viernes, 24 de abril de 2009

Aforismos del humo




Dante afirmó que el amor es el motor (no sé si inmóvil) de la creación… el que “mueve al sol y a las demás estrellas”; puede ser. Es una hipótesis a comprobar.

El apriorismo hegeliano en el cual el concepto produce la realidad es una pura estupidez.

El árbol del conocimiento ha matado al árbol de la vida.

Priman los intestinos sobre el cerebro.

Sófocles, en el Filoctetes, escribió lo siguiente: ¿Alabaré a los dioses cuando miro que ellos son peores que los hombres? Esta pregunta vale para los políticos, los moralistas, los curas y toda esa pandilla mojigata que no se cansa de ponerle topes a la vida.

De no existir el hombre, Dios se vería obligado a crearlo.

Detrás de lo obvio se encuentra lo inesperado, decía Sherlock a su fiel Watson. Esta es una prueba de que el hecho en sí (es decir, el sistema opresor, el desbarajuste social, la falta de humanidad de los hombres, la esquizofrenia de los políticos, la pobreza y la pesadilla neoliberal), lo obvio, es posible de modificarse.


Aristóteles consideraba al cuerpo como un estorbo para el pensamiento puro. Podríamos delimitar el cuerpo en dos puntos solamente: el estómago y el corazón. Con hambre y dolencias de amor, pensar es cosa de caníbales.

¿De dónde surge la religión? Los marxistas (Engels) nos dan esta opinión: “La religión nace de las concepciones limitadas del hombre”. Esta idea, además de fácil, no calma el ansia de explicaciones. Nos es imposible detectar las delimitaciones de un Einstein normativizador del Cosmos que despreciaba al azar rigiendo las transformaciones del Universo: La naturaleza no juega a los dados, decía. Voltaire, incluso, escribió un catálogo teológico; y los más de los hombres de ciencia, el arte y el pensamiento, en el fondo de su aguerrido corazón ateo, el impulso de lo desconocido los hechiza.


Constructor de la Utopía mientras se vive en Topía es una frase perfectísima para no claudicar, por que si no nosotros, ¿quién entonces?

Robert Lowell escribió una de las pocas verdades eternas de los hombres: “Toda la grandeza de la vida/ tiene que ver con una muchacha en el verano”.

Contra la Pedantocracia: La sociedad sólo es posible de salvarse cuando en verdad se liberen los productores, los trabajadores, aquellos que trabajan con las manos: los obreros deben protegerse contra el dominio de expertos, ideólogos y profesores –la élite intelectual del horrendo sueño de Platón-. George Sorel se preguntó: “¿Puede usted concebir algo más horrible que un gobierno de profesores?” Yo sí lo concibo: Un gobierno de curas sería lo peor. Si en algo es digno de crédito el concepto de Progreso es en la propuesta de que no podemos arribar nuevamente en la teocracia. La pedantocracia, desde el renacimiento, está de moda. Pero yo no puedo concebir cómo es más importante un profesor que un albañil para dirigir la cosa pública.


“Cada hombre lleva la forma entera de la condición humana”, dijo Montaigne…Me pregunto si Hitler, Pinochet o Bush también.

No cualquier hombre lleva la forma entera de la condición humana…los americanistas sobre todo.

Para la dialéctica no hay nada definitivo. Ni el amor que me juraste, como dice el bolero, es definitivo.

Condición humana (sacada de las características del yahoo descritas por Swiff): estúpida, prejuiciosa, supersticiosa, ignorante, miedosa, avara, lujuriosa por el poder, bárbara, cruel, intolerante, fanática, aquejada de debilidad.

jueves, 23 de abril de 2009

Diario de un Quijote apócrifo: tercer texto/ pecios

Escritor: Si uno se siente, o se cree, escritor, uno ambiciona decirlo todo. Esa es la ambición final, y primera, de todo escritor. Decía don Edmundo Valadés a la pregunta que alguien le hizo: ¿Y qué exige escribir, don Edmundo?: “Exige –decía el fabulador sonorense- una entrega total. Una decisión total: decirse bueno, yo soy escritor y tengo el uso de la palabra, pues voy a usarla. Puedo hacer una gran obra y no hacerlo, eso no tiene importancia, lo que importa es que yo exprese lo que quiero expresar y de la vida por ello”. Dar la vida por ello, eso es, la tumba sin sosiego…una condena, un sacerdocio, hacer chillar a las putas palabras…

Entre lo que desconozco y lo que soy, me siento mucho más familiarizado con lo primero. Me es imposible decir: “soy esto, reacciono monótono frente a esto, etc.”. El yo inamovible es una broma que no puedo digerir, algo, por decirlo de algún modo, como una superchería del alma: temo a ser siempre el mismo, a reaccionar según el guión imbécil de un cafeinómano demiurgo. Por eso se me dificulta la grandilocuente ontología del alma y las disquisiciones supraracionales del ser, esa cosa encasquillada en su abúlico monismo.

No escritor sino lector
: Baudelaire, Cendrars, Cervantes, Chesterton, Conrad, Dostoyevski, Faulkner, Quiroga, Gómez de la Serna, Abreu Gómez, Granada (Fray Luis de), Marx, Foucault, Maupassant, Nerval, Paz, Pérez Galdós, Villoro, Pitol, Gide, Proust, Quevedo, Reyes, Stendhal, Marvin Harris, Jules Renard, Sterne, Vargas Llosa, Stevenson, Monterroso, Hawthorne, Eloy Martínez, Cortázar, Onetti, María Luisa Bombal, Zaid, Rulfo, Lara Zavala, Chumacero, Hammet, Unamuno, Pamuk, Halldor Laxness, Hamsum, Genet, Sontag, Moravia, Petronio, Swing, Borges, Borges, Borges, Borges….


