Pero vean nomás esta foto tan, pero tan digna de enmarcarse en las casas de los subalternos y de los enamorados del pasado...El Halach Uinic, el macho tocado por los dioses del autoritarismo del Mayab, el gran Cabrón del Yucatán autoritario, de visita en Dzonotchel, pueblo jodido de la Villa aquella de execrable memoria...Era 1985, año de la tembladera chilanga, e inicio de una transición aún inacabada, aun traspuesta, empantanada. Don Víctor irradiaba potencia, era un hombre maniatado por su idea fija por el poder...¿Y los campesinos? En la foto se ven como los quería ver el viejo régimen de partido único: Con la cabeza y la humanidad gacha, mirando a la tierra, no pudiendo ver al tlatoani directo a los ojos porque se convertirían en piedra...El poder, ya se sabe, momifica a unos, imbeciliza a otros...En verdad, esta foto de los campesinos de Dzonotchel junto con el tlatoani yucateco, espanta porque dice mucho de lo que significó un sistema hegemónico que corporativizó, y despolitizó, a los campesinos yucatecos: El tlatoani mira hacia arriba, hacia el cielo de su gloria; y los campesinos, por el contrario, miran hacia abajo, en el subsuelo profundo de su pobreza milenaria, de su desesperanza inacabable...
En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges dice que la historia "no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió".
jueves, 23 de febrero de 2012
El contraste manifiesto: el poder mira arriba, y los hombres de la tierra, abajo
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