viernes, 23 de marzo de 2012

Un sauce de cristal, un católico de mierda

Un sauce de cristal, un católico de mierda, un chupacirios aguado, un guadalupano irracional, una mente enfermiza aherrojada por sólo una idea: el dogma de mi fe me salvará matando o negando a los demás, un enano mental que se masturba leyendo la Biblia, un personaje digno de una tragedia decimonónica, un ser por debajo de la cadena del ser, un simiesco absurdo que camina, una frase de borracho tartajeante, un mal recuerdo que hace apestar la memoria, un hombre de una sola pieza: la estulticia total, un cerdo que aprendió a mal hablar, un verraco enamorado de verracas, un católico de mierda, un sauce de cristal.

sábado, 17 de marzo de 2012

Apuntes petuleños: Los años de la langosta (1883-1885) y "la espantosa miseria"


El 3 de julio de 1883, el jefe político del partido de Peto, don Diego Vázquez, comunicaba al gobernador lo siguiente: "Tengo el sentimiento de participar á U. que ayer á las doce del día ha invadido la langosta el pueblo de Tixhualahtun, de este partido en número considerable agotando las nuevas plantaciones de maíz de dicho pueblo". Ese año la calamidad alada, los acrídidos del demonio, se cernieron sobre la alejada y solitaria Villa, a merced ésta de las incursiones de los "indios sublevados". Para el día 7 del mismo mes y año, don Diego le decía al gobernador, con hondo pesar, que "la plaga de la langosta ha invadido todas las poblaciones de este partido cruzando por todas partes grandes nubes de aquel insecto dañino". Dos días le bastaron a este insecto para consumir 4,570 mecates de milpa "por ahora y es de temerse que destruyan las demás sementeras situadas al Sur de esta cabecera que aun todavía no han invadido pero que grandes enjambres toman dirección por aquel rumbo". 
El jefe político, que tal vez no resistiría los años posteriores al hambre que se desbordaría entre los pueblerinos de la Villa y demás pueblos, ya que moriría en 1886, informaba al gobernador que "es tal y tan grande el número de dichos insectos que sucesivamente van pasando, de manera que las sementeras que se escapan de la voracidad de una partida difícilmente se libran de las los que les siguen". 
En el lapso de 1840 a 1883, los documentos de la Villa de Peto que se encuentran en el AGEY, no dan cuenta de ninguna calamidad agraria como esta, y es por eso que, sin empacho, podríamos designar a estos años de la década de los ochenta del siglo XIX petuleño, como los años de la langosta. Dos años después de que el jefe político diera relación al gobernador, la Villa, pobre, con parcos trapiches, milpera en exclusiva y haciéndole frente a las incursiones cada vez más espaciadas de los bárbaros, se encontraba en un estado de real crisis: "una crisis verdaderamente terrible de miseria y desolación la que presenta y ofrece en perspectiva este Partido infeliz, agoviado (sic) por tanta desventura", que ni la venta de panela y azúcar puso remedio a su situación. Por tanto, los principales de la Villa, en un ocurso solicitaron en 1885 al gobernador, que no se cobrara impuestos a la introducción del maíz en el partido. El documento que líneas abajo transcribo, da cuenta de ello.
C. Gobernador del Estado.
