El día de ayer leí en el
portal de noticias Libertad de expresión, que en el pueblo de Kopomá “las
celebraciones con motivo de las fiestas patrias se salieron fuera de control”,
pues resulta que los "usos y costumbres" de la población “tomaron un
giro violento y atentaron flagrantemente contra la Ley para la Protección de la
Fauna del Estado de Yucatán.” Y es que resulta que en Kopomá, todo el pueblo
festejó su “independencia” pateando gallinas e iguanas en el centro de ese
pueblo, y se metió a muchos iguanos en piñatas. Estas piñatas eran golpeadas
con palos, y al romperse, los iguanos caían y eran perseguidos y pateados y
apedreados hasta la muerte, por aquellos que se dicen humanos (chiquitos, hombres, viejos)
de ese pueblo de bárbaros. Todo este espantajo, que nos recuerda las escenas más
enfermizas de las guerras intratribales, se dio con anuencia y beneplácito del
ayutamiento de Kopomá, presidido por el priísta José Miguel Asencion Barboza Ek,
que estuvo presente en los "festejos", y se refocilaba, como idólatra
que es, tomando fotitos al desplumadero de gallinas y al desollamiento de las
pobres y pacìficas iguanas.
Tal vez más de un
mariguano antropólogo o antropóloga salga con que la fiesta de estos bárbaros
de Kopomá, tiene “reminiscencias” prehispánicasw, por eso de que en la ceremonia
del Pa Puul (la rompedera de vasijas llenas de iguanos pidiendo la lluvia, ver video aquí) que se realiza en Tipikal, Yucatán, se mete a iguanas en vasijas piñateras. Sin embargo, en el Pa Puul no se matan
gallinas de esa forma tan bárbara, y menos a las pobres iguanas que, al
contrario del centro del país, los yucatecos no frecuentamos comerlas. Lo de
Kopomá no tiene nada que ver con lo del Pa Puul, o tal vez sí, tal vez es una
historia de brutalización cultural producido por la historia que ha cursado ese
pueblo cercano a Mérida.
Pues bien, por lo de Kopomá
surgieron unos diálogos virtuales (u opinadera virtual) en torno al proceso de
barbarie cultural de un pueblo, Kopomá, el cual sólo la historia puede
explicar.
En mi primera impresión de
los hechos señalé, irónico, lo siguiente:
Me gusta mucho las
tradiciones bestiales de esa gente de Kopomá, y los defensores a ultranza
-pienso en cada radical fumador de mariguana, etc, etc- de los derechos
"de los pueblos originarios" dirán que esto se debería respetar
porque "es parte, es parte de nuestra cultura." Si a eso se le llama
"cultura", no me quiero imaginar lo que no es cultura para los de
Kopomá.
Como Guerracastólogo que
soy, recurrí a esta charada, vomitando mi molestia:
COMIENZAN POR
MATAR GALLINAS E IGUANAS Y, SI NOS APENDEJAMOS, TERMINARÁN POR HACER OTRA
GUERRA DE CASTAS LOS HIJUEPUTAS
El problema de
los de Kopomá es, precisamente, su cultura. Bien haríamos en trepanarle el
cerebro a cada wiro de ahí y decirle
que las gallinas y las iguanas también forman parte de una cultura mucho más
amplia, civilizada y universal que defiende la vida de cualquier especie. Una
cultura muy distinta a su cultura de albarradas y henequenales.
Estoy a un paso
de citar la frase de guerra de don Sierra O'Reilly: "raza maldita",
los de Kopomá.
Es indignante,
descabellado, animalezco ese pueblo.
Se ven esas
imágenes de esos chiquitos feos, bizcos y montaraces, yendo en pos de las
pobres iguanas, pateándolas como si fueran pelotas, a las indefensas gallinas;
y el alcalde priísta de ese pueblo, pues nada, divirtiéndose como wiro caníbal que es.
