Si según cifras recientes del CONEVAL, estamos peor que en los tiempos de nuestros mayores, si vienen la carga de los años, y vienen peores y caníbales, si el hambre se siente, y huele, por doquier, si la marginación, la explotación y el ninguneo de los más (de esos 52 millones de pobres, ahí se encuentran todos los indígenas del país que estudian los "yucatecólogos" y otros expertos buenos para nada) se hace orgullo y sistema para gobernar a las masas descalzas, yo me pregunto, ¿por qué no nos indignamos?, ¿por qué no seguimos el ejemplo de los árabes y los españoles, y protestamos por la estúpida ecuación en que nos tiene aherrojado la clase narcapolíticaeconómicaeclesial...académica, ecuación que se nombra como violencia-asesinato-explotación-asalto a la nación- imbecilidad política- fariseismo eclesiástico- impunidad sistemática, injusticia a las mayorías descalzas, hambre, hambre, y muerte, muerte. ¿Por qué no, como Gandhi y como Vaclav Havel, mediante la fuerza de los indignados que rugen su descontento cotidiano porque la papa no da, me pregunto, por qué chingados no explota la indignación, la repulsa y el fastidio que tenemos frente a la frivolidad de los que se dedican a atracar a la nación de los 52 millones de parias mexicanos? ¿Somos dignos, o somos indignos de llamarnos humanos?
En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges dice que la historia "no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió".
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