Los infrascritos propietarios é industriales, vecinos de esta Villa (de Peto) y mayores de edad legal, ante usted con respeto y en la forma que más convenga se presentan diciendo: Que desde que hace dos años se perdieron en este Partido las sementeras de maíz por haber sido destruidos por la langosta que los devoró cuantas veces fueron sembradas, siguióse naturalmente la escases del principal alimento del pueblo, habiendo adquirido en consecuencia el maíz, frijoles etc., un precio elevado que obligó á los habitantes de este desgraciado partido a vender sucesivamente…lo que cada uno tenía para proporcionar alimento á su familia. El año agrícola último se levantaron en este Partido algunas semillas, pero con la miseria que dejó el anterior y la escaces (sic) de sus habitantes hasta de la ropa y de lo más indispensable, tuvieron necesidad de vender desde muy temprano, aun venden todavía el maíz, algunos lo dieron a vil precio para venir á la miseria y desnudes, y á tantas necesidades que agravian á las familias. Todos tenían la esperanza de que con las sementeras de este año que se lograsen, se aliviaría la espantosa miseria de estos rumbos, y se habían preparado al efecto haciendo cada uno más milpas y agotaron sus fuerzas y recursos todos en procurar terrenos para sus siembras. Pero desgraciadamente las intempestivas lluvias primero, hicieron que pocas milpas se quemaran. Luego las que se quemaron se habían sembrado. Más han estado llegando numerosísimas langostas por muchos días seguidos y por todas partes se han extendido en el Partido y han arrasado totalmente con las sementeras. Y es lo peor que ni puede resembrarse ningún terreno, pues las langostas vienen de todas direcciones y tienen ocupados los terrenos preparados, no obstante las diligencias para ahuyentarlas. La miseria pues es ya espantosa. El comercio paralizado totalmente y todo sin movimiento, sin vida y sin esperanza, porque no hay recursos ni modo de hacerlos. Es una crisis verdaderamente terrible de miseria y desolación la que presenta y ofrece en perspectiva este Partido infeliz, agoviado (sic) por tanta desventura. Como a una tabla de salvación se habían querido asir los habitantes del Partido de Peto á los productos de la caña de azúcar; vana esperanza. La panela y azúcar han estado en tal depreciación, que, lejos de atenuar algo la calamidad, quizá la han agrandado por aquí, porque al cosecharse la caña de azúcar se ha consumido en esa desgraciada operación, el maíz que aun quedaba y el producto obtenido, panela ó azúcar, no indemnizó de los gastos y costos de la industria. No hay pues remedio á tal y tan espantosa situación de miseria y languidez en que han caído y siguen precipitándose los pueblos de este Partido fronterizo al campo de los indios sublevados, si el Gobierno del Estado no los proteja de una manera especial. Confiados en que la ilustración del Gobierno se penetrará de la gravedad de lo apenas apuntado, nos permitimos suplicarle se sirva iniciar ante la Legislatura del Estado un decreto imponiendo fuerte contribución á los productos todos del Estado, á excepción únicamente del maíz, que se introduzcan en la Capital y procedan de otro Estado ó de cualquier punto del mismo, exceptuando única y especialmente á los puntos muy fronterizos al campo de los indios rebeldes como son los partidos de Peto, Valladolid, Sotuta y Tizimín. Sólo un decreto protector como el que pedimos puede salvar á este partido de su ruina total. Por tanto: A U. suplicamos se sirva iniciar ante la Asamblea legislativa un decreto protector á los productos todos de los puntos fronterizos al campo de los indios sublevados, dejando libre el maíz únicamente.

