“El Estado ya no existe. Lo que ahora existe son grupos: pequeños estados, es decir, organizaciones criminales: todas las agrupaciones que actúan en función de los intereses particulares y de grupo. El interés general se ha perdido de vista”. [La memoria de Sciascia.]
Unos datos para empezar: del 100% de los delitos que se cometen en el país y que las víctimas tienen la candidez de denunciar para ver si se les hace la tan ansiada justicia, el 99% quedan impunes, y sólo un pinchurriento 1% se solucionan (y supongo, porque he de suponer, que de ese pinchurriento 1%, la víctima del delito es, sin temor a errar, gente de la high life, con pedigrí camaján[1] recorriendo sus genes darwinistas, con cartera abultada de tanto latrocinio y explotación al obrero y al campesino aburguesado, y que se da el descarado lujo de mentársela como encanijado patrón al buey de los Pinos cuando rueda la cabeza de uno de los suyos, diciéndole que si no puede con la chamba de detener la violencia de los broncos, que agarre sus chécheres y mejor lárguese a pendejear a otra parte, pues para eso lo pusieron, para cumplirle los caprichitos a los oligarcas del 1% punibles).
En lo que va de este año sin gracia que nos ha dado el Enano de Arriba (y no me refiero al bueno de Dios, ser omnisciente y omnipotente –según los casposos teólogos- que no podría desbarrar de una forma tan hercúlea como lo ha hecho el Soldadito de Chocolate con nariz de orate que regentea el prostíbulo “Los Pinos”) se han “morido”, es decir muertos más de tres mil existencias vinculadas con el narco (“levantados” para nunca volver a ver el renuevo de los días; descabezados en caliente con hachas de matarife; troceados con machete; lechados con cal viva; hechos “pozolada” con ácido muriático; tumbados por las moridoras ráfagas de los “Cuernos de Chivo”; comidos por el desierto y las tierras anónimas de las fosas narcas, bazuqueados si de presumir el “arsenal” ruso o gringo se refiere), los sardos, o a esos “efectos colaterales” conocidos generalmente como población civil, indefensa para no variar. De esta cifra de tres mil, sumémosles las 2 mil 673 ejecuciones ocurridas en 2007, y hagamos cuentas y obtengamos las sangrientas estadísticas de muerte que la Puta Guerra del Enano del Palacio deja a nuestra mejor disposición para, según como lo tomemos, una de dos: o nos llevemos las manos a la cabezota nuestra implorando que “no hay que ser, no hay que ser, señor”; o saquemos el pasaporte o robemos un banco para pagar al coyote y nos larguemos a perseguir féminas esquimales a Alaska (pues Alaska, creo yo, es un lugar apacible para vivir en paz con los osos polares, comiendo truchas o salmones morados, y brincando de vez en cuando el estrecho de Bering para conocer la Siberia de Stalin y del señor Re-Putin).
Porque, nadie se engañe, la lucha contra el Narco es una guerra en toda la extensión de esa oprobiosa palabra (nada de heroicidad implica, por más que Hegel, etcétera, y el barón Klausewitz la idealizaran): una guerra donde, como en la tómbola, unos (yo, tu, Juan de las Pitas) ponen todo para perderlo todo, inclusive la muerte; otros (los verdaderos “barones de la droga”, es decir, los financieros nacionales e internacionales, los cocainómanos vip de las urbes gringas y mexicas, los políticos corruptos hasta el esfínter de sus máusers) ponen nada para ganarlo todo.
Mientras el clima de terror hace estragos en la conciencia de los yucatecos desde el siniestro día de Chichí Suárez, el Enano del Palacio rubrica el trasero de la Soberanía Nacional con la etiqueta de vendible, única y exclusivamente, para el garañón yanqui desde que se firmara el Plan Mérida, convenio lenón que daría pauta a anexiones futuras (¿por qué tienen que emputecer el nombre de la capital del país yucateco con un plan tan a lo Maximiliano-Miramón?). Ergo, la polución del narco es chivo expiatorio para la venta de devaluadas Soberanías...
Unos datos para empezar: del 100% de los delitos que se cometen en el país y que las víctimas tienen la candidez de denunciar para ver si se les hace la tan ansiada justicia, el 99% quedan impunes, y sólo un pinchurriento 1% se solucionan (y supongo, porque he de suponer, que de ese pinchurriento 1%, la víctima del delito es, sin temor a errar, gente de la high life, con pedigrí camaján[1] recorriendo sus genes darwinistas, con cartera abultada de tanto latrocinio y explotación al obrero y al campesino aburguesado, y que se da el descarado lujo de mentársela como encanijado patrón al buey de los Pinos cuando rueda la cabeza de uno de los suyos, diciéndole que si no puede con la chamba de detener la violencia de los broncos, que agarre sus chécheres y mejor lárguese a pendejear a otra parte, pues para eso lo pusieron, para cumplirle los caprichitos a los oligarcas del 1% punibles).
