La "generación Facebook" egipcia es capaz de todo, como el derrocar dictaduras podridas como la que representaba Hozni Mubarak, personero de Israel y Washington. 18 días de fiesta revolucionaria, en la plaza de la Libertad, Tahrir, dieron al mundo una prueba contundente de la dignidad humana ante cualquier régimen corrupto e indiferente a los excluidos, omitidos. Las muertes de los mártires de Tahrir, más de trescientos, no fueron en vano, porque el pueblo resistió airadamente, resistió como sólo lo sabe hacer el pueblo de los desposeídos, hasta enterarse de que el criminal Mubarak dejó el poder.
Los egipcios, esa generación Facebook hermanada con la generación de sus padres y abuelos, como dice un revolucionario de Tahrir, han cambiado su futuro sin necesidad de balas, gandhianamente enamorada de sí misma. Ahora, como señalan los manifestantes de El Cairo, lo que viene, por hoy, es el tiempo de la fiesta, el tiempo del regocijo y la celebración brotada por todas partes de esa gran nación árabe liberada. "La Reflexión empezará mañana, hoy es tiempo de festejar", dice este pueblo digno que salió a buscar, una vez que se pusieron de acuerdo en hacerlo -mediante el facebook, correos electrónicos-, a la Historia y a la democracia en las calles y la plaza de la Libertad, Tahrir.
Porque la generación Facebook egipcia no quiere el poder por el poder mismo, sino la radical democracia explicitada en las sigiuientes consignas salidas de Tahrir: "Queremos gobernarnos, no que nos gobiernen". Citando al revolucionario de las redes sociales, ejecutivo de Google egipcio, Wael Ghonim, que tuvo mucho que ver para que el perro de Occidente se largara del poder, sólo resta decir: "Felicitaciones Egipto, el criminal se fue del palacio".
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