Es gracia y justicia que pedimos con las potestades necesarias. Peto, Mayo 20 de 1, 885.

Firmas de los notables de la Villa:
Felipe Sánchez, N. Montalvo, Juan N. Vázquez, Juan A. Pérez Gálvez, José A. Vázquez, Ambrosio Pérez, Juan Ma. Novelo, Ladislao Vázquez Pinto, Apolinario Gorocica, Román Calderón, José A. Sosa, Cresencio? Canto, Domigo Sánchez Emiliano Ruiz, N. Borges Máximo Sabido, Canuto Montalvo, José Santos Avilez, Hermenegildo López Lorenzo Arceo Vicente Vázquez Andrés Moguel, Saturnino Avilez Nazario Novelo, N. Gorocica, Rafael A. Pérez, Ynocencio Ruiz, Urbano Arceo.
Fuente:

Fondo: Poder Ejecutivo. Sección: Gobierno del Estado de Yucatán. Serie: Gobernación,Caja 384, vol. 334, exp. 68. Fojas 2 (1885).

lunes, 12 de marzo de 2012

Mecanismo de defensa de la Villa de Peto: "la línea de bombas que nos evitan sorpresas del enemigo jurado de nuestra civilización" (1877)

Foja 1. Hace el espacio de veinte y cinco años poco más que menos, se estableció la costumbre, por estos puntos fronterizos al campo de los rebeldes, de vigilar los caminos que este enemigo puede traer para invadir nuestras poblaciones. Esta vigilancia que hace difícil sea sorprendida por los bárbaros una población nuestra consiste en haber establecido bombas á cierta distancia de nuestros pueblos, cuyas bombas se ponen al cuidado de dos indígenas de los que entre nosotros viven y participan de los beneficios de la paz y el orden de la sociedad. De paso haré notar que si este servicio de bombas ha pesado y pesa sobre los indios es por la consideración de que los vecinos tienen la obligación de hacer el servicio de armas por turnos como revistados y también sin esta última circunstancia siempre que ha habido necesidad. El servicio de bombas ha estado distribuido con la mayor equidad posible y se hace por turnos de dos en dos individuos para cada bomba, durando el turno de cada par veinte y cuatro horas y tocando de nuevo su turno a cada indígena solo cada quince días ó dos veces al mes poco menos que más en lo general. Esta línea de bombas con cuidadores, que resguarda nuestras poblaciones miserablemente guarnecidas, hace tiempo ha salvado muchos pueblos de la ferocidad de los indios porque á la detonación de la bomba que indica la presencia del enemigo se ha logrado evitar así la sorpresa, y defendido donde hay aunque sea pequeñas guarniciones los derechos de la civilización atacada por las hordas rebeldes. En los lugares en que no hay, ó no ha habido, guarniciones las bombas al detonar han salvado familias que al oír el aviso se han huido y ocultado de la saña de los indios rebeldes. Pues estos grandes beneficios que indudablemente proporcionan las bombas que se cuidan, de la indicada manera, á todos los habitantes del partido aprovechan, y el servicio se había hecho con anuencia de los propietarios que por bien general se privan dos veces al mes, poco más o menos, del trabajo de sus sirvientes indígenas que por turnos se convierten en cuidadores de bombas de aviso: Así seguía su marcha este asunto hasta que últimamente D. Matilde Alcocer que ha comprado la finca Aranjuez situada á inmediaciones de esta Villa, dio orden á su agente que no consienta el que sus sirvientes vayan al servicio de bombas. En efecto C. Gobernador, no hay ley que obligue á este servicio, pero la costumbre cuando es buena se hace ley, y nadie de sano juicio desconocerá lo bueno, conveniente y necesario que és seguir sosteniendo la línea de bombas que nos evitan sorpresas del enemigo jurado de nuestra civilización. Sería injusto que pesare el servicio sobre uno mientras otros quedaren exentos, gozando de los beneficios que sus hermanos con su cuidado y vigilancia les proporcionan sirviendo únicamente sus intereses particulares desentendiéndose con marcado egoísmo del bien general que les alcanza. Fundado en lo antes apuntado suplico á esa Superioridad para normar los procedimientos de esta Jefatura de mi cargo resuelva si debe obligarse a todos, como es justo, a prestar el servicio de bombas, ó si debe suprimirse totalmente este servicio para que todos también equitativamente dejen de hacerlo no obstante que esto último en opinión de toda persona sensata pudiera ser consecuencias funestísimas para sociedad y la civilización. Libertad en la Constitución Peto, Agosto 14 de 1877. Sabino Piña
Fondo: Poder Ejecutivo. Sección: Jefatura política de Peto, serie: Gobernación. Asunto: Sabino Piña comunica al gobernador el servicio de vigías y solicitud de Vicente Vázquez y Domingo Jibaja para hacer una fiesta popular con corridas de toros. Lugar: Peto, fecha inicial: 14/08/1877, fojas 3, Caja 328, vol. 278, exp. 40

sábado, 10 de marzo de 2012

La Sublevación de la Villa de Peto a favor de un Imperio fenecido (noviembre de 1867).