En lo que va de este año sin gracia que nos ha dado el Enano de Arriba (y no me refiero al bueno de Dios, ser omnisciente y omnipotente –según los casposos teólogos- que no podría desbarrar de una forma tan hercúlea como lo ha hecho el Soldadito de Chocolate con nariz de orate que regentea el prostíbulo “Los Pinos”) se han “morido”, es decir muertos más de tres mil existencias vinculadas con el narco (“levantados” para nunca volver a ver el renuevo de los días; descabezados en caliente con hachas de matarife; troceados con machete; lechados con cal viva; hechos “pozolada” con ácido muriático; tumbados por las moridoras ráfagas de los “Cuernos de Chivo”; comidos por el desierto y las tierras anónimas de las fosas narcas, bazuqueados si de presumir el “arsenal” ruso o gringo se refiere), los sardos, o a esos “efectos colaterales” conocidos generalmente como población civil, indefensa para no variar. De esta cifra de tres mil, sumémosles las 2 mil 673 ejecuciones ocurridas en 2007, y hagamos cuentas y obtengamos las sangrientas estadísticas de muerte que la Puta Guerra del Enano del Palacio deja a nuestra mejor disposición para, según como lo tomemos, una de dos: o nos llevemos las manos a la cabezota nuestra implorando que “no hay que ser, no hay que ser, señor”; o saquemos el pasaporte o robemos un banco para pagar al coyote y nos larguemos a perseguir féminas esquimales a Alaska (pues Alaska, creo yo, es un lugar apacible para vivir en paz con los osos polares, comiendo truchas o salmones morados, y brincando de vez en cuando el estrecho de Bering para conocer la Siberia de Stalin y del señor Re-Putin).
Porque, nadie se engañe, la lucha contra el Narco es una guerra en toda la extensión de esa oprobiosa palabra (nada de heroicidad implica, por más que Hegel, etcétera, y el barón Klausewitz la idealizaran): una guerra donde, como en la tómbola, unos (yo, tu, Juan de las Pitas) ponen todo para perderlo todo, inclusive la muerte; otros (los verdaderos “barones de la droga”, es decir, los financieros nacionales e internacionales, los cocainómanos vip de las urbes gringas y mexicas, los políticos corruptos hasta el esfínter de sus máusers) ponen nada para ganarlo todo.
Mientras el clima de terror hace estragos en la conciencia de los yucatecos desde el siniestro día de Chichí Suárez, el Enano del Palacio rubrica el trasero de la Soberanía Nacional con la etiqueta de vendible, única y exclusivamente, para el garañón yanqui desde que se firmara el Plan Mérida, convenio lenón que daría pauta a anexiones futuras (¿por qué tienen que emputecer el nombre de la capital del país yucateco con un plan tan a lo Maximiliano-Miramón?). Ergo, la polución del narco es chivo expiatorio para la venta de devaluadas Soberanías...
En su columna “Estados de los Estados” (Por Esto!) del 4 de septiembre, Lilia Arellano se preguntaba: “¿será muy difícil encontrar un político que haga peor trabajo que Felipe Calderón en el terreno económico?”. ¡Ya ni la jibia Fox! Pues el ex presidente de las botas de charol y el asqueroso beso desde el Vaticano, aunque con un mediocre avance de 2.3% en materia económica, dejó al país con un crecimiento anual del 4.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), mientras el Enano de los Pinos en su primer año lo bajó a 3.2%, y este año, según informes del Banxico, el PIB estará casi en la lona cuando registre un romo 2.4%. En ese flanco económico, las viejas teorías de satanización a la Escuela de Chicago leídas en días de baja autoestima –y el gordo de Carstens es producto 100 por ciento puro de esa salvajada de escuela de Rockefeller- no andan del todo descamisadas: ya ni el progreso es para el 1% de los Punibles, y de ahí las quejas y la molestia de los dueños del dinero, y de ahí que el secuestro y la muerte de un hijo de la burguesía (Alejandro Martí) sea, como lo dijera el maestro yucateco José Luis Sierra Villareal, que recordaba un artículo de Jorge Zepeda, únicamente la “voz de los poderosos”, preguntándose el maestro Sierra que si los de Arriba “¿todavía no se enteran del descontento de los jodidos?”: “Como bien dice Jorge Zepeda, la voz de Fernando Martí expresa el reclamo de la élite social, por eso todavía deja la iniciativa a los corruptos: renuncien si no pueden. La voz de los de abajo, hace meses dictó su sentencia: vamos por ellos, hay que removerlos por incapaces, si nosotros los elegimos a nosotros nos toca quitarlos… ¿es que no escuchan venir la ola, el tsunami social?” Y la voz de los de Abajo es: ¡muerte a los corruptos y a los explotadores!
