No tientes al Señor de la muerte en la Península, como lo hizo Ubaldo Martínez Flores, oriundo de Orizaba. Si no eres de estas tierras donde tiene sus dominios Yum Cimil,´si estás de paso o eres un advenedizo, te recomiendo que, si quieres morirte, no lo digas recio, no lo vociferes: mejor mátate o cállate, porque puede ser que te arrepientas, que desistas de morir, y te de las de malas que don Yum te haya escuchado.
****
Don Yum tiene una oreja que abarca todo el cielo azul y el cielo negro, y a el le gusta madurar en tu sombra. Con don Yum, como se dice vulgarmente, no hay mamaditas de que "sí quería pero ya no quería": Yum te toma la palabra, y te desaparece cuando menos lo pienses.
****
Así le sucedió al pobre de Ubaldo. Decía que se quería morir, pedía en reiteradas ocasiones a su compañero que le de lanate (un fuerte insecticida utilizado por los campesinos para plagas en sus milpas y huertos), intentó seducir a Ixtab colgándose una vez de su hamaca, pero su amigo, el petuleño Rufino Be no se lo permitió. La tristeza le había llegado a Ubaldo desde el trago, tenía principios de cirrosis, y por eso, antes que dejarse morir, habló serio a don Yum...Una noche, al apagar el foco y tumbarse en la hamaca a roncar el sueño, don Yum apareció para llevárselo, ahogándolo. Ubaldo nunca despertó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario