domingo, 11 de mayo de 2014

Sobre la indianidad y la "mestizidad" en un partido de frontera según dos censos del siglo XIX

No creo en las categorías étnicas, pero sin duda no puedo dejar de levantar las cejas cuando alguien se refiere a casi todos los pueblos de Yucatán como "pueblos mayas". Sin duda, hay mayanidad, desde luego, ¿pero porqué se intenta hacer monocromático al arcoíris?
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Algunos estudiosos de la "ciudad letrada", y demasiados radicales ignorantes de la etnicidad, señalan a todos los pueblos de Yucatán como "pueblos mayas". A los estudiosos de la ciudad letrada meridana les puedo pasar ese error, pero no así a los fundamentalistas de toda laya. Es decir, ¿su ideología no les permite observar que en pueblos y villas grandes como Peto, Tekax, Ticul, Sotuta, Izamal (todos estos pueblos que he dicho, fueron capitales de partido a lo largo del siglo XIX), existe un buen número de población no indígena?
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En mis pesquisas de historia pueblerina, me he encontrado en reiteradas ocasiones con estas élites rurales que dominaban las estructuras políticas, económicas y educativas durante todo el siglo XIX, lo cual siguió y sigue hasta en la actualidad. Estos "dzules" de pueblo se diferencian claramente en estos recintos pueblerinos, y durante buena parte del siglo XX practicaban violencias simbólicas con la población indígena del lugar como el de dividir los bailes entre "catrines" y "mestizos". La Villa de Peto, sin duda es una villa mestiza, aunque su "mestizidad", desde luego, tiene mucho de "mayanidad". En dos censos que he consultado, no me sorprende los datos que arrojó esta diferencia entre los "vecinos" (población no indígena) y los "indígenas del pueblo.
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En el Censo de 1881, el partido de Peto es de los cuatro partidos en los que el número de “vecinos” (población considerada no indígena) era mayor al número de indígenas. Peto contaba con 2,798 vecinos, frente a 2,381 indígenas. Los otros tres partidos con mayor número de vecinos eran Mérida, Ticul y Progreso. El número total de vecinos de los 16 partidos que existían en Yucatán para esa época, era de 111,194. Y en cuanto al número total de indígenas, era de 149,435. (Baqueiro, 1881).
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En el Censo de 1862, el número total de “blancos” para el partido de Peto era de 2085, casi tres decenas menor a los 2,348 indígenas totales del partido. Sin embargo, la Villa de Peto contaba con el mayor número de población “blanca” de todo el partido para 1862: 1999 “blancos” frente a 776 indígenas. Casi todo el número de indígenas se encontraban en los pueblos de Progreso Nohcacab, Tzucacab, Chacsinkín, Tahdziu, Tixhualatún, Dzonotchel y Tihosuco. Sin embargo, igual en estas poblaciones los “blancos” la habitaban, como es el caso del pueblo de Dzonotchel, donde el número de población no indígena (283) era mayor a la población maya (196).

lunes, 5 de mayo de 2014

LA CIGARRA

Cigarra. (Del lat. cicāla, por cicāda). 1. f. Insecto hemíptero, del suborden de los Homópteros, de unos cuatro centímetros de largo, de color comúnmente verdoso amarillento, con cabeza gruesa, ojos salientes, antenas pequeñas, cuatro alas membranosas y abdomen cónico, en cuya base tienen los machos un aparato con el cual producen un ruido estridente y monótono. Después de adultos solo viven un verano.
Te cuento a ti esto para que no se me olvide.
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Yo tenía una fórmula infalible de saber cuándo iba a llover por las noches cuando oía, al caer la tarde, en el pardo crepúsculo, a la cigarra llorar.
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Lloraba o cantaba, ya no me acuerdo como le decía a sus chirridos de hojas secas.
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Le preguntaba a mi padre, a tu abuelo, hija, ¿en dónde está esa cigarra, padre? y él me decía que en aquel tronco de ese roble viejo que sembró mi abuelo, tu otro abuelo, hija, hace medio siglo.
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Le preguntaba a mi abuelo, y él me decía que en ese árbol de ramón que sembró tu tatarabuelo hace 100 años.
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Hoy ya no les puedo preguntar a los dos, tú no los conocerás, pero si te acercas un poco a mis recuerdos, te contaré varias cosas de los dos.
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Ellos eran asiduos melómanos del canto de las cigarras, de ahí que a ti tal vez te gustará oírlas cuando crezcas, cuando estés niñita.
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Las lluvias en el pueblo venían para mayo, y casi siempre con ellas venía ese canto sostenido de la cigarra. Ahora estoy seguro que tal vez la cigarra sea otra forma de nombrar a nuestros mayores.

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