Muñoz Ledo: ¿Portavoz de los oligarcas que piden la cabeza del Incompetente Ilegítimo, u oportunista más acreditado en “reforma del Estado”, que no le exime de llevar únicamente agua para su molino?
El narco azolando al país, cuestionando la existencia de un desdibujado Estado (de ahí el epígrafe de Sciascia), y las izquierdas y seudo izquierdas comiéndose de forma “etnofágica”, son como la escenografía perfecta para que las organizaciones (¿criminales?, no tanto, pero sí “agrupaciones que actúan en función de sus intereses particulares y de grupo…”) de los pinches ricos presuman su poder de convocatoria en una mega marcha en la metrópoli, para exigir, con voz perentoria de prepotente dueño de la casa, que ¡si no pueden mejor lárguense!, dirigido tanto al Enano del Palacio como a sus cuatachos que chambean en el Prostíbulo “Los Pinos”, entre otros funcionarios incompetentes o en contubernio con los de la mafia. Días después, según el echeverrista Muñoz Ledo, coordinador del FAP (Frente Amplio Progresista), las fracciones del PRI, del PRD y de la “chiquillada” de partidos (Convergencia, PT y Alternativa Socialdemócrata), están en proceso para una discusión en el que se concretaría una reforma constitucional de revocación del mandato presidencial “como una forma de democracia directa”. Esta advertencia de Muñoz Ledo hizo encabritar al perro de Acosta Naranjo –chueco dirigente del PRD nacional, además de testaferro del Enano del Palacio-, quien se lió verbalmente el jueves (4 de septiembre) con el viejo echeverrista, llamándole, entre otros cariños, “fanfarrón” y estorbo para la unidad de la izquierda en México”, en respuesta a la imputación que momentos antes le hiciera Muñoz Ledo, acerca de que el perro de Acosta Naranjo no tenía –y no tiene-“capacidad legal para hablar a nombre del PRD, ni mucho menos pedir su remoción del frente”.
La escalada verbal entre el Perro Acosta Naranjo y Muñoz Ledo, según nota de El Universal, transcurrió de esta manera:
PML (es decir, Porfirio Muñoz Ledo): “No tiene capacidad legal para hablar a nombre del PRD, ni mucho menos para pedir mi remoción del FAP.
PAN (es decir, Perro Acosta Naranjo): Porfirio Muñoz Ledo es un “Fanfarrón, estorbo para la unidad de la izquierda en México” (me pregunto, ¿cuándo se ha visto que la izquierda mexicana ande unida?).
PML: “No tengo respuesta frente a la estupidez y la traición. ¡Se acabó, esa es mi respuesta! Son lacayos menores de (Felipe) Calderón”.
PAN: “Yo no he cobrado en la nómina de Calderón; yo no me fui del movimiento democrático para apoyar a (Vicente) Fox... quien ha traicionado 10 veces sus convicciones se llama Porfirio Muñoz Ledo. Lo hizo con la izquierda en el 75 en Nayarit; lo hizo en el interior del PRI; lo hizo al abandonar al PRD para irse a apoyar a Fox, y luego traicionó al mismo Fox para venir a apoyar a Andrés Manuel cuando creyó que podía ganar.” (El creador de este blog considera que es de sabios rectificar de sus “cagadas” pretéritas, y que un “inteligente útil” –en este caso Muñoz Ledo, viejo lobo de la política y del presupuesto público- es más efectivo que un pendejo inútil como el Perro Acosta Naranjo, si de chingar al Enano del Palacio se trata, no obstante que los intensos afanes del septuagenario político huelan, tal vez, a intereses de los de Arriba, que por vez primera han hecho trabajar su masa encefálica, para comprender que al que pusieron en la Sillota resultó ser un reverendo señor pendejo que ha hecho huir, a las primeras, y segundas de cambio -¡huay!-, las inversiones extranjeras).