Comienzan por
matar gallinas e iguanas y, si nos apendejamos, terminarán por hacer otra
Guerra de Castas los hijupuetas....
En torno a la opinadera de uno de Cansahcab, de uno de Buctzotz,
y este apátrida que escribe
Mi amigo, el
poeta Oscar Sauri Bazán, piensa que tal vez “el
salvajismo de Kopomá puede deberse al envilecimiento de las antiguas tradiciones
prehispánicas y/o coloniales”. Yo respondí: “Eso digo yo: creo que el periodo
henequenero hizo mucho daño a los pueblos alrededor de Mérida. En el sur y el oriente
yucateco, eso no se da”. El escritor Lázaro Kan Ek, terció en el cambio de
ideas, y acotó:
“De acuerdo estimado Gilberto, hay que revisar la colonia, usted como historiador, no puede ser mejor. Lo que mis abuelos me han contado sobre la cultura maya es que los animales son nuestros nahuales o wáay o pixan. El concepto in walak' ba'alche', significa "lo que yo era antes de ser lo que hoy soy" había un gran respeto por los animales, eran hermanos, no recursos humanos; así me lo enseñaron mis abuelos y así lo creo hasta hoy, por eso no soy partidario de los torneos de lazo ni de las corridas de toros, pero es sólo un punto de vista, preferencia y creencia personal; no tiene que ser la verdad y menos la única.”
La opinión de Lazaro Kan
Ek, me dio pie para apuntar una idea que defiendo en una tesis doctoral, sobre
las distintas subregiones yucatecas:
El periodo henequenero - y
no lo digo por decir- fue un momento triste en la historia del pueblo maya del
noroeste yucateco. Ahí desapareció el milpero, las tradiciones mayas se
degradaron, envilecidas por la etapa esclava que vivieron los pueblos a las inmediaciones
de Mérida cuando el henequén. Kopomá está dentro de esa zona. En otras partes de la Península, donde la
garra asesina del henequén no llegó (el sur y oriente yucateco), las
tradiciones indígenas (lengua, cultura, literatura oral misma, hasta la tierra)
pasaron ese negro periodo (1870-1937) de un modo completamente distinto, menos
duro, y llegaron con una fuerza cultural incuestionable y ejemplificada en
diversas etnografías (Redfield, Villa Rojas y tantos otros que vinieron
después).
Ni el periodo chiclero
desestructuró la "trama de significados" de la cultura maya de
pueblos del sur y del oriente, porque los chicleros yucatecos llevaron a la
selva sus mitos, leyendas y tradiciones mayas.
No es por nada que la
cultura maya está más fuerte en pueblos del sur y del oriente, contrario a
los pueblos donde la cercanía de Mérida
es completa, avasallante. El sur lejano y profundo, y el oriente yucateco, es
la otra cara de la barbarie de Kopomá. Una cara civilizada, de civilización que
tiene más de 3,000 años de existencia.
Lázaro Kan Ek, sugerente,
dijo:
“Yo soy de Buctzotz (que debería ser en realidad Búuk Soots') es parte del noreste, es un pueblo milpero y lo fue siempre, afortunadamente nunca henequenero, pero vimos como familia (abuelos, bisabuélos y tatarabuelos) lo que se vivía en las grandes haciendas de San Antonio Cámara y San Francisco Manzanilla; pudimos percibir con un poco más de claridad el poder de la conquista y colonización de las haciendas que de los mayas semi libres a partir de mi pueblo; aunque empezaron algunas haciendas no pudieron florecer por la acometida de personajes como Pedro Crespo de Temax y Juan Campos de Dzilam.”
Finalizamos la charla virtual,
con este comentario mío, que regresaba a la idea de las subregiones yucatecas:
Me gusta el pueblo de Buctzotz, lo he visitado en dos ocasiones, maestro Lázaro Kan Ek, pero si nos fijamos bien en un mapa, comprobaremos que la influencia meridana no llega a Buctzotz: Buctzotz, así como el Temax del león del oriente, Pedro Crespo, está en los bordes de la barbarie que fue el periodo henequenero yucateco, y desde luego, hubo pueblos que lograron subsistir al embate capitalista de los reyezuelos del henequén, como Búuk Soots'....
