, que nuestros enemigos nos habían despojado de todo lo que nos pertenecía. Así se reinició la defensa de nuestros derechos, defensa en la que perecieron miles de hermanos nuestros.
Felipe Pérez Alcalá, el autor de los Ensayos biográficos, cuadros históricos, hojas dispersas (1914), al saber la noticia de la “caída” de Chan Santa Cruz, escribía un poco profético, lo siguiente:
Es la ocupación, la posesión, no transitoria, sino permanente, de Chan Santa Cruz; es la recuperación, después de más de medio siglo, de la región más exuberante y fértil del territorio yucateco, que en breve tiempo será invadida por un ejército de obreros armados con los instrumentos del trabajo y surcada por cintas de acero, sobre las que rodará la rápida locomotora, haciendo surgir a su mágico roce la vida, el movimiento y la prosperidad, y nuevas poblaciones y nuevas industrias; es el desenlace, el último acto de esa epopeya, de esa gran tragedia social que comenzó el 30 de Julio de 1847…es la reconquista y completa consolidación de la tranquilidad, confianza y seguridad de las fronteras, cuyos sufridos, valientes y laboriosos habitantes ya podrán arrimar sus fusiles y reposar y trabajar serenos y contentos, sin temor a ver reducidas en un instante a escombros y cenizas sus haciendas, frutos de constante y penosa faena; es la reconciliación y reincorporación a la patria común, a la sociedad culta, de esos nuestros desgraciados hermanos, desheredados de la luz y del adelanto, que hace cincuenta y cuatro años que se rebelaron y nos consideran y tratan como a inexorables y sanguinarios enmigos…es, en fin, la victoria definitiva, la apoteosis del hermoso estandarte del trabajo, de la civilización y del progreso, que flota yá sobre Chan Santa Cruz y Bacalar…
El discurso de Pérez Alcalá suena a campanas de la Iglesia Catedral meridana dadas a rebato: triunfalista, positivista, etnocéntrico, lo que el yucateco hablaba como “civilización”, Kenneth Turner y otros –en los cuales me suscribo, a pesar de las reinterpretaciones de los revisionistas como los Savarino, et al- lo vieron como barbarie, como esclavismo, como degradación y servidumbre de la sociedad maya en las haciendas de la Casta Divina, o como brutales asimetrías sociales entre los distintos estratos étnicos de la sociedad yucateca de ese entonces, que hoy todavía subsisten y persisten. Eso, y no el discurso triunfalista de los ideólogos de la “ciudad letrada”, es lo que cuenta. Sóstenes Mendoza, petuleño de origen pero adoptado desde niño por sus “hermanos” rebeldes, preveía más claro que el letrado Pérez Alcalá, la situación que se les avecinaba a los de Chan Santa Cruz. En esa plática sostenida con Gabriel Menéndez la noche del lunes 18 de febrero de 1935, frente al tufillo de humo de leña verde de las hogueras de la ciudad de “Santa Cruz de Bravo” (Menéndez era, al fin y al cabo, meridano con los mismos prejuicios de Pérez Alcalá, de ahí que se refiera a Chan Santa Cruz como Santa Cruz de Bravo), Menéndez apuntó que:
Varios eran los jefes reunidos que asentían constantemente con la cabeza, demostrando que las palabras del comandante Mendoza decían la verdad y sólo la verdad. Y para cerrar nuestra plática les preguntamos qué esperaban del actual Gobierno del Territorio, habiendo respondido que esperan garantías y seguridad para sus intereses, confiando que sus bosques –los considerados como montes comunales- no serán invadidos por aventureros y explotadores que sólo van a restarles medios de vida y a expoliarlos y engañarlos sin consideración.
Hoy, Quintana Roo no sólo es invadido en sus montes. Es invadido de distintas maneras: desde la invasión más inicua, la política manejada por el turismo; hasta la invasión más tenue, esa que se cocina entre los grupos de poder y las academias adocenadas fraguando una historia de finales felices…De hecho, los aventureros y explotadores todavía siguen ahí, restando medios de vida, expoliando y engañando sin consideración a la sociedad maya peninsular.