La escalada verbal entre el Perro Acosta Naranjo y Muñoz Ledo, según nota de El Universal, transcurrió de esta manera:
PML (es decir, Porfirio Muñoz Ledo): “No tiene capacidad legal para hablar a nombre del PRD, ni mucho menos para pedir mi remoción del FAP.
PAN (es decir, Perro Acosta Naranjo): Porfirio Muñoz Ledo es un “Fanfarrón, estorbo para la unidad de la izquierda en México” (me pregunto, ¿cuándo se ha visto que la izquierda mexicana ande unida?).
PML: “No tengo respuesta frente a la estupidez y la traición. ¡Se acabó, esa es mi respuesta! Son lacayos menores de (Felipe) Calderón”.
PAN: “Yo no he cobrado en la nómina de Calderón; yo no me fui del movimiento democrático para apoyar a (Vicente) Fox... quien ha traicionado 10 veces sus convicciones se llama Porfirio Muñoz Ledo. Lo hizo con la izquierda en el 75 en Nayarit; lo hizo en el interior del PRI; lo hizo al abandonar al PRD para irse a apoyar a Fox, y luego traicionó al mismo Fox para venir a apoyar a Andrés Manuel cuando creyó que podía ganar.” (El creador de este blog considera que es de sabios rectificar de sus “cagadas” pretéritas, y que un “inteligente útil” –en este caso Muñoz Ledo, viejo lobo de la política y del presupuesto público- es más efectivo que un pendejo inútil como el Perro Acosta Naranjo, si de chingar al Enano del Palacio se trata, no obstante que los intensos afanes del septuagenario político huelan, tal vez, a intereses de los de Arriba, que por vez primera han hecho trabajar su masa encefálica, para comprender que al que pusieron en la Sillota resultó ser un reverendo señor pendejo que ha hecho huir, a las primeras, y segundas de cambio -¡huay!-, las inversiones extranjeras).
Si un pendejo “absolutamente incompetente” se cae de una pinche bicicletita, ergo, con más razón de la Sillota del “Prostíbulo Los Pinos”…
En la misma nota de El Universal, escrita al alimón por Jorge Ochoa y Horacio Jiménez, se leía que “El choque verbal se intensificó en medio de la polémica desatada por la presunta pretensión de un grupo de políticos e intelectuales de propiciar la caída de Calderón a través de una iniciativa para revocar su mandato”. Ante esto, Muñoz Ledo, recordando la caída que sufriera en bicicleta el Enano del Palacio, ironizó:
PML: “...no hay ningún sistema democrático en el mundo que no tenga la revocación de mandato. Todo mandato es ‘controlable’, insistió…dijo que la permanencia de Calderón en el cargo debe someterse a la figura de revocación pues, aseguró, es absolutamente incompetente. ‘Ya hasta se cayó de la bicicleta’”.
Salvando los intereses de su devaluado jefe, el Perro Acosta Naranjo ladró la siguiente taradez:
PAN: “…ni el CEN del PRD ni el Consejo han discutido ‘absolutamente’ nada de este asunto, ya que el sol azteca, aseveró, no es golpista” (golpista no tanto, claro que no, toma calles y tribunas un poquillo; pero estas metafisiquillas no se pueden comparar con las teologías de los yunqueros de la Iglesia a la que el PAN –me refiero al partido y al Perro- pertenece sin confesarlo, que han robado elecciones y han impuesto a un “absolutamente incompetente”, al que ahora le hacen fuchis hasta las prominencias de la élite).
PML: “...no hay ningún sistema democrático en el mundo que no tenga la revocación de mandato. Todo mandato es ‘controlable’, insistió…dijo que la permanencia de Calderón en el cargo debe someterse a la figura de revocación pues, aseguró, es absolutamente incompetente. ‘Ya hasta se cayó de la bicicleta’”.
Salvando los intereses de su devaluado jefe, el Perro Acosta Naranjo ladró la siguiente taradez:
PAN: “…ni el CEN del PRD ni el Consejo han discutido ‘absolutamente’ nada de este asunto, ya que el sol azteca, aseveró, no es golpista” (golpista no tanto, claro que no, toma calles y tribunas un poquillo; pero estas metafisiquillas no se pueden comparar con las teologías de los yunqueros de la Iglesia a la que el PAN –me refiero al partido y al Perro- pertenece sin confesarlo, que han robado elecciones y han impuesto a un “absolutamente incompetente”, al que ahora le hacen fuchis hasta las prominencias de la élite).
