sábado, 23 de mayo de 2015

RAÚL CÁCERES CARENZO, EL NUESTRO


TAN CERCA QUE TENGO A CÁCERES CARENZO, que algún día tomaré el autobús para Toluca, donde reside desde 1970 el poeta oriundo de Halachó, y le diré: “maestro, déjeme darle las gracias, porque con su obra poética aprendí la cadencia del español peninsular y aprendí amar a mí tierra, nuestra tierra”, una obra que me parece de la más rica que haya dado el siglo XX y XXI de la literatura yucateca. Yucahuach, como se les dice a los yucatecos residentes fuera de la Península, Cáceres Carenzo es un poeta del exilio peninsular o del exilio meridano, como sus discípulos Javier España y Jorge Pech Casanova, que escriben desde Chetumal y la bella Oaxaca. Toda la poesía y teatro de Cáceres Carenzo, arguyo, es un puente de palabras con que recrea su mundo peninsular visto en la vasta lejanía, entre los cerros del Valle de Toluca y el neblumo de su ciudad adoptiva. Es el que más ha sentido la yucateneidad, y el que más la ha poetizado con el metro exacto y la rima precisa. Sin duda, sabemos, por Cáceres Carenzo, que poesía es un “rayo de voz”, una “flama en el agua de los tiempos”. Y, sin duda, comprendemos nuestra doble mirada, nuestra mirada mestiza en estos versos del poeta:

“Ya otros ríos me nombran en las venas
y en mis ojos se asoman dos abuelos
que están plantando olivos y maizales.
Una alondra mestiza sueña y canta
en la trunca pirámide.
Ahí mi corazón sacrificado
ritualiza sus nupcias
con la hermosura en fuga de los pájaros
y las hondas caricias de la muerte.
Y sin embargo soy,
sigo siendo el que escribe este poema.
Y estoy aquí, en la noche,
en la nutricia noche
que surcan las candelas de mi nombre
(Jesucristo embriagado con balché,
Balam que escribe con símbolos latinos
lo que ha soñado en maya)”.

Poeta que reconoce sus dos veneros literarios (el mundo indígena de Yucatán, poetizado a lo largo de su obra, y el otro, traído con los barcos y sembrado en los versos escritos con “símbolos latinos” por el poeta), me extraña una nota que leí recientemente sobre Cáceres Carenzo[1], y me explico por qué.
Yo conocí al maestro don Raúl Cáceres Carenzo  cuando impartió un curso de literatura en Chetumal, es un poeta yucateco nacido en 1938, y aunque la mayor parte de su obra -reconocida a nivel nacional hasta el grado de recibir los respetos poéticos de José Emilio Pacheco- lo haya realizado fuera de la Península, en Toluca para ser precisos, descreo que Cáceres Carenzo se sirva de "temas de la cultura para hacer lo suyo, se aprovecha de las habilidades de los mayahablantes para su puesta en escena y luego los deshecha como si nada", como se señala en el artículo referido que, al parecer, son palabras de Feliciano Sánchez Chan, poeta maya que cree que la mayanidad sólo pasa por sus pies. Como todo yucateco nacido en un "pueblo grande", Cáceres Carenzo, si no domina el idioma maya hasta el punto de escribirlo, su savia poética está enraizada profundamente en el espíritu de la tierra nuestra. De todas formas hay que señalar que el maestro Cáceres Carenzo reconoció esa "grave omisión" que se le señala en el artículo referido (no darle créditos necesarios a las voces de reparto de la obra escrita por él, llamada "Canek: caudillo maya", que se puso en escena en el teatro Peón Contreras hace casi 30 años).
¡Pero vamos!, estamos hablando de 1988, un lejano año donde el contexto nacional, entrampado todavía en un indigenismo desindianizador, silenciador y homogeneizador de la diversidad cultural en México, apenas daba los primeros pasos para la fuerte presencia de las distintas gamas del movimiento indígena y de los movimientos de revitalización cultural, que vendrían luego. Descreo que el poeta Cáceres Carenzo, el cual tiene un cercano parecido físico con el poeta Wildernain Villegas Carrillo, y quien también fue maestro de este último, tenga una veta de colonizador. ¡Al contrario!, ha dado mucho para los nuevos veneros poéticos del Yaxché peninsular: Javier España, Pech Casanova, Villegas Carrillo, Raciel Manríquez y, como discípulo hereje de Javier España, yo mismo me reconozco deudor de la enseñanza del bardo de Halachó.



[1] Cfr. el artículo “Artistas mayas excluidos de créditos de Canek”, en http://elchilambalam.com/2015/05/artistas-mayas-excluidos-de-creditos-de-canek/  

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