En Pierre Menard, autor del Quijote, Borges dice que la historia "no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió".
lunes, 22 de febrero de 2010
Los indígenas y los festejos de 2010
Hasta que he escuchado algo medianamente razoble los últimos meses, en lo referente a los pomposos festejos del centenario y bicentenario de la Rev e independencia de México. Narro, el rector de la máxima casa de estudios, la UNAM, al inaugurar el congreso internacional "Los indígenas en la Independencia y la Revolución Mexicana", dijo que la mejor forma de festejar estos dos momentos fundantes de este país extremadamente injusto, inequitativo y racista con sus pueblos originarios, es "resolver la deuda no sólo histórica, sino presente y futura, con los indígenas". Pero uno se pregunta, ¿en qué estriba dicha deuda histórica? ¿radica ella en darles "vochito" y "tele" a los grupos indígenas, como asegurara, en su momento, Vicente Fox? ¿radica en standarizar el pensamiento bonfiliano? ¿en etnologizar a la última otredad "salvaje" que resiste, airada, en la sierra? ¿en aquilatar aún más el paradigma neoindigenista a través de la CDI? ¿en mover, mar y tierra, tierra y mar, para que los grupos indígenas, los 56 pueblos indios del México profundo, se avengan a la "interculturalidad" de los thinks thanks de las metrópolis occidentales? ¿En seguir en el "multiculturalismo" o simulacro de la "retórica del reconocimiento", concepto éste con el que Charles Hale se ha referido a los procesos constitucionalistas de aceptar ciertos (no todos, algunos de estos, como la alteridad radical de cuestionar las lógicias globalizadoras, capitalistas, no entran en la lista jurídica) "usos y costumbres", como las reducciones culturales de las demandas de los pueblos indios (esa fue la tónica de la reforma de 2001).
Lo cierto es que el rector, no obstante de que su dicho es ética e históricamente correcto, se queda todavía entrampado en un enfoque cuasicolonial: eso de "resolver", ¿lo harán los propios pueblos indios, o la maquinaria neoindigenista actual a través del CDI y otras dependencias del gobierno?
La deuda histórica, considero, su solución se encuentra cuando las pautas del neoindigenismo etnofágico, del colonialismo del poder, del colonialismo interno, sean pulverizadas por las autonomías de los propios pueblos originarios, con el fin de que estos cuenten con los mecanismo para autogobernarse, administrar sus recursos, y desarrollar su propio imago mundi. El ejemplo, mutatis mutandis, son los municipios autónomos zapatistas y los municipios de la diversa Oaxaca. En Quintana Roo, cuya deuda histórica es reciente (1974, creación del estado por los grupos "nativistas"), la figura política de un organismo autónomo, en ciertos puntos de Xcacal Guardia, sería lo idóneo para que los recursos estatales y federales lleguen directamente a las comunidades sin el macheteo de los políticos profesionales.
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