“La piden expresamente los del movimiento Iluminemos México”
“Primero se tiene que acabar con el gobierno de Calderón, luego tiene que surgir un gobierno interino, si es después de diciembre va a durar cuatro años, si hubiera sido antes duraría 18 meses y este gobierno puede dividirse en jefatura de Estado y de gobierno, eso es lo que estoy proponiendo. Yo te pido que reacciones conforme a mis ideas, porque hay un movimiento social indiscutible…” (Entrevista de Georgina Morett a Porfirio Muñoz Ledo, publicado por Milenio el jueves 21 de agosto).
Posteriormente, en entrevista concedida el mismo día (4 de septiembre de 2008) y aparecida en el portal de internet de Milenio, Muñoz Ledo indicó que definitivamente no, que él no propuso esa barbaridad llamada “derrocamiento” –el creador de este blog lee ahora con placidez montana la forma en que el Usurpador Huerta derroca y manda asesinar a Madero y Pino Suárez al final de la Decena Trágica, y conjetura que, en los tiempos modernos, demasiado iscariotes, el único usurpador es el actual regenteador del prostíbulo “Los Pinos”, y que, por tanto, en teoría no existiría propiamente un derrocamiento si se llegase a tumbar al Enano del Palacio-, que simplemente propuso la “sustitución constitucional de Felipe Calderón, por ilegítimo e incompetente”. Más paladino no podía ser: “Que quede claro: no estoy proponiendo un derrocamiento que implicaría una subversión en México en dos sentidos: popular o militar”. No un derrocamiento, sino un simple cambio, un sucedáneo para parar tanta incompetencia, un cambalache del chafa por el ¿Legítimo, por Beltroni, o el propio Muñoz Ledo que presume su caudalosa sapiencia a diestra y siniestra?, ¿quién de la vacada se apunta?
Muñoz Ledo tachó al Enano de marras, además de “ilegítimo” e “incompetente”, de sumamente ignorante, y de pésimo literato que practica la “ficción de ignorancia”. La clarividencia no anda en burro, no se pega ni se merca, por más que uno comparta fila de butaca diputadil casi dos putos meses con el tótem que confiere la inmortal sapiencia: “Felipe –dijo PML- estuvo sentado no más de dos meses conmigo en la reforma del 96; él conoce muy bien los temas. Nadie ha hablado de insurrección, nadie ha hablado de motín ni de sublevación. Estamos hablando, que me perdone Felipe, de los mecanismos constitucionales para suspender el mandato, como la renuncia, y se vale —renunció Pascual Ortiz Rubio, muy digno—. Mucha gente la está pidiendo; la piden expresamente los del movimiento Iluminemos México…”
En otras palabras: la única voz, la voz única que puede derrocar incompetentes presidentes, es la voz que conforman los ricachones del movimiento Iluminemos México… ¡no más! La de los de Abajo, la voz de los que a diario se les muere un chingo de Alejandros, Pedros, Juanes, Marías: esa, inaudible; esa, fantasmagórica, no cuenta porque no congrega multitudes de forma sistemática iluminadas por los flases de Televisa y TV Azteca (aunque cuenta con casi 80 millones de jodidos) para embotar zócalos y reformas; ni mucho menos entra en la agenda del, según Acosta Naranjo, “daltónico (Muñoz Ledo) que no distingue los colores y que cambia de color y de partido a conveniencia…”; de ese político que de él se pregunta el no menos chacal de Acosta Naranjo –no sé si cínicamente o no-, que en “¿cuántas veces él ha sido encarcelado, golpeado, perseguido?” En verdad, ¿cuántas?
Muñoz Ledo tachó al Enano de marras, además de “ilegítimo” e “incompetente”, de sumamente ignorante, y de pésimo literato que practica la “ficción de ignorancia”. La clarividencia no anda en burro, no se pega ni se merca, por más que uno comparta fila de butaca diputadil casi dos putos meses con el tótem que confiere la inmortal sapiencia: “Felipe –dijo PML- estuvo sentado no más de dos meses conmigo en la reforma del 96; él conoce muy bien los temas. Nadie ha hablado de insurrección, nadie ha hablado de motín ni de sublevación. Estamos hablando, que me perdone Felipe, de los mecanismos constitucionales para suspender el mandato, como la renuncia, y se vale —renunció Pascual Ortiz Rubio, muy digno—. Mucha gente la está pidiendo; la piden expresamente los del movimiento Iluminemos México…”
En otras palabras: la única voz, la voz única que puede derrocar incompetentes presidentes, es la voz que conforman los ricachones del movimiento Iluminemos México… ¡no más! La de los de Abajo, la voz de los que a diario se les muere un chingo de Alejandros, Pedros, Juanes, Marías: esa, inaudible; esa, fantasmagórica, no cuenta porque no congrega multitudes de forma sistemática iluminadas por los flases de Televisa y TV Azteca (aunque cuenta con casi 80 millones de jodidos) para embotar zócalos y reformas; ni mucho menos entra en la agenda del, según Acosta Naranjo, “daltónico (Muñoz Ledo) que no distingue los colores y que cambia de color y de partido a conveniencia…”; de ese político que de él se pregunta el no menos chacal de Acosta Naranjo –no sé si cínicamente o no-, que en “¿cuántas veces él ha sido encarcelado, golpeado, perseguido?” En verdad, ¿cuántas?