¿Somos, en realidad, ser-para- la- muerte?, ¿qué nos salva, que muestra de heroísmo nos salva frente a la gran puta devoradora de hombres que es la muerte, cómo guerrear contra lo desconocido?
No soy cristiano, no creo en la segunda venida del Cristo, no hablo de santos y de curas en mis relaciones cotidianas, me es indiferente la muerte de un Papa. Si fuera católico o creyente de algún más allá, me resignaría a la disgregación del yo, de mi yo-yo.
El creyente cree – ¡válgase la redundancia!- en una vida después de la muerte, yo creo en una nada después de este “gran todo” que es la vida.
Es falso eso que pronunciara Sócrates de la filosofía antes de aventarse la cicuta. No nos ayuda a morir, pero sí a no resignarse a morir. La filosofía nos ayuda –vanamente- a no morir.
Creo que nunca me sanaré de vivir. La vida es una enfermedad incurable que nos aniquila a diario.
Tampoco en el eterno retorno creo; racionalmente no creo en el regreso liberador del instante. Ni ella ha regresado.

Por sentido común, Dios no existe, acabo de sustituir a Dios por Borges, etcétera. Pero también, pascaliano, he conjeturado: Tengo fe de que Dios no exista, y, al mismo tiempo, dudo de esa fe…No hace falta que diga que de teólogo no tengo más que el mínimo barniz de un catecismo infantil. No puedo discurrir, discutir o digresionar como el cura de mi pueblo. Soy un pigmeo con ideas gigantescas de otros, obtuso de miras que necesita de la lumbre, la chispa o el estímulo de otros.

Carroñero de ideas, lector insaciable…


Para mí, el principio del tercero excluido es una exasperación de una mente dogmática. Al enunciar categóricamente que una cosa debe ser o no debe ser, se corre el peligro de entrar en el terreno del fariseísmo, del fanatismo atrincherado. En una palabra: se destruye la polisémica variabilidad de la especie. Pienso que esta cosa llamada condición humanana, nunca es del todo porque no existe la perfección. Una vida, para ser plenamente humana, es apenas un instante quebrado…

¿Puede un autor crear personajes superiores a él?...Borges.

miércoles, 15 de abril de 2009

Columnista invitada: una diosa llamada Denisse Dresser


Discurso de Denisse Dresser en el Foro "México ante la Crisis", frente a diputados, senadores, empresarios y funcionarios...donde mi amor platónico (Dresser) escupió con su refinada inteligencia a la clase político-económica que "jinetea" al país....


29 de enero de 2009.

México es un país privilegiado.