A finales de la primavera del año de 1867, el coronel Manuel Cepeda Peraza, quien después de su muerte a tan temprana edad sería bautizado como el benemérito del Estado, se convertía en el libertador de Yucatán de las fuerzas oscurantistas de la clase retrógrada, católica e imperialista (la iglesia colonial y los conservadores rutineros comandados por Felipe Navarrete y el “héroe de mil batallas” perdidas, el vallisoletano entreguista, coronel Cantón). Después de sitiar a Mérida durante varios días con dos mil 500 hombres vivaqueando en los barrios de San Cristóbal y Mejorada, Cepeda por fin entraba triunfante a la muy noble pero muy retrógrada ciudad de Mérida, asfixiada y casi famélica por la prolongación del sitio de las fuerzas liberales yucatecas. En su librito negro, Orosa Díaz cuenta que el 16 de junio, día de la capitulación de las fuerzas oscuras bendecidas por el señor Obispo, “Cepeda Peraza hizo su entrada triunfal a Mérida, en medio de repiques de campanas y de demostraciones de júbilo popular”, asumiendo el honor de dirigir el barco peninsular como gobernador interino y comandante militar. Días más tarde, a pesar de que la vida del emperador austriaco de fantasía fue intercedida para su salvación por casi todos los Habsburgo de media Europa, la sentencia de Juárez dicha a la princesa Inés de Salm Salm, que de Querétaro fue a San Luis para rogarle de rodillas al otro Benemérito -pero de la patria grande- por las barbas de Max, Juárez le dijo que no es él el que tomaba la vida del invasor archiduque, “es el pueblo, y es la ley, y si yo no cumpliese su voluntad, la tomaría el pueblo y además la mía”. Dicho esto, las tres M (Maximiliano, Miramón y Mejía) fueron fusiladas el 19 de junio de ese año en el Cerro de las campanas de Querétaro. Según cuenta la tradición, antes de ser balaceado, Max le dijo a sus generales malinches lo siguiente: “voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria! ¡Viva México!” Al saber la notica, la mamá Carlota quedaría locatis de por vida y sería la llorona de Europa rogando por su Max, y el coronel Cantón, el héroe de pacotilla que mucho años después, siendo administrador de la explotación de los barones del henequén dispondría de recursos del estado para la pacificación de los “bárbaros” del oriente de la Península, intentó una última defensa de un Imperio fenecido. Al parecer, a finales del año, en noviembre, Cantón y Marcelino Villafaña, coroneles que se hallaban exiliados en la Habana, pasaron el timón del Estado temporalmente al mando de la reacción imperialista, pero en enero del 68 las cosas volvían a su sitio. Orosa Díaz dice que derrotado el coronelazo en febrero de 1868 en Izamal, fue a ramonear y comer bejucos en las selvas de los bosques orientales, perdiéndose del enemigo, que le seguía los pasos. Esta intentona golpista de los militares yucatecos, fue llevada a la práctica por primera vez, en un “movimiento en sentido retrógrado” que se dio en la Villa de Peto en noviembre de ese año. En un expediente militar del Archivo histórico de la SEDENA (Época: Siglo XIX, clasificación: XI/481.4/9723, número de expediente 9723, fojas 18), informes del gobernador Cepeda Peraza dan cuenta del “movimiento revolucionario” (o contrarrevolucionario) que al parecer estaba relacionado “con más de quinientos expulsos que existen en la Habana, porque se sabe de una manera positiva que estos no han cesado un momento de proyectar planes para desarrollar en connivencia con los descontentos de éste Estado”. Los informes de Cepeda Peraza dadas al ministro de Estado y Despacho de Guerra y Marina, daba cuenta de los hechos que el Jefe Político de Peto le informaba, diciendo que en la asonada no estaban inmiscuidos ni el Ayuntamiento de Peto, pero al parecer sí los notables de esa Villa (los “descontentos” que menciona Cepeda), una Villa de importancia estratégica militar por ser “un punto fronterizo y el más avanzado á los indios bárbaros” (recordemos que de aquí partió el general porfirista parecido al papá del Quijote por su acendrada vejez, el general Bravo, en la pacificación definitiva de los sublevados en 1901). Esto lo digo porque Cepeda, en su parte militar, dice que en las calles de la Villa habían aparecido papelitos con proclamas reaccionarios: “Antes de estallar el indicado movimiento, circularon en la propia población unas tiras de papel que decían: ‘Viva la Regencia’, ‘Viva Márquez’, ‘Muera la Libertad’, ‘Muera Juárez’, las que fueron remitidas á este Gobierno el jefe político de aquel partido”. La revuelta de los petuleños encopetados dueños de ranchos y haciendas medianas de azúcar y maíz, en conexión con el medio millar de conspiradores yucatecos de la Habana, duro bien poco, ya que el 15 de enero, desde Chaksinquín, población del partido de Peto distante a dos leguas de la Villa rebelde, fueron puestos en orden mediante el gancho persuasor de garantizarles la vida a los perturbadores de la santa paz liberal, si depusieran las armas. A continuación, anexo las transcripciones de dos documentos del expediente de la Sublevación petuleña a favor del Imperio.