“Lipe”, buscando la “Fe” que se le niega Arriba, ha caído de su bicicleta por inepto, justo cuando las placas tectónicas bajo la Sillota sisman sus espurias posaderas…
De gira por Tampico, Obrador habló de “borregazos”, de argüendes y de una “Fe” oligarca extraviada desde el berrinche de los Potentados emputados desde el caso Alejandro Martí. Helidoro Cárdenas, corresponsal de Milenio en la patria del Sirenito, capturó para la memoria colectiva de la Grilla Nacional estas sardónicas declaraciones de AMLO desde el aeropuerto tampiqueño:
“Calderón se cae solo, se acaba de caer de una bicicleta, no sabe pedalear; pero eso es un asunto de ellos, que no nos metan a nosotros en argüendes”. (¡No empujen, no empujen, que soy zurdo, coño!)
“A las afueras del aeropuerto –señaló el corresponsal- insistió en que Calderón es un inepto y que quienes lo impusieron están realmente arrepentidos porque no sólo no cuenta con la autoridad moral y política, sino que se ha revelado como un inepto”. (¿Por qué todos pendejean al Bush prieto en versión michoacana desde el puto momento que intentara legitimarse de su atraco de 2006 mal guerreando, desde el día siguiente que entrara por la puerta de atrás de San Lázaro, a los poderosos carteles del narco mexicano? Ya sólo falta que le digan oligofrénico, mentecato, lector empedernido de Cuauhtémoc Sánchez, o más foxista que la jibia Fox).
“…ellos son, los de arriba, los que ya le empezaron a quitar el apoyo, ya no le dicen Felipe, le dicen lipe porque ya le perdieron la fe”. (¡atió!, ¿en verdad el santito pelón cumplió alguna vez los milagros prometidos?, ¿ha cumplido los 2 millones empleos ofrecidos en campaña?, ¿cumplirá la expropiación al revés de Pemex para los fuertes intereses de las gachupinerías y yanquerías? ¿hemos visto avances en nuestros bolsillos, no en los abstractos dígitos de la inefable macroeconomía que sólo las grasas y los lípidos de Carstens comprende? ¿Cuándo el santito cumplió los milagros, por más que las mandas se tradujeran en carretadas de dinero para posicionarlo e inflarlo cuando el peligro para México (con territorio en Polanco) era imparable, o parecía imparable, la inmensa muchedumbre de los Sin Nada?). Datos ofrecidos por el mismo Carstens, indican que la economía resiente la espiral o los círculos concéntricos de inenarrable violencia, y, en números, se traducen en un 1% del PIB, más o menos en 100 mil millones de pesos. El secretario de Economía del hoy repudiado por los camajanes como ayer por la “leperuza”, ha advertido que las inversiones de los camajanes (externos e internos), ante el cuestionamiento del monopolio de la violencia del Estado por parte de los grupos criminales, disminuye y seguirá disminuyendo si no se cumplen los 75 compromisos del Acuerdo Nacional de Seguridad (¿cuáles acuerdos? Con los firmantes que intervinieron, esos acuerdos son letra muerta, mortinatos; ¿las cumplirán los funcionarios y jefes policiacos de los múltiples estados donde, vox populi y vox periodística –que es la misma cosa-, ha sido infiltrado por el crimen organizado? Esos funcionarios y políticos, herederos del mafioso y cocainómano Negro Durazo, un pillo de grandes dimensiones, que fuera jefe de la policía capitalina en el periodo lopezportillista).