Tiene una ubicación geográfica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales. Está poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras.
Pero a pesar de ello, la pregunta perenne sigue siendo: ¿por qué no crece a la velocidad que podría y debería? ¿Por qué seguimos discutiendo este tema año tras año, foro tras foro?
Aventuro algunas respuestas, y les pediría que me acompañaran en un ejercicio intelectual, recordando aquel famoso libro de Madame Calderón de la Barca llamado "La vida en México", escrito en el siglo XVII, en el cual intenta describir las principales características del país.
Si Madame Calderón de la Barca escribiera su famoso libro hoy, tendría que cambiarle el título a "Oligopolilandia". Porque desde el primer momento en el que pisara el país, se enfrentaría a los síntomas de una economía política dusfuncional, con problemas que la crisis tan solo agrava.
Aterrizaría en uno de los aeropuertos más caros del mundo; se vería asediada por maleteros que controlan el servicio; tomaría un taxi de una compañía que se ha autodecretado un aumento de 30 por ciento en las tarifas, y si tuviera que cargar gasolina, lo haría sólo en Pemex.
En el hotel habría 75 por ciento de probabilidades de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor, y si se enfermara del estómago y necesitara ir a una farmacia, descubriría que las medicinas allí cuestan más que en otros lugares que ha visitado.
Si le hablara de larga distancia a su esposo para quejarse de esta situación, pagaría una de las tarifas más elevadas de la OCDE. Y si prendiera la televisión para distraerse ante el mal rato, descubriría que sólo existen dos cadenas.
Para entender la situación en la que se encuentra, tendría que recordar lo que dijo Guillermo Ortiz hace unos días: no hemos creado las condiciones para que los recursos se usen de manera eficiente; o tendría que ller el libro "Good Capitalism/Bad Capitalism", que explica por qué algunos países prosperan y otros se estancan; por qué algunos países promueven la equidad y otros no logran asegurarla.
La respuesta se encuentra en la mezcla correcta de Estado y mercado, de regulación e innovación. La clave del éxito -o el fracaso- se halla en el modelo económico: en la decisión de promover el capitalismo de Estado o el capitalismo oligárquico o el capitalismo de las grandes empresas o el capitalismo democrático.
Hoy México es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de Economía Joseph Stiglitz denomina crony capitalism: el capitalismo de cuates, el capitalismo de cómplices, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización.
Ese andamiaje de privilegios y "posiciones dominantes" y nudos sindicales en sectores cruciales -telecomunicaciones, servicios financieros, transporte, energía- que aprisiona a la economía y la vuelve ineficiente. Una mezcla de capitalismo de Estado y capitalismo oligárquico.
Hoy, México -inmerso en la crisis- está aún lejos de acceder al capitalismo dinámico donde el Estado no protege privilegios, defiende cotos, elige ganadores y permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder para vetar reformas que los perjudican.
Al capitalismo en el cual las autoridades crean condiciones para los mercados abiertos, competitivos, innovadores, que proveen mejores productos a precios más baratos para los consumidores. Para los ciudadanos.
Hoy, México carga con los resultados de esfuerzos fallidos por modernizar su economía durante los últimos 20 años.
Las reformas de los 80 y 90 entrañaron la privatización, la liberalización comercial.
Pero esas reformas no produjeron una economía de mercado dinámica debido a la ausencia de una regulación gubernamental eficaz, capaz de crear mercados funcionales, competitivos.
En vez de transparencia y reglas claras, prevaleción la discrecionalidad entre los empresarios que se beneficiaron de las privatizaciones y los funcionarios del gobierno encargados de regularlos.
Las declaraciones de Agustín Carstens el martes pasado, en torno a la necesidad de combatir los monopolios en telefonía, son bienvenidas. Lamentablemente, se dan 18 años tarde. Y allí están los resultados de reformas quizás bien intencionadas, pero mal instrumentadas: una economía que no crece lo suficiente, una élite empresarial que no compite lo suficiente, un modelo económico que concentra la riqueza y distribuye mal la que hay.
Hoy, México está atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y posiciones dominantes en el mercado que inhiben un terreno nivelado de juego.
Una red descrita en el famoso artículo de la economista Anne Kruege: "The Political Economy of the Rent-Seeking Society" ("La Economía Política de la Sociedad Rentista").
Una red que opera a base de favores, concesiones y protección regulatoria que el gobierno ofrece y miembros de la cúpula empresarial exigen como condición para invertir.
¿Quién? Alguien como el dueño de una distribuidora de maíz o el concesionario de una carrera privada o el comprador de un banco rescatado con el Fobaproa o el principal accionista de Telmex o el operador de una Afore.
Estos actores capturan rentas a través de la explotación o manipulación del entorno económico en lugar de generar ganancias legítimas a través de la innovación o la creación de riqueza.
Y los consumidores de México contribuyen a la fortuna de los rentistas cada vez que pagan la cuenta telefónica. La conexión a Internet. La cuota en la carretera. La tortilla con un precio fijo. La comisión de las Afores. La comisión por la tarjeta de crétido. Ejemplo tras ejemplo de rentas extraídas através de la manipulación de mercado.
Y el rentismo acentúa la desigualdad, produce costos sociales, dilata el desarrollo, disminuye la productividad, aumenta los costos de transacción en una economía que -ante el imperativo de la competitividad- necesita disminuirlos.
Para extraer rentas, los "jugadores dominantes" han erigido altas barreras de entrada a nuevos jugadores, creando así cuellos de botella que inhiben la innovación y, por ende, el aumento de la productividad.
Estos cuellos de boetella inhiben el crecimiento de México en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, y son una razón clave detrás de la persistente desigualdad social, como lo sugiere el reporte dle Banco Mundial sobre México titulado: "Más allá de la polarización social y la captura del Estado".
La concentración de la riqueza y del poder económico entre esos "jugadores dominantes" con frecuencia se traduce en ventajas injustas, captura regulatoria y políticas públicas que favorecen intereses particulares.
Peor aún, convierte a representantes del interés público -muchos de los diputados y senadores sentados aquí- en empleados de los intereses atrincherados. Convierte al gobierno en empleado de las personas más poderosas del país.
Y lleva a las siguientes preguntas: ¿Quién gobierna en México? ¿El Senado o Ricardo Salinas Pliego cuando logra controlar los vericuetos del proceso legislativo? ¿La Secretaría de Comunicaciones y Transportes o Unefon? ¿La Comisión Nacional Bancaria o los bancos que se rehúsan a cumplir con las obligaciones de transparencia que la ley les exige? ¿ La Secretaría de Eduación Pública o Elba Esther Gordillo? ¿La Comisión Federal de Competencia o Carlos Slim? ¿Pemex o Carlos Romero Deschamps? ¿Ustedes o una serie de intereses que no logran contener?
Porque ante los vacíos de autoridad, la captura regulatoria y las decisiones de política pública que favorecen a una minoría, la respuesta parece obvia.
México hoy padece lo que algunos llaman "Estados dentro del Estado", o lo que otros denominan "una economía sin un gobierno capaz de regularla de manera eficaz". Eso -y no la caída de la producción petrolera- es lo que condena a mëxico al subdesempeño crónico.
Una y otra vez, el debate sobre cómo promover el crecimiento, cómo fomentar la inversión y cómo generar el empleo se encuentra fuera de foco.
El gobierno cree que para lograr estos objetivos, basta con tenderle la mano al sector privado para que invierta bajo cualquier condición. Y el sector privado, por su parte, piensa que la panacea es que se le permita participar en el sector petrolero, por dar un ejemplo.
Pero ésa es sólo una solución parcial a un problema más profundo. El meollo detrás de la mediocridad de México se encuentra en su estructura económica y en las reglas del juego que la apuntalan.
Una estructura demasiado top heavy o pesada en la punta de la pirámide; una estructura oligopolizada donde unos cuantos se dedican a la extracción de rentas; una estructura de complicidades y colusiones que el gobierno permite y de la cual también se beneficia.
Claro, muchos de los miembros del gobierno de Felipe Calderón, y muchos de los presentes en este foro, hablarán de crecimiento como una prioridad central.
Pero más bien lo perciben como una variable residual. Más bien parecería que buscan -y duele como ciudadana reconocerlo- asegurar un grado mínimo de avance para mantener la paz social, pero sin alterar la correlación de fuerzas existente. Sin cambiarl la estructura económica de una manera fundamental.
Y el problema surge cuando ese modelo comienza a generar monstruos; cuando ese apoyo gubernamental a ciertas produce monopolios, duopolios y oligopolios que ya no pueden ser controlados; cuando las "criaturas del Estado" -como las llamal Moisés Naim- amenazan con devorarlo.
Sólo así se entiende la devolución gubernamental de 550 millones de dólares a Ricardo Salinas Pliego, por interses supuestamente mal cobrados, un día antes del fin del sexenio de Vicente Fox.
Sólo así se entiende el comunicado lamentable de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes hace un año celebrando la alianza entre Telemundo y Televisa, cuando en realidad revela una claudicación gubernamental ante la posibilidad de una tercera cadena.
Sólo así se comprende que nadie levante und edo para sancionar a TV Azteca cuando viola la ley al rehusarse a transmitir los spots del IFE o se apropia del Cerro dle Chiquihuite.
Sólo así se entiende la aprobación de la llamada "Ley Televisa" por la Cámara de Diputados y la de Senadores en 2006.
Sólo así se entiende la posposición ad infinitum en el Senado de una nueva ley de medios para promover la competencia en el sector.
Sólo así se comprende que la reforma de Pemex deje sin tocar el asunto del sindicato.
Sólo así se entiende la posibilidad de dar entrada a Carlos Slim a la televisión sin obligarlo a cumplir con las condiciones de su concesión original.
Síntomas de un gobierno ineficaz. Señales de un gobierno doblegado. Muestras de un gobierno coludido.
Con efectos cada vez más onerosos y cada vez más obvios que la crisis pone en evidencia, porque no logramos reformarnos a tiempo.
Mucha riqueza, pocos beneficiarios. Crecimiento estancado, país aletargado. Intereses atrincherados, reformas diluidas. Poca competencia, baja competitividad. Poder concentrado, democracia puesta en jaque. Un gobierno que en lugar de domesticar a las critaturas que ha concebido, ahora vive aterrorizado por ellas.
¿Cuáles son las consecuencias del mal capitalismo mexicano? Donde las élites tradicionales son fuertes, la gobernabilidad democrática es poco eficaz, los partidos políticos tienden a ser minimalistas.
En México, el incrementalismo de la política pública puede ser atribuido a élites tradicionales que usan su poder para bloquear reformas que afectan sus intereses, o asegurar iniciativas que protejan su situación privilegiada.
Si ustedes verdaderamente quieren que México crezca, tendrán que crear la capacidad de regular y reformar en nombre del interés público.
Tendrán que mandar señales inequívocas de cómo van a desactivar esos "centros de veto" que están bloqueando el crecimiento económico y la consolidación democrática: Los monopolistas abusivos, los sindicatos rapaces, las televisoras chantajistas, los empresarios privilegiados y sus aliados en el gobierno.
Si ustedes verdaderamente quieren que México prospere, tendrán que tomar decisiones que desaten el dinamismo económico, que fortalezcan la capacidad regulatoria del Estado y contribuyan a construir mercados, que promuevan la competencia y, gracias a ello, aumenten la competitividad.
En pocas palabras, usar la capacidad del Estado para contener a aquellos con más poder en el gobierno, con más peso que el electorado, con más intereses que el interés público.
¿Qué hacer? Los conmino a leer textos tan influyentes como "The Growth Report" y "The Power of Productivity".
A estar conscientes de lo que todo país interesado en crecer y competir debe hacer para lograrlo.
A saber que ello requiere una economía capaz de producir bienes y servicio de tal manera que los trabajaodres puedan ganar más y más.
A entender que ello se basa en la expansión ráída del conocimiento y la innovación; en nuevas formas de hacer las cosas y mejorarlas; en técnicas que aumentan la productividad de manera constante.
A reconocer que las economías dinámicas suelen ser aquellas capaces de promover la competencia y reducir las barreras de entrada a nuevos jugadores en el mercado.
A entender que esa tarea del gobierno -a través de lar egulación adecuada- crear un entorno en el cual las empresas se vean presionadas por sus competidores para innovar y reducir precios, y pasar esos beneficios a los consumidores.
A comprender que si eso no ocurre, nadie tiene incentivos para innovar. En lugar de ser motores de crecimiento, las empresas protegidas y/o monopólicas terminan estrangulándolo.
En pocas palabras, la competitividad -factor indispensable para atraer la inversión y con ella remontar la crisis, como sugería Sanguinetti- Está vinculada a la competencia.
El crecimiento económico está ligado a la competencia. La innovación y, por ende, el dinamismo y la creacion de empleos se desperenden de la competencia.
La inversión que se canaliza hacia nuevos mercados y nuevas oportunidades es producto de la cometencia. No es una condición suficiente pero sí es una condición necesaria. No bastará por sí misma para desatar el crecimiento, pero sin ella jamás ocurrirá, por más dinero público que se inyecte a la economía mediante políticas contracíclicas.
Y, ¿cómo empezar a empujar eso? Con una tercera cadena de televisión; con el fomento de la competencia en banda ancha a través de la red de la Comisión Federal de Electricidad; con el fortalecimiento de los órganos regulatorios, con la sanción a quienes violen los términos de su concesión; con la reación de mercados funcionales, como ya se logró con las aerolíneas de bajo costo; con medidas que se empiecen a desmantelar cuellos de botella y a domesticar a esas "criaturas del Estado".
Tiene que ver con la inauguración de un nuevo tipo de relación entre el Estado, el mercado y la sociedad.
Porque si la clase política de este país no logra construir los cimientos del capitalismo democrático, condenará a México al subdesempeño crónico. Lo condenará a seguir siendo un terreno fértil para los movimientos populares contra las instituciones; un país que cojea permanentemente debido a las instituciones políticas que no logra remodelar; los monopolios públicos y privados que no logra desmantelar; las estructuras corporativas que no logra democratizar.
Será lo que Felipe Calderón llama "un país de ganadores" donde siempre ganan los mismos.
Un lugar donde muchas de las grandes fortunas empresariales se construyen a partir de la protección política, y no de la innovación empresarial.
Un lugar donde el crecimiento de los últimso años ha sido menor que en el resto de América Latina debido a los cuellos de botella que los oligopolios han diseñado, y que sus amigos en el gobierno les ayudan a defender.
Un lugar donde las penurias que Madame Calderón de la Barca enfrentó con los aeropuertos, los maleteros, los taxis, las gasolineras, la telefonía y la televisión son las mismas que padecen millones de mexicanos más.
Ese consumidor sin voz, sin alternativa, sin protección. Ese hombre invisible. Esa mujer sin rostro.
Esa persona que paga -mes tras mes- tarifas telefónicas más altas que en casi cualquier parte del mundo.
Esa compañía que paga -mes con mes- servicios de telecomunicaciones que elevan sus gastos de operación y reducen sus ganancias.
Miles de personas con comisiones por servicios financieros que no logran entender, con cobros inusitados que nadie puede explicar, parados en la cola de los bancos. Allí varados. Allí desprotegidos. Allí sin opciones. Allí afuera.
Víctimas de un sistema económico disfuncional, institucuionalizado por una clase política que aplaude la aprobación de reformas que no atacan el corazón del problema.
Presidentes, secretarios de Estado, diputados, senadores y empresarios que celebran el consenso para no cambiar.
Aunque se agradece que este foro finalmente acepte la magnitud de la crisis, si de aquí no surgen medidas concretas para mirar más allá de la coyuntura, revelará nuevamente nuestra incapacidad para encarar honestamente los problemas que México viene arrastrando desde hace décadas.
Revelará la propensión de los sentados aquí a proponer reformas aisladas, a anunciar medidas cortoplacistas, a eludir las distorsiones del sistema económico, a instrumentar políticas públicas a pedacitos, para llegar a acuerdos que sólo perpetuan el statu quo.
Mientras tanto, la realidad acecha a golpes de 327 mil despedicos, crecimiento negativo, el lugar 60 de 134 en el ïndice Global de Competitivdad y una nación que dice reformarse mientras evita hacerlo.
México no crece por la forma en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder. Ni más ni menos.
Por las reglas discrecionales y politizadas que rigen a la república mafiosa, a la economía "de cuates".
Por la superviviencia de las estructuras corporativas que el gobierno creó y sigue financiando.
Por un modelo económico que canaliza las rentas del petróleo a demasiadas clientelas.
Por un sistema político que funciona muy bien para sus partidos pero muy mal para sus ciudadanos. Un sistema de W"extracción sin representación".
Creando así un país poblado por personas obligadas a diluir la esperanza; a encoger las expectativas; a cruzar la frontera al paso de 400 mil personas al año en busca de la movilidad social que no encuentran aquí; a vivir con la palma extendida esperando la próximoa dádiva del próximo político; a marchar en las calles porque piensan que nadie en el gobierno los escucha; a desconfiar de las instituciones; a presenciar la muerte común de los sueños porque México no avanza a la velocidad que podría y debería.

