Analizando un documento de la segunda mitad del siglo XIX que refiere el tumultuoso recibimiento que los petuleños hicieran al gobernador Romero Ancona en su visita al partido en 1881, me surgió unas reflexiones para tratar de entender por qué los petuleños actuales le dan demasiada importancia a los desfiles cívicos. En el recibimiento que le hicieron a Romero Ancona, los petuleños y los militares que resguardaban perennemente al pueblo de las incursiones de los rebeldes, las autoridades de la villa, junto con un numeroso grupo de lugareños, le dieron la bienvenida al gobernador con una banda de tambores y cornetas tocando como si se dispusieran ir a la guerra, y una multitud de cohetes voladores cruzaban el cielo inundado por los repiques de las campanas de la iglesia.
****Tal vez estos fastos militares del pueblo fronterizo de Peto de la segunda mitad del siglo XIX, sirva para comprender los tumultuosos desfiles del 16 de septiembre y 20 de noviembre que cada año hacen los petuleños. Las acciones educativas del siglo XX con su "nacionalismo revolucionario" medio fascistoide, sin duda han tenido su parte para armar un modelo de ciudadanos "revolucionarios". La educación del siglo XX ha sido básica, pero no olvidemos que Peto, en la segunda mitad del siglo XIX, fue militarista en grado sumo. Y tal vez el hecho que en los desfiles actuales la pasión “cívica” desborde los ánimos patrióticos tanto de profesores como alumnos de primaria hasta bachillerato, se pueda comprender si retomamos los antecedentes decimonónicos de la villa. Para el 20 de noviembre es cosa común que hasta niños de primaria de Peto representen escenas de batallas entre “revolucionarios” y el ejército porfirista vestidos a la usanza (como "pelones" o como villistas o zapatistas), y no es raro que hasta se den detonaciones de cañones hechizos prendiendo varios petardos al mismo tiempo.
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