Colofón: “La Sociedad Narca”
Colofón: “La Sociedad Narca”
Finalicemos con el romance a las cifras: en los últimos dos meses (julio-agosto), el promedio de muertitos que nos ha traído la guerra que el Enano del Palacio ha realizado en sólo una arista o cara del crimen organizado (me refiero a los charales del narco, pues la otra arista, en el que se encuentran los peces gordos del narco, es impensable que se toque, ya que en esta los nombres de señores gobernadores, generales de cuatro estrellas, funcionarios federales, caciques gordos de las finanzas, y presidentillos municipales, saldrían perjudicados), ha sido de 16.6 cada 24 horas, es decir, un muertito cada 85 minutos. Las lajas yucatecas (de natural pacífica y trovadoresca), con la docena de descabezados de Chichí Suárez y Buctzotz, ha probado un poco de la “cotidiana normalidad” que se vive en estados con altos índices de espiral de violencia, como Chihuahua – que ya cuenta en sus haberes con más de mil 200 defunciones-; o la patria de todos los narcos y de los Tigres del Norte, Sinaloa, con más de 570 citas con San Pedro; o Baja California y Durango con más de 170 cada uno…Es una guerra, pero una guerra que se efectúa por un solo franco: el más fácil, el de matar por matar y que me maten a los pendejos de la Sociedad Civil, a los soldados y a los policías municipales sin armamento idóneo para “morir matando” -¿quién sino un suicida desearía ser policía municipal en lucha contra el narco en el municipio sinaloense de Badiraguato, cuna de los Beltrán Leyva?- ; a los periodistas que investigan más de lo permitido por la “libertad de prensa”, los nexos y el repentino enriquecimiento del pequeño y alto funcionario; una guerra, una guerra contra una “Sociedad Narca” dueña de una considerable franja del engranaje persecutorio y político del venial Estado mexicano; una Sociedad Narca heroizada, y erotizada, con todos los recursos literarios (octavillas, décimas, gruesas imágenes de pólvora, rechinar de llantas de la Hummer o la “Suburban dorada”) en letras de los narco corridos donde se canta “la pura verdad” de la realidad y la ficción, de la leyenda y los hechos épicos de los barones de la droga (el Mayo Zambada como ser ubicuo que recorre la geografía narca, que deja propinas de a 500 dólares, ser benefactor de su región de origen, y al que le gusta los tacos de cochinita en sus reuniones de negocios) que sirven como condición primitiva de futuras memorabilias y novelas negras donde el detective no sería el héroe sino el contra héroe de este contrapunto literario (“La Reina del Sur” como novelística gachupín en el que la metamorfosis de un corrido soporífero deviene en el culmen del kitsch de lo vendible para los ávidos de “fuertes experiencias” paraorgásmicas), en el que a mucha violencia se yuxtapone bastante perico, sexo con mujeres cuasi divinas y explosión del Estado de derecho y otras candideces de teóricos ingenuos. Porque el narco es una empresa, una de las grandes trasnacionales mexicanas que no cuenta con competidores de su talle, cuyo poder de compra y muerte se parangona con las mafias rusas, las sicilianas, las de los organizadores de la guerra del opio en la China primitiva. Una gran empresa donde las fuentes de empleo e ingresos reditúan los gastos de la vida sin empleo, sin tierras agrícolas para los campesinos, sin visos de revitalización del campo mexicano:
“En la sociedad narca la riqueza como que brota —describe Sandra Ávila a Julio Scherer García en su nuevo libro, “La Reina del Pacífico”— un día eres pobre y al siguiente millonario. Pero cómo se hace el dinero, sólo lo saben los que lo hacen. Tú no los escuchas a propósito ni averiguas cuán serias podrían ser las relaciones entre ellos. Pero sí adviertes que de pronto lucen brillantes y piedras preciosas, mujeres de alto vuelo, que compran residencias que habitan y abandonan casi al mismo día, que se hacen dueños de edificios u hospitales, como en Guadalajara, o un hotel, como en Mazatlán, lleno de flores. Yo no sé cómo se arreglan con las autoridades, pero se arreglan".
Y ese dinero da para todo: para gangrenar voluntades, para desencolerizar potestades. Y brillantes y piedras preciosas y mujeres de alto vuelo y exuberante trasero calman al General de sus asuntos bélicos; tranquilizan la mala conciencia del gobernador (Villanueva Madrid como poder del Estado para dinamitar al Estado); tajan el lápiz del periodista, y este se vuelve su “vocero” para calumniar al comandante o al general que cumple a cabalidad con su cometido, de violador de los “derechos humanos” (cuando no es así, un rutinario levantón es certero para silenciar murmullos y delaciones latosas); selecciona burreros y nuevos elementos para la empresa.
