viernes, 30 de enero de 2009

Inició el Foro Social/ "Otro mundo es posible y es imprescindible que busquemos un nuevo orden": Lula. "Se pudre el mundo de los poderosos": Gilberto






Por Luis Hernández Navarro, enviado por La Jornada.

Belem, Brasil, 29 de enero. Es una larga noche de intervenciones en el Hangar. Cinco presidentes y diversas organizaciones sociales, como la Central Única de Trabajadores, comparten el micrófono. Alrededor de 10 mil personas escuchan, corean consignas, entonan cánticos y viven un momento de historia concentrada.
El encuentro entre los mandatarios Hugo Chávez, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia; Fernando Lugo, de Paraguay; Rafael Correa, de Ecuador, y Luiz Inazio Lula de Silva, de Brasil, marca un hito en la breve biografía del Foro Social Mundial (FSM).
Según dijo en el acto Candido Grzybowski, organizador director de Ibase, “generalmente nosotros vamos a sus cumbres para presionar. Aquí se produjo un cambio: éste es un territorio de la ciudadanía y los presidentes vienen a nuestra cumbre”.
Prácticamente todos los jefes del Ejecutivo asistieron al Foro en algún momento de su trayectoria política. Pero lo hicieron no como gobernantes populares electos, sino entrando por la puerta de atrás, por medio de actividades paralelas. Y es que en sus primeros años, el FSM fue concebido como un espacio de los movimientos sociales más que de los partidos políticos.
Lula y el Partido de los Trabajadores desempeñaron un papel fundamental en la constitución del FSM. Hugo Chávez auspició, ya como presidente, la realización de una de sus asambleas anuales en Caracas, y asistió a varias otras. Fue en ese espacio en el que anunció la necesidad de caminar hacia el socialismo del Siglo XXI. Evo Morales participó regularmente en ellos y reclama ser parte del proceso. “No quiero que me inviten, quiero que me convoquen como lo hacíamos antes”, acaba de decir en Belem. Rafael Correa comparte el proyecto. Apenas en el encuentro de Caracas, Fernando Lugo caminaba con sus huaraches, solitario y pensativo.
Según el analista Emir Sader, “la presencia de los cinco presidentes en Belem expresa el estadio actual de lucha antineoliberal y es un llamado al FSM para que vuelva a articular fuerzas de resistencia social en la esfera política, aquella de la disputa hegemónica, que se vuelve central a partir de la crisis contemporánea, del fin del gobierno Bush y de los avances del post-neoliberalismo concentrados hoy en la América Latina.”
El acto en el Hangar refrendó la gran imbricación que existe entre estos gobiernos y los movimientos populares. “Nuestros gobiernos progresistas están convencidos de que la lucha de los movimientos sociales es el gran soporte que puede garantizar el cambio en nuestra región”, aseguró el paraguayo Fernando Lugo.
El encuentro tuvo un carácter marcadamente antineoliberal. Los presidentes señalaron cómo la actual crisis era, ni más ni menos, la crisis de todo un modelo. “La palabra de orden de hoy es: otro mundo es posible. Y aún más, es necesario e imprescindible que busquemos un nuevo orden”, dijo Lula da Silva.
A diferencia de la última ocasión en la que participó en una asamblea del Foro, donde fue objeto de expresiones de descontento, esta vez Lula tuvo a los asistentes de su lado. De visible buen humor, manifestó un fuerte compromiso con el FSM y los movimientos sociales.
“El mundo desarrollado –afirmó el mandatario brasileño– decía lo que teníamos que hacer en América Latina, parecían infalibles y nosotros incompetentes (...) nos vendieron que el Estado no podía nada, y que el mercado desarrollaría los países. Y ese mercado quebró por falta de responsabilidad y control”, señaló el antiguo dirigente sindical metalúrgico. “El pueblo pobre –advirtió– no pagará esta crisis”. Lo acompañaban en el Foro 13 de sus ministros.
Rafael Correa defendió un nuevo modelo de desarrollo, el socialismo del Siglo XXI. El motor del desarrollo –dijo– ha sido la acción colectiva que se expresa a distintos niveles. Se trata de resolver problemas comunes mediante la adecuada intervención del Estado en la economía y la vida social. Se requiere planificar nuestro proyecto nacional en función de los intereses comunes.
Por el mismo camino se movió Hugo Chávez. En un discurso sorprendentemente breve para como se las gasta, afirmó: “El socialismo es el único camino para salvar este planeta”. Previamente había recordado como en 1999 nadie hablaba de socialismo hasta que en 2003, en Porto Alegre, él comenzó a hacerlo.
Como lo ha hecho en otras ocasiones, el comandante convocó al Foro Social Mundial a asumir un papel más audaz y “pasar a la ofensiva”. “Estamos en un momento de ofensiva, no de trincheras”, aseguró.
Y, en plena ofensiva, Evo Morales propuso emprender cuatro campañas mundiales. Una, por la paz y la justicia, para llevar a los responsables de las guerras genocidas a los tribunales de justicia y acabar con el derecho de veto del Consejo de Seguridad de la ONU. “Tenemos que acabar –exigió– con la monarquía de Naciones Unidas; no es posible que un país tenga más poder que 190, que el derecho internacional se aplique por igual para todos.
La segunda es a favor de un nuevo orden económico internacional basado en la solidaridad, justicia y complementariedad entre las naciones”, que reforme instituciones financieras y comerciales internacionales. “El Banco Mundial –reclamó– el FMI y la Organización Mundial del Comercio (OMC) tienen que ser profundamente transformados si quieren ser instituciones financieras al servicio del pueblo. No podemos permitir que se maquillen para seguir como están”.
La tercera campaña consiste en movilizarse para salvar el planeta. Ello implica “cambiar los patrones de consumo. La madre tierra es nuestro hogar, la fuente de nuestra vida”. Finalmente, convocó a favor de la dignidad, la identidad y la diversidad cultural. Propuso como símbolo de esta campaña la hoja de coca.
“Si los pueblos del mundo no somos capaces de sepultar al capitalismo, el capitalismo sepultará al planeta tierra”, sentenció el indígena y sindicalista cocalero que hoy es presidente de su país.
Ver:

miércoles, 28 de enero de 2009

Cambio de mando en el imperio



El color y el partido es lo de menos.

viernes, 23 de enero de 2009

Evelio Tax Góngora: In memoria



Un correo electrónico del escritor Édgar Rodríguez Cimé, en voz del colectivo"Felipa Poot", hizo que me enterara del sensible fallecimiento de don Evelio Tax Góngora, maestro de varias generaciones, y escritor indigenista apasionado de la historia, la mitografía y las consejas del Mayab. Don Evelio fue tío abuelo de este bloguero, persona a la que la lejanía de sus ochenta y cuatro años, no fue óbice para que en junio de 2008 lo conociera por vez primera y hablara largo rato con él de, entre otros temas, la escritura y la vida. Recuerdo que en aquella ocasión, además de que ambos vestíamos guayaberas azulinas, coincidimos en la misma tendencia política de izquierda, y comprobamos que los Tax son, antes que nada, declarados siervos del sentimiento poético. Don Evelio escribía poemas, al igual que mi otro tío, el también fallecido Petronilo Tax Góngora. Yo he seguido por esa senda familiar. Me acuerdo que en aquella ocasión también me comentó que los achaques de la vejez no eran impedimentos para que su tecleo incesante acabara. Sólo la muerte, esa desconocida, puso punto final, ayer jueves, a la escritura de don Evelio. Descanse en paz, maestro...