Foja 4.
Participa que en la Villa de Peto ha aparecido un movimiento en sentido retrógrado: que se han dictado las medidas para sofocarlo; y reitera la súplica de que se mande el auxilio de tropas que se tienen pedido. C. Ministro
Tengo la honra de informar á U. para que se sirva hacerlo al C. Presidente de la República, que en la Villa de Peto, población fronteriza al campo de los indígenas sublevados situado al Sur de éste Estado, ha aparecido un movimiento revolucionario en sentido retrógrado, el cual és presumible que esté combinado con más de quinientos expulsos que existen en la Habana, porque se sabe de una manera positiva que estos no han cesado un momento de proyectar planes para desarrollar en connivencia con los descontentos de éste Estado. Antes de estallar el indicado movimiento, circularon en la propia población unas tiras papel que decían: “Viva la Regencia”, “Viva Márquez, “Muera la Libertad”, “Muera Juárez”, las que fueron remitidas á este Gobierno el jefe político de aquel partido. El Gobierno ha dictado yá todas las medidas convenientes para superar aquel motín, en el que no ha tomado parte ninguna de las autoridades del lugar, ni ha sido secundado hasta ahora por población alguna. Una vez que se há presentado ésta emergencia, la aprovecho para suplicar al Supremo Gobierno se digne disponer el envío del auxilio de tropas que le tengo pedido, á fin de que quede asegurada de una manera permanente la paz en esta importante parte de la Nación, á la vez que servirá para contener los avances de los bárbaros, que están en acecho constante para aprovecharse de nuestros disturbios, cayendo sobre las poblaciones indefensas, como ha sucedida infinitas ocasiones. La estación actual és á propósito para que vengan a Yucatán tropas del interior de la Nación, lográndose de este modo aclimatarlas para cuando se presente el rigor del verano. Tengo, pues, el honor de suplicar á U. que al dar cuenta con la presente nota oficial al C. Presidente, se digne interponer su merecido influjo para que sea atendido éste Gobierno en su justa solicitud, y acepte para sí las protestas de mi distinguida consideración y aprecio particular. Independencia y Libertad. Mérida, Noviembre 8 de 1867. Manuel Cepeda Peraza.
Foja 10.
Documento de haber vuelto al órden la Villa de Peto, que había sustraído de la obediencia del Gobierno, según parte oficial que se dio al Ministerio con fecha 9 del ppdo. Noviembre. C. Ministro.
Tengo la honra de informar á V. para que se sirva hacerlo al C. Presidente de la República, que el día 15 del mes ppdo. Me dirigí con una fuerte sección de tropas al pueblo de Chacsinkin distante dos leguas de la villa de Peto, con el objeto de reducir al órden á ésta población, que como tuve el honor de participar á V. en mi oficio de 9 del ppdo. Noviembre, se había pronunciado desconociendo al Gobierno. Ynmediatamente que llegué á Chacsinkin, procuré por todos los medios que aconseja la prudencia sin menoscabar en la más mínima la dignidad de mi autoridad, que volviese al órden otorgando la garantía de la vida á los perturbadores, moviéndome á dar éste paso las consideración de ser un punto fronterizo y el más avanzado á los indios bárbaros, y que al dar el ataque, la guarnición de Peto se desbandaría indudablemente perdiéndose la gente, las armas y las municiones y exponiendo á sus moradores pacíficos á sufrir los terrores de la guerra á la vez que los bárbaros podían aprovecharse del entretenimiento de nuestras tropas y caer sobre algún punto indefenso como lo han hecho repetidas veces, según las ha demostrado una dolorosa experiencia. Los medios que puse en juego dieron el resultado más satisfactorio que pudiera esperarse; y hoy se halla aquel lugar tranquilo y obediente al Gobierno. Con tal motivo me cabe la honra de reiterar á V. las seguridades de mi distinguida consideración y singular aprecio. Patria y Libertad, Mérida, Diciembre 4 de 1867. Manuel Cepeda Peraza.
Foja 11.
Con satisfacción se ha enterado el C. Presidente de la República (don Benito Juárez) de la carta de usted de 4 del que rige, en la que participa haber vuelto al orden la Villa de Peto que se había pronunciado desconocer al Gobierno, según dice su parte en oficio de 9 de de noviembre. Y y L. México, Dbre 9 de 67…

