La trasnacional mexicana
En la anterior entrega a mi hipotético y fantasmagórico lector, en una parte del texto hablé del narcotráfico mexicano como “la trasnacional mexicana”. Y hoy justo, una nota del Diario aparece publicada con el título de “trasnacional del narco”, en el que se cuenta las aventuras burreras del venezolano Carmelo Vázquez Guerra, detenido por la policía de Guinea Bissau debido a que presuntamente el tipo fue parte de la tripulación de un DC-9 que que trasegaba 5 ½ de coca, asegurada en abril de 2006 en el aeropuerto del Carmen, Campeche. Esto implica una sola cosa: la droga centroamericana, colombiana, peruana, se catapulta a Europa vía Península de Yucatán, pasando por el África.
Se rebasa el milenio
El Universal, el gran diario de México, informa en este atroz domingo de septiembre, que la cifra de muertes acaecidas por la guerra del narco ha superado la cifra de mil en el estado de Chihuahua: “Tres personas fueron ejecutadas a balazos en las últimas horas en territorio chihuahuense”. Un muerto en Janos, al noreste del estado, puso la cifra en 999; y un doble asesinato en Meoqui, “representó las ejecuciones número 1000 y 1001 uno en lo que va del año en la entidad”. Con estas cifras de muerte, es un hecho que la guerra del narco ha rebasado, vez enésima, su récord.
Don Vittorio Emmanuele Zerbbera y D´esacatto, con cascos en su cabezota italiano-yucateca por si las moscas se lo quisieran descabezar, da doctas cátedras de Mafiología desde la Plaza Grande de Mérida la horrible.
En su muy socarrona “Primera Columna” del 30 de agosto pretérito, el imprescindible Diario de Yucatán refiere unas andanzas teóricas del ficticio Signore –doctor en Mafiología por la Universidad de Palermo, Italia- Vittorio Emmanuele Zerbbera y D’esacatto, del aburrido César Pompeyo y de un reportero que tomó nota de las disquisiciones del mafiólogo de marras con respecto a los doce descabezados del día 28 del mesmo mes. Sentados en la habitual banca de la Plaza Grande, quemándose la chola por el calor de 39 grados sombra, más escafandras de buzos “como medidas de precaución”, el esclarecido doctor echó siete hipótesis del por qué de los descabezamientos ocurridos en las lajas yucatecas. Apunto las que doy por relevantes:
a) “Su objetivo es nacional. Es la primera respuesta oficial de los barones de la droga a las 74 medidas de combate y prevención dispuestas en la ciudad de México por el presidente y los gobernadores”.
“Han escogido a Yucatán como medio de aviso porque es un estado con antigua fama — ¿antigua nada más, César?— de estado tranquilo. A ustedes los utilizan para llamar la atención. En Ciudad Juárez, Culiacán o Tijuana, les cito tres nombres al azar, la siembra de cadáveres mutilados ya no es noticia. Ya se acostumbraron. Noticia por esos lares es que pase un día sin encajuelados, ejecuciones, secuestros y tiroteos”.
b) “Las decapitaciones son un aviso de que los jerarcas de la droga han declarado a Yucatán en estado de guerra. Aviso espectacular, porque el récord anterior de México era de seis cabezas arrojadas a un bar del centro del país en 2006. Guerra intestina que ha llegado a un nivel de emergencia que exige una advertencia de ese calibre. Nos basamos aquí en la certidumbre, o por lo menos conjetura bien fundada, de que en Mérida está el centro motriz, el comando neurálgico del tránsito y la distribución de cocaína y de otros estupefacientes con destino nacional e internacional”.
“Para robustecer esta teoría, don Vittorio abre un sobre manila y saca unos recortes de informaciones del ‘Diario’: ‘La capital yucateca es la principal ruta de envío de cocaína a Estados Unidos y está reconocida mundialmente como una de las rutas principales para el envío de droga a Europa’ (30 de noviembre de 2007). Informante: la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito”.
c) “Tanto ha crecido el consumo de drogas en Yucatán, que se ha convertido en apetecible, tentador mercado. Los carteles recurren ya a la violencia, cada día en mayor grado, en sus enfrentamientos por el control de los sistemas de suministro a los yucatecos”.
d) “Algo ha sucedido en Yucatán que ha exigido una represalia escandalosa. Alguna autoridad con un pendiente insoluto o deudas vencidas con el narco. Alguna disposición, como los retenes de vigilancia, que pueden afectar en calles y carreteras el libre tránsito de la droga. O sucesos como la clausura de los dos prostíbulos de lujo regenteados en Mérida por una madame y frecuentados por políticos locales de alto coturno y capos del narcotráfico establecidos en esta ciudad”.
e) “La conexión cubana con sede en Miami funciona con éxito creciente en las cabezas de playa que ha conquistado en Mérida. Se asegura que en residencias del norte o en restaurantes, antros y otros giros negros, propiedad suya, gestionan y ultiman los ilícitos que se les cuelgan y los delitos que se les atribuyen: tráfico ilegal de refugiados, trata de blancas, lavado de dinero, venta de droga, liquidación de disidentes e infractores. Negocios que pueden ser una agresión a los intereses de los carteles.”
Don Vittorio terminaba su docta charla con un pesimismo inconfesado: “En fin, César, que ya tenemos cuerda para rato. Ustedes ya no son lo que ustedes fueron. Poco o ningún valor le queda a la frase famosa de ‘Cuando se acabe el mundo nos venimos a Mérida’. Ya no son lo que fueron, Mérida ha perdido su virginidad, y a mí ¿qué diablos me importan putos hímenes de descomposiciones sociales?
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