lunes, 18 de noviembre de 2013

¿QUÉ VAMOS A APRENDER DE TI, EGÓLATRA?

Perdónenme las malas palabras (y si no me lo perdonan, me vale verga), pero esto que transcribiré es una reverenda mamada de un mamador compulsivo que no quiere salir a su realidad, a su triste y pútrida realidad de uno más del montón, de alguien que podemos dudar hasta de su inteligencia (¡sí, dudo de vuestra inteligencia, soberano camaján!), pero de que no podemos dudar de que es, de que se trata de un soberano pendejo, ¡y que digo pendejo!, de un rependejote sin podar (recordemos que la palabra pendejo significa pelos púbicos, y los rependejotes, etc, etc). El infumable, el imbebible (y si fuera mujer, hasta incogible), dijo esta soberana pendejez de ególatra masturbatorio:
"Estoy de regreso en face, pero ahora he hecho una selección de personas serias y responsables en utilizar esta red social. Lo siento por los que han quedado excluidos. Cuando aprendan los incluiré".
Y uno se pregunta, ¿qué vamos a aprender de ti?, ¿qué se puede aprender de un ególatra, de un ombliguista, de un indigerible?, ¿qué enseñanzas podemos sacar de un arrogante barato que no pone en práctica la humildad cristiana que se jacta? No recuerdo en qué punto del averno el Dante puso a los ególatras, pero estoy seguro que ha de ser cerca, cerquita del culo del mero Satanás…¡Vade retro, ijueputa!

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