sábado, 27 de junio de 2015

EN MODERNAS CÁSCARAS DE COCOYOL

Una vista desde el interior del cenote de Maní.


En cáscaras de cocoyol, un cenote enano que no parece cenote, el de Maní,  dará agua a toda la humanidad cuando llegue la última carga de los tiempos. Si en 1562 ardió en este pueblo la memoria indígena gracias a los mastines hipócritas del dios del madero, llegará el día en que esa memoria que intentaron extirpar, recorra de nuevo esta tierra cuando la cuerda que tiene vida haya sido nuevamente anudada para que la ardilla le gane al caballo de Castilla.
Será entonces cuando una vieja milenaria, cansada de caminar los caminos del tiempo, se apropie de nuevo del cenote enano ayudada por una antigua tzukán, la enorme serpiente vieja, alada y con cabeza de caballo. Tal vez la tzukán sea la vieja, pero el mito no lo cuenta.
Ella, la madre de todos, repartirá el agua empozada a cambio de los hijos de los destructores de la tierra, y desde luego que nos moriremos, no de hambre sino de sed.
La guerra por el agua se ha iniciado, el mito era verdad: hoy se reparte ja’,[1] privada y en modernas cáscaras de cocoyol llamadas botellas de plástico.




[1] Agua en maya yucateco. 

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