Al final, mi amigo Lázao
Kan Ek, dijo:
“De acuedo estimado, quizá por eso te decía que nosotros los de Búuk Soots' miramos con un poco más de claridad la situación. Tengo 30 años viviendo en Ticul donde laboro como profesor de filosofía desde hace 21 años en el CERT, esta oportunidad me ha ayudado a mirar el sur de cerca y escuchar a muchos abuelos de esta parte de Yucatán; mi trabajo con campesinos desde hace más de 25 años me ha ayudado a entender algunas situaciones enterradas por la colonia y el peso de la conquista. Estoy de acuerdo que como pueblo maya tenemos que sentarnos a platicar de nuevo, es urgente mirarnos y mirarnos a cada momento y qué mejor que ya tenemos hombres tan preparados como usted que nos ayuden a entender la entramada realidad e historia.”
Hola, mi nombre es Amira y soy.originaria de Kopomá, de hecho toda mi familia es de allí. Quisiera tomar este espacio para aclarar que Kopomá, no es un pueblo de bárbaros como mencionas que lo somos, ya que por el tiempo que he vivo allí, puedo asegurarte que hay gente que todos los días se parte el lomo para salir adelante por el bienestar de sus hijos y familia, y eso no los hace bárbaros. Créeme que lo que aconteció ese día, igual a mi me indignó, sobre todo porque está "tradición" viene de nuestras autoridades, que en realidad, esto es lo que me disgusta ya que es la nueva y moderna administración, y como notarás de personas que no tienen ni el profesionalismo, la madurez y la calidez humana para cambiar este tipo de "costumbre" (y esto es la primera vez, que se hace algo así). Aunque en realidad, no le hecho la culpa a ellos, considero que las elección de canditados a presidencia, deben cumplir ciertos regímenes estrictos de evaluación para saber si están aptos para el puesto, porque al fin al cabo están desempeñando un trabajo de gran responsabilidad y estoy segura de que con ello tendremos una autoridad que se enfocará en nuevos horizontes, en donde este tipo de actos quedarán atras.
ResponderEliminarEspero que en un tiempo no lejano, se pueda ver este tipo de cambios, en donde el hombre pueda convivir con los demás seres.
Se ponen a observar a las hormigas y no ven a los elefantes. me dan risa aquellos que juegan a ser Heroes y protectores de los animales, dejame te cuento una cosa Amira, en vez de preocuparte por animales los cuales por cada uno que muere nacen miles mas en el mundo. el mundo de estos dias es muy cruel y sadico, creeme que no necesita a un protector de animales que se producen en masa. Te lo pido como un ciudadano de dicho municipio haz un cambio para que personas como las que escribieron este articulo no lo vuelvan a hacer
EliminarDe primera instancia al leer los 2 comentarios se observa por que la mujer siempre tiene la valentía que al varón le falta, al menos en mi caso por la falta de dominio este tipo de comunicación solo tengo la opción de Anónimo. El de las hormigas se dice ciudadano presumiendo de intelecto cosa que se ve que le falta ya que bien puede ser el mismo asencion barbosa. Bien dice el chiste de un poeta de la canción "una madre" expreso: de saber que mi hijo seria presidente lo hubiera mandado a la escuela a estudiar, no a jugar sus pelotas.
ResponderEliminarAmira, los políticos como ek barbosa son hijos naturales de los que solo saben obtener lo que quieren aprovechándose de la población que admito se ha estado corrompiendo con las enseñanzas de este tipo de políticos. Un cambio desde tu trinchera inmediata seria que votes por la alternancia hasta que un día llegue el que sientas que con sus actos comenzara el cambio que se requiere. Utópico pero esperanza al fin.