miércoles, 29 de agosto de 2012

Tío Tino

Moriste, me dijeron hoy que moriste ayer, tío Tino, "en el día del abuelo", abuelo tú de medio pueblo, semental enamorado. Aunque no moriste del todo, yo sé que no moriste del todo. Dejaste huérfano de hermanos a mi abuelo, pero no huérfano del todo. Nadie es del todo huérfano y nada es del todo cierto, menos la muerte, menos la sucia y olorosa y casquivana muerte. Hoy escribo estas desleídas palabras, aunque contigo no se debe escribir sino bailar, Zapatear, mover el cuerpo y poner las alpargatas de Dios en los pies de la mañana. En la esquina del tren te sentabas las tardes a tomar el fresco y esperar noticias de las vaquerías, y ayer, oíste ese sonido de charanga allá arriba, Rompiendo los flancos de las nubes y restallando la aburridez de los sermones. Diste gracias a la mañana, y partiste con el traje de gala, albo como una mañana de enero en el pueblo. La charanga y la jarana llegaron al cementerio presidiendo el entierro. Moriste ayer, Tío Tino, aunque no moriste del todo.

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