lunes, 13 de abril de 2009

Poeta invitada: Rosario Sansores Pren




Cansancio

Lo mismo que un fardo me pesa la vida;
a veces quisiera,
sentarme a la orilla del largo camino
y dejar mi carga, para andar ligera.

Lo mismo que clavos me punzan mis sueños;
igual que un cintillo de hierro prendido,
me arañan las sienes
los pálidos sueños que nunca he vivido!

Sombras en los ojos,
sombras en el alma,
sombras en el rostro,
sombras en la entraña…

Y este fardo horrible
¡Y estos locos sueños nunca realizados!
Mientras siento el puño férreo del destino
sacudirme los hombros llagados!



Rosario Sansores Pren





(Poeta yucateca nacida en Mérida el 5 de septiembnre de 1889 y muerta en D.F el 7 de enero de 1972. Perteneciente a la burguesía yucateca, Sansores Pren dijo de sí misma: "El rumor popular me ha hecho aparecer como extranjera, siendo que nací en la ciudad de Mérida, un día 5 de septiembre. Mis padres eran ricos y mi infancia no conoció por lo tanto, el dolor que amarga el ensueño de los niñois pobres...Mi vida fue exactamente igual a la de cualquier niña rica hasta cumplir los trece años en que la muerte de mi padre cambió el panorama de mi existencia" ("Mi biografía", Amenidades, México, diciembre de 1935.)

jueves, 9 de abril de 2009

"Bájense de nuestras espaldas"




Maní, Abril 7.-Llegué a Maní bordeando las cuatro de la tarde, en un pasado de clásico Mustang setentero de Echeverría, psicólogo y tendero freudiano, que analiza el abigarrado mundo de su aldea detrás de un mostrador añoso de maderas bastas.

Con sus botas color hueso calavera, Echeverría hacía tronar la “preciosura” del motor de ocho cilindros de su Mustang, pisando hasta el fondo el acelerador carcomido de su antigualla de cuatro ruedas.
En el asiento posterior, Juanillo, intoxicándose él e intoxicando a nosotros con sus Royale mentolados que me supieron a zacate azufroso a la primera inhalada, humeaba los ya humeantes trechos de pedregales que crecían a la vera de la carretera. Las milpas se combustionaban en el infierno de las piedras incendiadas.
Las crónicas históricas yucatanenses cuentan que Maní, un poblacho limpio que contrasta con la suciedad callejuela de los puebleríos de la región, fue escenario, y cito al hombre por el cual me encuentro aquí, de “el acto criminal de Diego de Landa…que apenas dejó uno que otro códice”.

