
Diré adiós a Alaska y su pesca de salmones, porque el frío me produce tristeza, tristeza de la buena, y optaré por los salmones tropicales. Mi amiga Noj K'awil me pregunta cómo alimentaré a mis salmones tropicales, y yo le digo que con chaya y manteca para que queden rollizos, obesos, morcilludos y tengan fuerza para nadar.
Surtiré al pueblo y a sus alrededores, espero que el paladar yucateco sea exigente y de amplitud de miras, como para modificar algunas comidas típicas a base de la trichina del cerdo: en vez de cochinita de cerdo, el ingrediente principal de mi cochinita postmoderna ya no será cerdo sino salmón y se llamará salmonita...Las tortas de salmonita serán legendarias por todos los viejos caminos del Mayab, y rápidamente se convertirán en producto de Haute Cuisine. El frijol con puerco se convertirá en frijol con salmón, y eso será el acabose, la gloria de un granjero que dejó los pasillos de la imbecilidad académica, un granjero de salmones que dijo no a su aburrido destino...Mi amiga Noj K'awil me pregunta, compungida, que todos mis años de "conocimiento", ¿donde quedarán? Yo le respondo, con tranquilidad, que "con los salmones", quedarán con los salmones...
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