Como diría un Zaragoza de la república de las letras nacionales: las letras mexicanas se han cubierto de gloria, pues estamos a horas de que el poeta José Emilio Pacheco reciba del espíritu de Cervantes, de mi señor Don Quijote, y del bueno de Sancho Panza, el merecidísimo Yelmo de Mambrino por su obra y su defensa inclaudicable del idioma nuestro, el "mexicano". Repito, porque es necesario repetir, porque uno no se cansará de celebrar, que las letras mexicanas se han cubierto, nuevamente, de gloria con nuestro cuarto escudero mexicano del impar Caballero de la Triste Figura.
En este dibujo de ¿Daumier?, tal parece que el eterno desfacedor de entuertos, y defensor de la justicia y la dignididad de los hombres, damas, viudas, pueblos indígenas, guerrillas de liberación y de todos aquellos que conforman los pobres de la tierra, don Quijote de la Mancha, junto con su fiel escudero Sáncho Panza, esperan ansiosos, en uno de los campos de la Mancha, la llegada de su cuarto escudero mexicano, José Emilio Pacheco. No te tardes, poeta, no te demores, José Emilio, que los pobres de la tierra necesitan todavía la adarga y la lanza en ristre de mi señor Don Quijote.
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