En efecto, en la Capilla de indios de Maní, plazuela y calles del lugar, a principios de junio de 1562, el principal franciscano de la provincia de Yucatán, fray Diego de Landa, iniciaba una de las más penosas y humillantes pesquisas inquisitoriales contra la humanidad de los indios americanos cuando, gracias a su dogmático celo evangelizador, que demonizaba simples ofrendas que los mayas ofrecían a sus “ídolos”, llevó a cabo, el 12 de julio de ese año, el execrable auto de Fe de Maní, “célebre hasta hoy por la gran destrucción de libros pintados (códices)”. Pero antes de la azotaina y la quema etnocídica de la memoria indígena, los frailes se complacieron en sacar, a como diera lugar, el escurridizo demonio de la confesión idólatra por en medio de la carne viva de los principales, caciques y maestros de los “naturales”:

“…los tormentos e malos tratamientos que [los franciscanos] les hicieron –señalaba Gaspar Cool, gobernador indio de Tzucacab- fue que les ataron los brazos por las muñecas juntas una con otra con cordeles recios, y los alzaban los pies altos del suelo estando desnudos de la cintura arriba y así los azotaban con disciplinas y echaban gotas de cera ardiendo por sus carnes y les torcían los dos dedos pulgares de los pies y los de las manos, y después con un palo torcían mucho para que la ligadura apretase y les diese mayor dolor y que era pretendiendo hacerles decir y confesar que tenían ídolos y si idolatraban, y después de bajados de allí los ponían de pie en los cepos y porque no había abundancia de agujeros los ataban las manos atrás y los tenían en colleras y así dormían y estaban”[1]

En este lugar de la infamia para la memoria indígena se presentó Eduardo Galeano, el escritor uruguayo que a lo largo de su lúcida y sintética narrativa universal, ha sabido darle voz a los que no tienen voz, palabra a quienes sus palabras han sido denegadas u oscurecidas por los amos del mundo, sus historiadores y sus maquillistas oficiales.
Quiso el uruguayo, antes de presentarse en la Escuela Ecológica de Maní, “U Yits Ka’an”, para leernos fragmentos dispersos de su escritura combativa, conocer los ominosos lugares donde Landa mandó torturar a un sinnúmero de indios, remontarse con su imaginación histórica en el momento exacto en que, presidiendo el criminal auto, Landa iniciaba la solemne y homicida procesión seguido por los penitenciados, que iban vestidos, para la funesta ocasión, “con corozas [cucuruchos] en las cabezas y desnudos de la cintura arriba, con sogas a las gargantas y con ídolos en las manos y con sambenitos, los más de ellos hechos de manta de algodón teñidos de amarillo, con cruces de colorado[2]”.
Al llegar a la escuela alrededor de las seis y media de la tarde, Galeano, junto con su esposa Elena y sus lectores escuchas, fue testigo y partícipe de la ceremonia del Balché ofrecida por el j´men Antonio Mukul, para invocar a los cuatro kines (vientos) pidiendo por el perdón de las personas.
Recordando las órdenes estrictas que el oidor de la audiencia de Guatemala Tomás López Medel hiciera al visitar Yucatán en 1552, el padre de la iglesia de los pobres, Atilano Ceballos, director de la Escuela Ecológica, en su conmovedora alocución, nos recordó que López Medel fue el que prohibió que ceremonias como el que don Antonio realizaba para honrar la presencia de Galeano en tierras peninsulares, más las de petición de lluvia conocida como el Chac Chaak, el Hua Ji Col, entre otras ceremonias agrícolas, se realizaran bajo ninguna circunstancia por los caciques indios y principales, ya que, para López Medel, eurocéntrico católico cuya única civilización era la que comulgaba con la cruz destructora de culturas y de pueblos, era cosa del demonio.
Bebiendo en jícara el sagrado balché, Galeano, con ese sólo gesto, ratificó a priori lo que posteriormente asentaría con sus palabras: que América Latina es, claramente, “el centro de las diversidades”.
La lectura de Galeano, con una voz sosegada y apacible cortando la sinfonía crepuscular de las aves en las frondas, evocaba, irónica, la historia fractal de que Colón no pudo descubrir América por no tener pasaporte, que los indios del Panamá eran “ciegos” ya que tuvo que venir Vasco Núñez de Balboa para ser el primer hombre –lógicamente barbado- en ver los dos océanos, y que Cortés y Pizarro no tendrían derecho a entrar a México y a Perú por razones sanitarias (o humanitarias). Dijo que la madre Tierra –mamadou-, cansada de tanto disparate ambiental producido por la soberbia de los poderosos, desea morir para renacer de nuevo.
Recordó nuestra múltiple diversidad cultural frente a la cultura hegemónica que se instaura en Latinoamérica a base de la macdonalización cretinesca del mundo propuesta por los dueños del dinero que, aún en crisis total, andan jodiendo al prójimo con la vara hipócrita de que qué tanto demócratas somos los unos a los otros (en referencia directa a la entronización de la izquierda en Latinoamérica). Insistiendo que todo escrito es político, recordó a Obama que el liderazgo en Latinoamérica, que pretende de nuevo para su país, “tuvo la gentileza de regalarnos tantas dictaduras”, y que mejor se dedicara a otra cosa: al ping-pon, al tenis de mesa o al ajedrez”, pero “gracias” y no, mejor y que “ya bájense de nuestras espaldas”.
A pregunta expresa de uno del público para que externara su opinión sobre el proceso del viraje a la izquierda de varios países latinoamericanos en los últimos tiempos, advirtió que las distintas izquierdas en el poder pueden ser vistas como la prueba irrefutable de que el sistema de los dueños del poder y sus sátrapas “naturales”, no ha servido más que para ahondar la injusta distribución de los peces y los panes, y que por primera vez se asistía a un movimiento genuino salido desde abajo, desde el malestar social, desde las calles donde peatona el ciudadano común y desde las movilizaciones urbanas donde la democracia se vuelve muchedumbre organizada. Contando una anécdota, señaló el dicho de un amigo de que lo único que se puede hacer desde arriba son pozos, la realidad, en los países latinoamericanos gobernados por la izquierda, demuestran lo contrario: se hacen pozos, sí, pero también escuelas, se atiende a los más necesitados, se da de comer a las mayorías, desde abajo y a la izquierda se va creando la utopía, y que Latinoamérica, sí, nuevamente será la tierra de Utopía…
Al final, este escribidor confiesa que hizo la cola necesaria para que su escritor de cabecera le autografiara su viejo ejemplar de Las Venas abiertas de América Latina. Dándole una hojeada somera, Galeano señaló que su manera de leer un libro es similar a la de este escriba: plagada de notas a los márgenes y subrayadas como la piel de una cebra, las hojas amarillentas de mi gastado ejemplar apenas y sí pueden leerse como el buen ejemplo señala. No necesito decir que los buenos ejemplos me aburren, y que soy un relapso consumado.


