Los pasados días 19 y 20 de agosto tuvo lugar en T’Ho (o Mérida, como la bautizaron, a sangre y exterminio, los genocidas invasores) un taller sobre periodismo indígena dado por dos miembros de la AIPIN (Agencia Internacional de Prensa Indígena), el periodista mixteco Genaro Bautista, y la inteligente y joven economista Blanca Cruz, defeña esta última, y puntillosa lectora del malestar en el capitalismo.
De simple ponencia pedagógica sobre la forma en que cómo el sistema hegemónico occidental impone a las demás culturas y pueblos del mundo su verdad única mediante sus “operadores de comunicación” imperial, devorando las otras voces, los otros modos de vida y los otros medios de comunicación a través del tiraje multimillonario de sus Hollywoods, sus periodismos a lo CNN e “Historias” para legitimar sus pillajes; además de que se hicieran los distingos necesarios entre los géneros y el ejercicio periodístico, la ética del gremio y la revisión del derecho a la comunicación e información de los pueblos indígenas, los asistentes (connotados pensadores mayas como Feliciano Sánchez Chan , Carlos Chablé, entre otros) se saltaron trancas institucionales del CDI – el laissez faire fue la norma- para dar un giro al taller y redactar una declaración del pueblo maya peninsular, la Declaración de T’Ho, con el fin de “establecer sus propios medios de información en sus propios idiomas y acceder a todos los demás medios de información no indígenas sin discriminación alguna” (artículo sexto de la Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas).
Con esta acción de los comunicadores mayas peninsulares, se hace patente que el Movimiento Indígena no es una entelequia producida por neo Bartolomés de las Casas anti neoliberales, ni por EZETAS traspasando cañadas chiapanecas en busca de las otras voces y las otras caras de los pueblos originarios; no es, tampoco, continuación práctica de antropologías críticas, o el vaso conductor de académicus dejando en la orfandad sus asépticos cubículos donde campea el dato hipócrita de la objetividad. El Movimiento indígena no adopta, sin más ni más, marcos conceptuales distintos a los que produce desde su propia visión del mundo, aunque eso no imposibilita relaciones igualitarias con los distintos sectores de la población. Desde hace más de 500 años (1492 es la fecha de inicio de la resistencia de los pueblos originarios de este continente que ahora llamamos como “América” ), el Movimiento indígena ha venido recobrando, para sus pueblos y naciones, una particular manara de estar en el mundo: cuestionador de los cercos jurídicos, económicos, políticos, sociales y comunicativos (una noticia “occidental”, la muerte de un pedófilo como Jackson, no es una noticia significativa para las comunidades indígenas. La arremetida neoliberal contra el pueblo maya de San Antonio Ebulá, el encarcelamiento de Jacinta, o la matanza de indígenas de la amazonia peruana, en ultimados términos, le importa nada a las oligarquías nacionales, preocupadas por los funerales del pedófilo precitado), se presenta en el mundo como un salida posible ante tanto hecho excrementicio del carnicero sistema de los chacales internacionales y locales. ¿Cómo estamos? se preguntan los comunicadores del pueblo maya peninsular, y se responden: tomando conciencia de la lucha, visibilizándola, aportando críticas desde la comunidad y los pueblos, solidarizándonos con otras causas, rompiendo cercos mediáticos desde el trabajo diario.
Y haciendo eco, sin tener conciencia de ello tal vez, de los puntos establecidos en la Declaración de Santa María Ostula, Michoacán (el derecho a comunicar su existencia, sus luchas y peripecias, reivindicaciones y declaraciones, no solamente su cultura, es, desde luego, una inapreciable autodefensa contra “la guerra de exterminio neoliberal desatada en contra de nuestros pueblos…” que ha alcanzado “un grado de destrucción, despojo y explotación nunca antes visto que pone en riesgo la existencia, la seguridad y los territorios correspondientes a los pueblos originarios” ), los asistentes al taller redactaron la siguiente Declaración de T’ Ho:
MOKT´AANILO’OB T’ HO
(DECLARACION DE T’ HO)
Los asistentes al TALLER PENINSULAR DE PERIODISMO INDIGENA realizado en la ciudad de Mérida, Yucatán, (antigua T’ Ho); comunicadores mayas provenientes de los tres estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, en base a lo estipulado en el Artículo Segundo Constitucional en su apartado referente a medios de comunicación, la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas.
Considerando que la población que conforma la Península en su mayoría pertenecemos al Pueblo Maya,
Demandamos al Estado mexicano:
1.- Que se reserve el 30 por ciento del espectro radioeléctrico para radios indígenas y comunitarias.
2.- Que se otorgue el 30 por ciento del tiempo de la transmisión en los diferentes medios de comunicación públicos y comerciales para la difusión de mensajes e información de interés del pueblo maya peninsular en su propio idioma.
3.- Que se suspenda el cierre de radios comunitarias e indígenas que operan en distintas entidades del país en tanto se elabore una nueva ley de comunicación que garantice los derechos de los pueblos indígenas en esta materia.
4.- Que la nueva Legislatura Federal tome como prioridad la revisión de la Ley de Telecomunicaciones y derogue la llamada LEY TELEVISA, emitiendo una nueva que sea plural y equitativa incluyendo a las 62 lenguas originarias y sus variantes, que son consideradas como lenguas nacionales en la Ley General de Derechos Lingüísticos.
5.- Que un porcentaje del programa de La Hora Nacional se asigne para que se difundan contenidos sobre pueblos indígenas producidos por comunicadores o medios pertenecientes a estos pueblos.
6.- Que el 1 por ciento del presupuesto de Comunicación Social de la Presidencia de la República se destine para el fortalecimiento, impulso y consolidación de las iniciativas de comunicación indígena.
Demandamos a los tres órdenes de gobierno de los Estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo:
1.- Que se reconozca y hagan efectivo el derecho del pueblo maya a la adquisición, operación y administración de medios de comunicación
2.- La urgente necesidad de los estados de la Península de reformar las Constituciones estatales y la elaboración de sus respectivas leyes reglamentarias en materia de comunicación indígena.
3.- Que en este sentido se instrumenten políticas públicas desde lo local con el fin de promover y acompañar a las comunidades mayas en su proceso de desarrollo con identidad.
4.- Que la información de los programas oficiales dirigidos a pueblos indígenas por los tres poderes y niveles de gobierno sean difundidos de manera oral, gráfica y escrita en lengua maya.
5.- Que sean asignados presupuestos específicos para el equipamiento de medios indígenas y capacitación de comunicadores mayas.
6.- Que el presupuesto de las Direcciones de Comunicación Social de los gobiernos estatales se destinen de manera proporcional de acuerdo a la población indígena en cada estado para el fortalecimiento, impulso y consolidación de iniciativas de comunicación.
Acordamos:
1- Participar en el 3er. Congreso Nacional de Comunicación Indígena a realizarse próximamente.
2- Crear y fortalecer la Red de Comunicadores Mayas de manera incluyente.
3- Continuar con la capacitación de niños, jóvenes y mujeres mayas en todos los ámbitos de la comunicación.
20 TI´U WINA´ALIL AGOSTO TI´U JA´ABIL 2009
AJ MEYAJO’ OB TI PÉEKSILO’OB
En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges dice que la historia "no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió".
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