viernes, 9 de marzo de 2012

Relación nominal de las familias que se llevaron los bárbaros en sus últimas incursiones sobre Peto y pueblos de su partido

Consistente al tenor del Supremo Oficio de Vd. Fecha 2 del mes próximo pasado, le acompaño una razón nominal de las familias que los bárbaros se llevaron en sus últimas incursiones del año pasado sobre esta Villa y demás pueblos de su partido a fin de que se sirva dar cuenta de ella al Excmo. Sr Gobernador del Departamento, de cuya orden me la exigió. Dios y Libertad Peto Abril 9 de 1855. Juan Y. Montalbo. Foja 2. República Mejicana Subprefectura del partido de Peto Distrito de Tekax en el Departamento de Yucatán Relación nominal de las familias que se llevaron los bárbaros en sus últimas incursiones sobre esta Villa el año ppdo y pueblos de su partido, la cual formo con vista de los informes que he reunido de las autoridades respectivas y las noticias que me han suministrado los amos y mayordomos de los establecimientos del sur.
Peto Tomasa Hernández……6 de setiembre. Micaela Hernández……………id. Lázaro Hernández……………..id. Luciano Che…………………....id. José María Hernández………….id. Alario Borguez………………….id. Juan Ciriaco Catzín……………..id. Lorenzo Góngora………………..id. Xkambul Wenceslao Cabrera………………id José Ramos y su esposa………….id. San Pedro Manuel Loeza…………………….id . Apolinario Gamboa………………id. Gregorio Chi………………………id. Bulukax Andrés Montalvo………………….id. Aquilina Pech con su hijo………....id. Andres Valencia……………………id. Baltasar Chim………………………id. Nicolasa Cupul……………………..id. Francisco Yah……………………....id. Paula Pech…………………………..id. Gregorio Gómez…………………….id. Luciano Palomo con su mujer……….id. María Vazquez………………………id. José Canul……………………………id. Ydelfonso Cohuo…………………….id. Juan de la Cruz Vazquez…………….id. Marciala Montalvo…………………..id. José María Dzul y su familia compuesta de cuatro personas…………….id. José Dolores Kantún y familia compuesta de tres personas………………………..id. José Ma Aké con dos hijos…………6 de setiembre. Faustina Cox……………….id. Pablo Tut…………………...id. Petrona Perera con un hijo…id. Salvador Chan y su esposa….id. Silverio Tox…………………id. Lauriano Chablé……………id. Valentina Chablé…………….id. Tomás Noh…………………..id. Nasaria Cupul con una hija….id. Miguel Pech…………………id. Yakalcab Juan Ku……………………..id . José Ku………………………id. Pedro Pacheco……………….id. José Pacheco…………………id. Juan Pacheco…………………id. Juana Pacheco………………..id. Manuela Yah…………………id. Rosa Balam…………………...id Zonotchel (Dzonotchel). Luisa Palomo-7 de setiembre. Sacalaca Manuel Chablé………..18 de Julio Cecilia Chablé………….id. Ma Alvina Canche………id. Ychmul Antonio Aguilar………..8 de Setiembre Dámasa Rodríguez…….id. Antonio Padilla………..id. José Padilla…………….8 de Setiembre. Manuel Jesús Padilla…………id. Toribio Padilla……………….id. Juan Tomás Poot……………..id. Miguel Sánchez………………id. Ma Alamilla…………………..id. Pedro Chay……………………id. Esteban Tox…………………..id. María Balam…………………..id. María Tox…………………….id. Manuela Tox……………………id. Teodoro Tox…………………….id. Eustaquio Alamilla……………..id. Feliciano Uitzil………………….id. Salustino Uitzil…………………id. Secundino Pech…………………id. Teodoro Huchim………………..id. Deciderio Huchim………………id. Lorenza Sulú……………………..id. Rudencina Sulú…………………id. Ysabel Sulú……………………..id. Justo Chay………………………id. Andrea Chay………………………id. Julio Chay………………………..id. Bonifacio Ramos……………………id. José Antonio Kamal………………..id. Manuela Camal……………………..id. María Camal………………………..id.
Peto 9 de Abril de 1855. Juan Y. Montalvo. Fuente: Fondo: Poder Ejecutivo. Sección: Subprefectura política de Peto. Serie: Censos y padrones,Caja 65, vol. 15, exp. 21, cd. 36.