[1] Archivo General de Indias, Justicia, legajo 245, Residencia de Diego Quijada, 1565, en Sergio Quezada, Los pies de la república, Los mayas peninsulares, 1550-1750, CIESAS e INI coeditores, México, 1997, pp. 107-108.
[2] Ibid. p. 108.

lunes, 6 de abril de 2009

viernes, 3 de abril de 2009

Auto de fe de Maní


El lunes asistiré, con mi viejo ejemplar de Las venas abiertas de América Latina bajo el brazo, a escuchar en Maní a un maestro de la narrativa latinoamerica, un hombre comprometido con los Nadie del mundo entero, una conciencia lúcida ante tanta mierda del poder, las traiciones caninas de los bellacos y la desnudez del presente en apariencia desprovisto de utopía: Eduardo Galeano.
Seguramente tendremos la fortuna de que el maestro historifique, en su diálogo, la memoria de los oprimidios en un lugar con dolorosas reminiscencias para la historia de los mayas peninsulares donde buena parte de su cultura fue reducida a cenizas por el auto de fe del pirómano de Landa. Pienso no tomarme la foto, como haría un oligofrénico snob sin puta idea de lo que representa este "cronista de nuestro tiempo" para la izquierda latinoamericana, pero sí manchar dos que tres hojas de mi libreta de apuntes con mi jerogrífica caligrafía, tratando de boletinar, para este blog sin alma, las lacras oligárquicas y políticas que el uruguayo seguramente diseccionará, valiéndose de cadenciosas metáforas, con el agudo bisturí de su punto de vista. Maní, sus pobladores y sus visitadores se convertirá, que duda cabe, en el escenario propicio de un nuevo auto de fe; pero este ya sin muerte abyecta de por medio, y sí, lleno sí, de esperanza. El lunes, en la plazuela de Maní seguramente se habrá de escuchar palabras sencillas como estas (encontradas en El libro de los abrazos):


El sistema - 3


de Eduardo Galeano


Los funcionarios no funcionan.

Los políticos hablan pero no dicen.

Los votantes votan pero no eligen.

Los medios de información desinforman.

Los centros de enseñanza enseñan a ignorar.

Los jueces condenan a las víctimas.

Los militares están en guerra contra sus compatriotas.

Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos.

Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.

Es más libre el dinero que la gente.

La gente está al servicio de las cosas.

jueves, 2 de abril de 2009

Pobreza








“La lógica de éste sistema es de una simplicidad brutal: esta ley determina una acumulación de miseria proporcional a la acumulación de capital; lo que en un polo es acumulación de riqueza es, en el polo contrario, acumulación de pobreza, tormentos de trabajo, despotismo, ignorancia y degradación moral”.
José Revueltas


Yazmín Rodríguez, corresponsal de El Universal en Yucatán, intituló un artículo publicado para ese diario el 30 de junio de 2007[1], de la siguiente forma:
“Nuestro lujo, comer frijol con puerco una vez al mes”.

