Yo sí creo, y soy un convencido, del paradigma evolucionista: hay de culturas a culturas; y hay de salvajes a bárbaros y civilizados en la viña del señor. Los habitantes de Las Ollas, en Chiapas, son más o peores salvajes que los violadores y asesinos a los que lincharon y prendieron fuego, grabándolos y luego comerciando el video de esa indecencia propia de un México mesoamericano donde se descuartiza y corta la cabeza en una guerra contra el narco, y que nos remonta a los tiempos bárbaros de las matanzas de los mexicas.
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No justifica nada esa atrocidad: no la justifica la pobreza histórica de los habitantes de esa región (la más pobre entre todas las regiones del sureste mexicano), no la justifica que sean monolingües y que se rijan por "la costumbre"; no justifica nada esa barbarie, repito, y, por el contrario, yo creo que más políticas integracionistas hacen falta, demasiada falta: integración cultural, económica, política, pero sobre todo, integración cultural...Antier, en un seminario, tuve la “suerte” de escuchar el comentario ridículo de una imbécil doctora de no sé qué. Aquella histérica dijo una sandez mayor...Decía que la educación significa
"la muerte del otro", y se lo dijo al ponente. Lo dijo no una vez, sino lo remachó con insistencia obtusa, perruna, como si al repetirlo, la frase hueca, como por arte de la palabra, hubiese sido convertida en una verdad inconcusa... ¿Qué quiso decir la opinante con la frase
"la educación es la muerte del otro"? Bueno, pues que para los ultra dogmáticos investigadores amantes de la "otredad salvaje", de "la costumbre", el indio bárbaro debería seguir siendo así hasta la eternidad, refocilado y apoltronado en su barbarie, porque eso significa puntos para sus investigaciones, existencias de sus “sujetos de estudio” y, además, puntos para su conchudo SNI.
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Insisto, y vuelvo a insistir: En Yucatán, que desde el día siguiente de la conquista comenzó un proceso de integración de la sociedad maya con la sociedad mestiza que se creaba, no creo que pase eso de Las Ollas. Aquí, en estas tierras del Mayab, tenemos pueblos hambrientos e ignorantes, desde luego, pero no pueblos bárbaros. Chiapas apesta a otredad, y eso está mal, muy mal...
"LA COSTUMBRE"
Deseo repetir nuevamente el adagio imbécil de marras. La mujer dijo, asnalmente, lo siguiente:
"La educación es la muerte del otro" (seguramente la frase se la robó a uno de sus caros teóricos), y acto seguido siguió hablando de sandeces...Por el contrario, yo creo que la educación es importante para formar ciudadanos con ideas mínimas de moral y de posiciones éticas, así como hombres y mujeres capaces de discernir entre actos de justicia, de simples actos de barbarie. Lo que hicieron los indios chamulas de Las Ollas, es un rescoldo mesoamericano de la barbarie, y ni sus Bonfiles Batallas ni sus caros defensores del otro con sus frases estólidas del tipo “la educación es la muerte del otro”, ni sus discursos esquizofrénicos loando la otredad salvaje, ni el recurrir a una especie manida de derecho indígena, ni sus chanchullos retóricos fraguados desde sus cubículos asépticos, salvarán o amortiguarán o explicarán el acto de barbarie de los chamulas de Las Ollas. Y, para terminar, estoy tentado a proferir la frase maldita de Sierra O'Reilly: "raza maldita", las de Las Ollas y otros pueblos viviendo en la barbarie de "La costumbre".
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