jueves, 8 de marzo de 2012

Polémica desde Chan Kom: en defensa del INI histórico

Yo reivindico el pensamiento antropológico de Gonzalo Aguirre Beltrán, de Villa Rojas, et al. No se puede ser relativista (¿tengo que decir que soy un neoevolucionista de armas tomar?), y por eso me interesa el proceso de integración nacional que el INI histórico puso como caballo de batalla mediante sus distintos centros coordinadores indigenistas para la plena integración nacional de las múltiples etnias del país. Esto viene a colación por un artículo de Villa Rojas aparecido en el libro “INI, 30 años después. Revisión crítica” (1978). Villa Rojas, desde la aldea de Chan Kom, se amarró en una polémica contra los calumniadores del INI (la querella iba contra el etnomarxista Gilberto López y Rivas, un totalitario secular), y hacía unas precisiones a dichos calumniadores emparentados con las corrientes ideológicas del mundo maniqueo de la Guerra Fría, que vistos a la distancia, causan resquemor y sonrojo: los etnomarxistas, el ala radical o estalinista de los antropólogos críticos o “etnopopulistas” como Bonfil Batalla o Arturo Warman, eran, recordaba Leticia Reina, de la idea de que “lo importante era dilucidar cuál era el papel de los pueblos indígenas en el proyecto democratizador de la sociedad y en la construcción del socialismo”, planteando, además, “el origen clasista de las etnias”. 
Díaz Polanco y el estalinista Bobos y Rivas, son casi los únicos desquiciantes apologistas de esta vena radical del pensamiento antropológico del siglo XX (si no los únicos, los que vale la pena leer). Pues contra esta desviación antropológica iba la “Polémica desde Chan Kom” escrita por Alfonso Villa Rojas. Desde el corazón de la zona maya, casi totalmente incomunicado salvo unos pocos periódicos y revistas que espaciadamente llegaban al pueblo, Villa Rojas, ocupado en hacer una investigación sobre el proceso de cambio socio-económico en la región oriental de Yucatán y Quintana Roo incluido, se pudo enterar “de la nueva oleada de ataques que se hace al Instituto Nacional Indigenista”. Citaba un artículo de Bobos y Rivas intitulado “La Castellanización de los indígenas para acelerar el Etnocidio”, aparecido en el Proceso del 16 de octubre de 1978. Palabras más, palabras menos, Bobos y Rivas decía que la imposición lingüística, cultural y económica de la sociedad dominante hacia los grupos indígenas, desembocaba en un proceso de desintegración, al cual se le nombra etnocidio por el estado de “anomia” y la “pérdida de identidad étnica” así como la “desaparición cultural” que lleva consigo ese acto de barbarie neocolonial instrumentado por los aparatos integradores del Estado (escuela, carreteras, sistemas de salud y sistema económico capitalista). Pues bien, a esas peregrinas y fatuas disquisiciones, Villa Rojas respondía con unas ráfagas de ironía: 