El artículo, cuya extensión no pasa de media cuartilla, nos advertía de las peripecias cotidianas que tienen que sufrir innumerables familias pobres de la península, como la familia de don Felipe González Tut, vecino de Chablecal y ex cortador de pencas de henequén en los años sesenta, que con mil 500 pesos del Seguro Social hacia malabares para de comer a su esposa y a su hija menor en todo un mes. ¿Me pregunto cómo la estará pasando don Felipe González en estos tiempos tan caníbales de crisis económica -y de crisis política y social, axiológica, que no se olvide-, en donde la imbécil ineficiencia administrativa de la derecha que nos mal gobierna (PRI y PAN, la camiseta es lo de menos), las estolideces de la izquierda caudillista que no entiende de humanas razones, más las intenciones maquiavélicas de los Gamboa Patrón pronosticando “carro completo” para el PRI peninsular en este año electoral, se entrelazan con la subida al empíreo de la canasta básica, las gruesas quiebras inenarrables de la justicia social (¿a quién le importa esa utopía cuando todos ya son darwinistas sociales?), la muerte cronicada del campo yucateco y el escupitajo a la dignidad de la etnia maya por los poderosos de siempre (los blancos y los blanqueados de la casta política y sus achinchicles lustrabotas)?
En ese mismo diario, de igual fecha 30 de julio de 2007 de artículo anexo al de don Felipe, Yazmín Rodríguez señalaba que Yucatán había ascendido del cuarto lugar al noveno en los índices de pobreza, no obstante que los índices de marginación social, desnutrición infantil y pobreza extrema seguían siendo de los más altos en el país. Recién en 2008 nos enteramos de que seguíamos en la misma cuarta posición famélica. En ese año tuvimos los yucatecos el honor de contar con un municipio motejado como el “África yucateca”. Novena o cuarta posición del círculo dantesco de la pobreza, lo cierto es que hay que destacar, aunque nos duela, el dato que nos remite la realidad: la lancinante certeza de que en el área rural de Yucatán, compuesta por campesinos mayas, se presenta, donde se mire, el “espectáculo de la miseria”, como se refería el barón Humbbold del México de 1808: seguimos no en las mismas sino en las miasmas de lo peor, ya que las políticas neoliberales de descuartizamiento al campo iniciadas desde 1982 y agudizadas con la pulverización jurídica del ejido mexicano efectuado por Salinas de Gortari en el año del genocidio amerindio, año fatídico de 1992, han hecho que el campesinado yucateco (es decir, la etnia maya yucateca), como casi todo el Sur mexicano rural, se vea obligado a dejar forzosamente una relación familiar cuasi-sagrada con la tierra de sus ancestros, para ir en busca del sustento familiar a tierras extrañas, tierras de la zona Norte de Quintana Roo, empanzonar los cordones de pobreza de Mérida, o cruzar, con temor a las persecuciones punitivas de los racistas minutemans, la frontera de la tortilla en busca de un sueño americano que casi siempre se convierte en sueño de lejanía, sueño que, con la recesión económica en que actualmente se encuentra el país de la democracia y Abu Gharaib, esperemos que no se convierta en una pesadilla no sólo para los mojados sino para la economía mexicana que depende en demasía de la gringa. Mientras tanto, en Peto esta situación de pobreza extrema se puede constatar no sólo en sus comisarías más apartadas (en donde carencias básicas como el derecho a la información, la salud, la alimentación y la educación han sido escasamente combatidas por todos los gobiernos saqueadores de las distintas derechas que nos han mal gobernado); y la pobreza extrema se cierne como devoradores buitres sobre ellos, de ahí que esos pueblos no sepan deslindar los colores del PRI de los colores del gobierno: un bastión seguro del voto verde en donde los caciques imbéciles del PRI local se ceban con la pobreza), sino también en las goteras de la Villa donde abundan familias que pueden suscribir lo que dijera Yazmín en su título: siendo el frijo kabax y las escasas tortillas el alimento diario de los petuleños más pobres, el puerco sólo se degusta para una fiesta, un santo o cuando hay pagos del Procampo (y a veces ni eso, con las innumerables cantinas que abundan como la peste en la población, pues si el padre de familia decide dilapidar sus escasos centavos en una de ellas, el puerco no aparecerá en la mesa, quedándose el frijol otra vez solitario en las panzas hambrientas de sus vástagos. Señalemos que el impedimento para laboral cuando hay pago de Procampo, generalmente es desacatado por los cantineros, y ya no se diga de los innumerables clandestinos: siendo Peto un pueblo “chelero”, se busca y se localiza el alcohol hasta en las piedras del camino si de embriagarse se trata).
Aunque a muchos niños se les reparte leche diconsa, sus madres prefieren venderlo para tener un dinero extra, y con esto podría decirse que los niños de las afueras de la cabecera petuleña no saben qué es la leche. La desnutrición no se ciñe a los infantes, también abarca a adolescentes y adultos.
Yucatán, según distintos censos (INEGI, ONU, activistas de derechos humanos, ONGS e investigadores sociales por cuenta propia como el trabajo efectuado por la catedrática de la Uqroo, Maribel Lozano Cortés, en el sur de Yucatán - Tzucacab, Chacksinquín- ) se considera una zona marginal, altamente marginal de la República Mexicana: la pobreza es galopante, el hambre y la desnutrición ronda a los condenados de esta tierra: los grupos indígenas, mujeres, hombres, niños, viejos, la edad no cuenta si de tristezas del hambre se refiere.
En días pasados, el campesino Pedro Chel Chi, citricultor de la unidad de riego "Pailuch" del municipio petuleño, señalaba que, a causa de la intensa sequía, ya comenzaban a tener problemas en sus producciones, pues la bomba de agua hace más de cinco años que se les quemó, y de esa fecha hasta el presente, no les han hecho caso a sus peticiones de ayuda. Desesperanzado pero lúcido, Chel Chi decía:
"Los políticos se quedan con todos los apoyos que se mandan y por eso no llega nada a nosotros”.
No me toca juzgar a mi sino a ustedes las palabras de fuego de Chel Chi, similares pero más sencillas que las que escribió el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina: "Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes -dominantes hacia dentro, dominados desde fuera- es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias".
El caldo de cultivo de todas las transformaciones sociales -no quiero invocar a la palabra revolución-, si preguntamos a los libros de historia, nos dirán que ha sido y es la injusticia de las mayorías, la lancinante pobreza de los "pies de la república". El mismo Eduardo Galeano, unas cuantas líneas más adelante de las señaladas, se preguntaba: "¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos?", y se respondía: "La pobreza no está escrito en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos...Los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o traicionadas a lo largo de la torturada historia latinoamericana se asoman en las nuevas experiencias, así como los tiempos presentes habían sido presentidos y engendrados por las contradicciones del pasado. La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será...

[1] Ver: http://www.eluniversal.com.mx/primera/29342.html

Archivo del blog