A la puta conchuda de la dictadura cubana, con cariñoEl ganador: Hugo Chávez Frías y su populismo galopante, momificante. El perdedor, o la perdedora: la libertad en Venezuela. Porque esa es la democracia, el mejor de los sistemas políticos con el cual los imbéciles llegan o se parapetan en el poder (un poder despótico, simiesco y amorcillado). No obstante de que "una de las mejores democracias en el mundo", la venezolana (dictum del sátrapa de Barinas), se parece demasiado a la tramoya gigantesca que vivimos en el antiguo régimen del carro completo cuando el PRI defenestraba con sus cantaletas seudodemocráticas, Capriles le logró arrebatar 6 millones 150 mil votos, frente a los 7 millones 444 mil votos del dictador "constitucional" y "democrático" (esa historia lo sabemos, Díaz, el tuxtepecano, logró empotrarse en el poder por más de 30 años valido de las elecciones cíclicas y respetando una Constitución con olor a oligarquía feudal esclavista), cifras que hacen clara, patente y rugiente, la pavorosa división demográfica que trasmina cada rincón de Venezuela: Venezuela está partida en dos, en dos caras distintas de la población: una población que vende su libertad a cambio de "seguridad" populista; y una población que le apuesta a la incertidumbre, a la imaginación y al fastidio que producen los fastos del poder petrificado...
En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges dice que la historia "no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió".
lunes, 8 de octubre de 2012
El poder petrificado
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