“Como se ve…la política de integración nacional que persigue el Instituto Nacional Indigenista, sólo conduce a estados catastróficos entre los grupos que trata de mejorar, hasta el punto de acabarlos como entidad tribal. Llevarles carreteras, escuelas, clínicas médicas, postas zootécnicas, unidades agro-pecuarias y demás recursos de la vida moderna, resulta contraproducente por la simple razón de acabar con los modos obsoletos de su vida tradicional”. 
 
Villa Rojas indicaba que este vano farfullar de los estalinistas etnomarxistas, se apoyaba en la excéntrica idea del “relativismo cultural” propuesto por autores como Westermarck o Herskovits, que ponían énfasis en “la dignidad inherente en todo cuerpo de costumbres y en la necesidad de guardar tolerancia hacia ellas, aún cuando puedan diferir de las nuestras”. Es un hecho que plantear de ese modo la tolerancia hacia las otras costumbres, implica estar de acuerdo en llevar el nihilismo de los valores humanos hacia una paila o marmita en donde se derritan nociones de universalismos interpretativos, y favorecer escalas de horror como la ablación que practican algunas tribus de África, el linchamiento en ciertos pueblos del centro de México, el machismo uxoricida de ciertas comunidades indígenas, el patriarcado autoritario de la sociedad maya yucateca, el pensamiento mágico que cree en ingenuidades infantiles como los “señores del monte” o los rituales de la lluvia; o en ejemplos que da el propio Villa Rojas, en tolerar la poligamia o la caza de cabezas en las selvas amazónicas. 

 Frente a esa especie especiosa de teorías “hippies” que creen en eso de “déjalo ser”, Villa Rojas planteaba que el relativismo a ultranza no tiene razón de ser si uno considera que, más allá de los diversos trajes culturales, el Hombre, en la intimidad universal, sólo posee un traje único, y ese traje es el traje de su condición humana: “La cosa cambia –dice el evolucionista ex profesor de Cham Kom- si se le sitúa dentro de una escala universal de valores, pues, entonces, se tendría que una cultura es mejor que otra en la medida que permite un mayor control sobre el medio ambiente y mayor oportunidad de pleno bienestar”. 

Desde Boas hasta Gamio, los pilares de la antropología han considerado que “el fin último de su ciencia era alcanzar la superación del Hombre mediante el aprovechamiento adecuado de los principios básicos de la conducta humana”. Darles las herramientas de la técnica, de la industria, para la inserción de los grupos indígenas a la sociedad dominante, era, y es, una política pública del Estado que no debería ser tachada como etnocida por los utopistas urbanos que hablan español o inglés, que son mestizos o blancos, que tienen su auto, que se transportan en avión y fraguan sus disquisiciones exquisitas encerrados en un cubículo aséptico. Villa Rojas lo dice mejor: “Ante este avance incontrolable de la civilización industrial, se hace impostergable proporcionar a los núcleos indígenas elementos adecuados de defensa, tales como el uso de la lengua nacional y los conceptos básicos de la vida moderna…De tal modo podrá evitarse, en grado significativo, que sean fácil presa del engaño y la explotación”.

martes, 6 de marzo de 2012

El presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela socialista del Estado: Evelio Tax Góngora

La foto fue tomada en el Archivo General de la Nación, en mi investigación sobre la reforma agraria en el sur de Yucatán. De inmediato me llamó la atención el nombre de mi difunto tío, Evelio Tax Góngora, pidiendo la ampliación de su pequeña escuela. Sin duda, el que sería cronista vitalicio del pueblo de Dzitás, maestro de más de cinco generaciones y corresponsal de innmerables diarios yucatecos, ya traía el espíritu de la docencia a tan temprana edad.

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