Tengo frente a mí el documento sacado hoy del Archivo General del Estado de Yucatán (AGEY), que habla de los asesinatos de Tabí de enero de 1847, que junto con Chetulix y Nohcacab, fueron el antecedente inmediato de la Guerra de Castas.
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Los sucesos de Tabí, perpetrados por soldados comandados por el execrable Pastor Gamboa, que dieron muerte al cacique, al escribano y al alcalde de la república de indios del pueblo referido es, parafraeando a Güemez Pineda, un prefacio inédito a medias de la Guerra de Castas. Inédito a medias, porque no sabría nada de Tabí de no haber leído al gran Terry Rugeley sobre ello.
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Y puedo decir, también, que Tabí volvió a mis recuerdos de lecturas cuando, en junio de 2008, tuve la fortuna de conocer a una señora de un pueblo cercano a Felipe Carrillo Puerto (la señora aparece en el
documental sobre la guerra de castas dirigido por Francisco May), y ella, en su maya fino, constantemente repetía la palabra "Tabí", Tabí", con resonancias de dolor incrustado en lo más profundo de la memoria histórica de un pueblo que no olvida, porque el olvido significa la muerte.
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Tabí no se olvida, Tabí no debe olvidarse...
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