¿Cómo está formada la Sociedad Narca? José Gil Olmos[2], con los elementos de la lectura del libro de Scherer García, escribe: “La “sociedad narca” está formada por las familias de los capos de la droga, pero también por sus amigos, por los políticos con los que se asocian, por los gobernantes que los protege o que, incluso, se dedican al mismo negocio; por los militares que los solapan detrás de las montañas de dinero que son capaces de amasar en poco tiempo; por los banqueros que cierran los ojos para no ver la entrada de millones de dólares a sus sistemas financieros; por los ediles que compran desde que son candidatos; por algunos periodistas que se emplean como voceros; por algunos empresarios a los que sólo les importan sus negocios, y por los policías y jueces que juegan a la justicia cuando en realidad sirven para legalizar la impunidad”.
“En la sociedad narca la riqueza como que brota —describe Sandra Ávila a Julio Scherer García en su nuevo libro, “La Reina del Pacífico”— un día eres pobre y al siguiente millonario. Pero cómo se hace el dinero, sólo lo saben los que lo hacen. Tú no los escuchas a propósito ni averiguas cuán serias podrían ser las relaciones entre ellos. Pero sí adviertes que de pronto lucen brillantes y piedras preciosas, mujeres de alto vuelo, que compran residencias que habitan y abandonan casi al mismo día, que se hacen dueños de edificios u hospitales, como en Guadalajara, o un hotel, como en Mazatlán, lleno de flores. Yo no sé cómo se arreglan con las autoridades, pero se arreglan".
Y ese dinero da para todo: para gangrenar voluntades, para desencolerizar potestades. Y brillantes y piedras preciosas y mujeres de alto vuelo y exuberante trasero calman al General de sus asuntos bélicos; tranquilizan la mala conciencia del gobernador (Villanueva Madrid como poder del Estado para dinamitar al Estado); tajan el lápiz del periodista, y este se vuelve su “vocero” para calumniar al comandante o al general que cumple a cabalidad con su cometido, de violador de los “derechos humanos” (cuando no es así, un rutinario levantón es certero para silenciar murmullos y delaciones latosas); selecciona burreros y nuevos elementos para la empresa.
¿Cómo está formada la Sociedad Narca? José Gil Olmos[2], con los elementos de la lectura del libro de Scherer García, escribe: “La “sociedad narca” está formada por las familias de los capos de la droga, pero también por sus amigos, por los políticos con los que se asocian, por los gobernantes que los protege o que, incluso, se dedican al mismo negocio; por los militares que los solapan detrás de las montañas de dinero que son capaces de amasar en poco tiempo; por los banqueros que cierran los ojos para no ver la entrada de millones de dólares a sus sistemas financieros; por los ediles que compran desde que son candidatos; por algunos periodistas que se emplean como voceros; por algunos empresarios a los que sólo les importan sus negocios, y por los policías y jueces que juegan a la justicia cuando en realidad sirven para legalizar la impunidad”.
Mientras no paremos esta impunidad, mientras las tremendas desigualdades sociales que prevalecen en nuestro país subsistan, la violencia seguirá; porque a la violencia económica del 1% punible, se agrega la violencia de los que no tuvieron la oportunidad de "educarse" (facilidad para el estudio), de comer, de soñar un futuro menos borroso que el de su padre y el padre de su padre…Las desigualdades sociales son caldo de cultivo para todas las violencias. Pero la peor violencia es la que se acuna en las altas esferas del poder mexicano…
[1] Camaján: según el Diccionario de la Real Academia, en su vigésimo segunda edición, es una palabra utilizada en Colombia y en Cuba principalmente, llevada a los primeros planos nacionales de la puta grilla mexicana por el Pejelagarto, y sirve para nombrar a una “Persona holgazana (puede ser un “influyente”, o pariente o conocido de “influyente”, que generalmente es un político o capitalista que no tiene madre, o si la tuvo algún, se le extravió o la vendió) que se las ingenia para vivir a costa de los demás”.
[2] Gil Olmos, José, “Imparable poder nos alcanza, la sociedad narca”; APRO, 31 de agosto de 2008.
[1] Camaján: según el Diccionario de la Real Academia, en su vigésimo segunda edición, es una palabra utilizada en Colombia y en Cuba principalmente, llevada a los primeros planos nacionales de la puta grilla mexicana por el Pejelagarto, y sirve para nombrar a una “Persona holgazana (puede ser un “influyente”, o pariente o conocido de “influyente”, que generalmente es un político o capitalista que no tiene madre, o si la tuvo algún, se le extravió o la vendió) que se las ingenia para vivir a costa de los demás”.
[2] Gil Olmos, José, “Imparable poder nos alcanza, la sociedad narca”; APRO, 31 de agosto de 2008.
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