Que la vida sea una especie de libreta escrita con lápiz,
y que uno tenga suficiente borrador y tajador para corregir errores,
enmendar frases,
subrayar recuerdos,
tachar discursos, suprimir días y dibujar otros...
Aunque eso,
eso no sería vida sino un simulacro de ella,
una novela que se marchita.
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