domingo, 2 de diciembre de 2012

EL MOVIMIENTO YO SOY 132, O LA MANIFESTACIÓN "JUVENIL" DEL SALINISMO

Mi tesis es simple: el movimiento "juvenil" "Yo soy 132" es un movimiento creado por la peste del Salinismo.
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Mi otra tesis, concuerda con la de Julio Hernández López, que abajo inserto: los actos vandálicos (porque sí hubo actos vandálicos: hay fotos donde se ven a jóvenes "luchadores populares" haciendo estropicios a granel, saqueando bancos, quemando infraestructura urbana) de ayer, van a darle pábulo al PRI de EPN para instaurar el "autoritarismo necesario" contra los porros que se dicen estudiantes valiéndose de vías de hecho, y otras manifestaciones execrables de violencia porril.
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Ayer, Marcelo Ebrard, en su cuenta de Facebook, tajante y en sintonía con el discurso peñanietista, señaló que los "actos vandálicos" fueron provocados, y que no van a quedar impunes y se actuará con todo el peso de la ley:
La ciudad se encuentra indignada, luego de los actos vandálicos y violentos que se registraron este día en la Ciudad de México, estos hechos no quedarán impunes. Estas agresiones fueron diseñadas y planeadas deliberadamente para destruir y afectar la Alameda Central que acababa de ser restaurada. Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y parte de la zona aledaña a Insurgentes, no tenían nada que ver con los acontecimientos de este día. El sentimiento de la Ciudad de México hoy es de indignación frente a esta agresión y no va a quedar impune. Vamos a actuar con toda seriedad como lo hemos hecho hasta el día de hoy y con toda seriedad vamos a aplicar lo que la ley dispone.
Ahora, el discurso peñanietista contra la disidencia, verá cada acto de inconformidad como un acto vandálico, y en eso, los irresponsables, inmaduros y dementes del Movimiento Yo Soy 132 (caca) tienen mucha, sobrada culpa...
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Oscar de la Borbolla, también en su cuenta del Facebook, señaló unas palabras precisas, refiriéndose a los actos deleznables de la turba juvenil:
Entiendo que las ganas de protestar se hayan intensificado hoy: por lo menos 15 millones de ciudadanos no estamos de acuerdo; pero la violencia, insisto, no tiene sentido, sólo trae represión. Se recorrieron todos los cauces legales y no se pudo, por las razones o sin razones que se quiera, ante esto debe de trabajarse en una organización pacífica que articule la inconformidad y que difunda la conciencia política. Hoy no se acaba México.
En fin, mi tesis de que el movimiento "juvenil" del 132 es un movimiento creado por el salinismo (¡claro!, hay sus bobos de Coria que se creen eso de la "lucha popular" y la lucha contra la "imposición", etc, etc) está más firme que nunca, porque con sus acciones animalescas de ayer, ya le dieron armas al PRI de Peña Nieto. Julio Hernández López, en la misma red social, ha manifestado seis puntos a rescatar de lo sucedido ayer en el centro histórico de México, mismos que suscribo y recontrasuscribo:
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Seis puntos sobre lo sucedido este 1 de diciembre:
1) La turbia provocación ayuda políticamente a @EPN Como si fuera un Quinazo juvenil, abre camino a legitimación por la fuerza.
2) El vandalismo "juvenil" daña la imagen del 132, adjudicándole conductas que no han sido naturales ni propias de ese movimiento.
3) Instalar un linchamiento mediático a partir de escenas reprobables, pavimenta la promoción del autoritarismo "necesario."
4) La línea discursiva ya está: el PRI-EPN promueve q lo sucedido hoy es consecuencia de discursos de odio y disidencia.
5) El salvajismo de hoy le dará inmejorable cuadro a EPN para firmar mañana el Pacto por México, ya con el PRD negociado.
6) Quien se oponga a EPN y su Pacto corporativo será equiparado al porrismo d hoy: disentir fuera del Pacto será satanizado.

sábado, 1 de diciembre de 2012

CAMINAR LA LEGUA

Hay personas que caminan dos esquinas, y se cansan. Otras, kilómetros y se cansan. Pero hay hombres y mujeres acostumbrados a caminar no una ni dos esquinas, ni kilómetros todos los días...Estos hombres y mujeres con la tenacidad de hierro y el alma telúrica no se cansan, tienen prohibido cansarse, o no les queda de otra que caminar...
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Sus pasos no se miden en centímetros, se miden en leguas. Obrador es uno de ellos, un hombre acostumbrado a caminar la legua...Y hoy, en la mañana, lo dijo claramente:
"Morena no va a ser un partido palero y con él, volveré a recorrer los municipios del país".
Y si no él, ¿quién entonces?

BALAS DE GOMA, O DE LA PSICOLOGÍA DE LOS ENANOS

Cuando desayunaba esta mañana a dos esquinas de donde vivo, oía y veía por la tele al cerdo de López Dóriga y al asqueante meridano Loret de Mola, hablar de "balas de goma" que se dispararon, que una persona no había muerto pero estaba herida, y pensé que se trataba de palestinos baleados por judíos...¡Pero no!, eran simples jóvenes mexicanos que externaban su molestia ciudadana contra el cerco amurallado de San Lázaro, disparados con balas de goma e intoxicados con gases lacrimógenos por policías federales sin excluir al Estado Mayor Presidencial...¿En verdad sus mandos creían que unas simples bombas molotov podrían llegar a macular la mañana de la "familia revolucionaria" (¡guácala!)?.
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Lo que me han dicho es cierto: los enanos como Peña Nieto (no pasa los 1.60 metros), como casi todos los enanos con poder son demasiado paranoicos, controladores, golpeadores, autoritarios; y he ahí la prueba manifiesta de ello, objetivado en las balas de goma disparadas contra la ciudadanía
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En ese momento, dejé de masticar, me encabroné por un lado, pero me alegré, por el otro, al saber que yo rebaso los 1.70 metros.

DEL PERIODO PRI-CÁMBRICO

A la media noche del 30 de noviembre, entroncándose con los primeros minutos del 1 de diciembre de este año maldito, fue el aquelarre tétrico, tenebroso, ritual nacionalista en donde, desde la hecatombe del 2 de julio de 2012, fecha en que cayó un meteorito de imbecilidad ciudadana, la evolución en México retrocedió varias eras geológicas, y desde ese entonces, poco a poco comenzaron a desaparecer criaturas evolucionadas como el hombre y la mujer, y dimos varios pasos atrás para llegar a la era PRICÁMBRICA, donde el PRI-LOBITE reina y se aparea con las ratas (fueron los únicos mamíferos que no murieron) y las victoriosas cucarachas...

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