domingo, 18 de enero de 2009

EL ESTADO FALLIDO Y EL IMPERIO QUE NOS VIGILA




En Ciudad Juárez, Chihuahua, la violencia es el pan de cada día. Mendrugo que, no obstante su condición indigerible, se tiene que masticar a la fuerza cuando se leen los diarios o se sale a las calles para toparse con siluetas humanas marcadas con tiza en las banquetas, calles y camellones de la localidad que sintetiza como nadie la devastación que el narco ha producido al gobierno Calderonista. En 2008, hubo allí 1,600 ejecutados. Difuminado el control estatal en Ciudad Juárez, ha corrido entre periodistas de allá un correo electrónico de un grupo paramilitar auto nombrado como “Comando Ciudadano por Juárez” que, “cansados desde hace años del nivel de impunidad”, decidieron fundar dicha organización paramilitar, “la cual intentará terminar, en primera instancia, con los criminales que han provocado el terror a los residentes de esta frontera”. “Patria y justicia, por una nación para todos”, es su lema de guerra y su misión es terminar cada 24 horas con la vida de un criminal. No hay pierde[1].
En el antiguo Paso del Norte, las “Muertas de Juárez” (nuestra vergüenza nacional) aparecidas en el desierto, a casi dos décadas de ignominia por la irresolución de la mayoría de los feminicidios, no obstante Fiscalías especializadas en la materia, nos recuerdan el dictum de Octavio Paz sobre la mínima valía que el macho mexicano, ese “Gran Chingón”, “engendro de la violación”, o la violencia, guarda con sus mujeres y con la población mexicana, todas hijas de la “Chingada” Nación mexicana.
El Gran Chingón que se prende con campañas políticas o campañas de ajustes de cuentas. El Gran Chingón adicto a escuchar corridos perrones o música de cámara exquisita. El Gran Chingón que truena economías nacionales a base de extranjeras heroínas neoliberales; o bien, despieza escuálidos ejércitos con sus calcinantes “matapolicías” y sus bazukas antitanques, y se da la impertinencia de poner en focos rojos al Pentágono cuando se demuestra el “colapso rápido y repentino” del Estado mexicano producido por esta doble personalidad narco-política de estos sobrados hijos de la Chingada: mujer esta última que, según Paz, es la

“… Madre abierta (léase nación mexicana), violada o burlada por la fuerza. El ‘hijo de la chingada’ (léase políticos y narcos) es el engendro de la violación, del rapto o de la burla…”

Han violado a la nación mexicana a más no poder, la han prostituido y degradado por un puñado de denarios millonarios que se reparten los Grandes Chingones nacionales y sus compadres los sátrapas extranjeros…
Nuestro proyecto de nación, a 15 minutos de los “Festejos del Bicentenario”, naufraga en el mar del desencanto: ¿De qué tenemos que festejar cuando la voz del soberano constitucional, es decir el pueblo, fue defenestrada por la élite televisiva-empresarial-extranjera en las elecciones del 2006? ¿De qué tenemos que festejar con una economía enana como la enana osatura del testaferro salinista Fecal? Hace 100 años, Díaz y sus Científicos llevaron la pachanga y los fastos del Centenario a proporciones desaforadas, para demostrar con ello la bonanza del feudal desarrollo producido por la Pax porfiriana a costa de la esclavitud de las mayorías. No sabían los muy “positivistas”, o los muy imbéciles, que el México bronco, ese México de los huarachudos y la leperada cobriza no invitada al sarao vip de la oligarquía, y representada por caudillos como Villa y Zapata, velaban armas y recordaban injusticias y desprecios desde sus desiertos y serranías.
Hoy no tenemos a un dictador en la silla pero sí a un personaje sospechoso de usurpar funciones, como lo fue en su momento el usurpador Huerta. El México neoliberal que representa el generalito que entró a San Lázaro por la puerta de atrás –es decir, ese México imaginario al extremo- naufraga entre las rispideces políticas de las izquierdas carnívoras y las derechas antropofágicas, y su naufragio se da en un mal momento cuando las metrallas del contrapoder estatal del narco hacen polvo la esmirriada cobertura policial, y la negra coyuntura del mercado gringo, al que dependemos como hongo a su arbolito, termina por encharcarnos el paquebote estatal. Las aguas del inminente naufragio entran a raudales por el estribor de la seguridad nacional (rebalsada por las aguas narco políticas), para unirse y mezclarse a babor con las aguas de la recesión económica internacional. Este irse a pique no ha pasado desapercibido en los monitores que se encuentran arriba del Bravo. En una nota publicada por La Jornada el día 16 de enero, el periodista David Brooks señalaba lo siguiente:
“Entre los peligros mundiales a futuro más preocupantes está el ‘colapso rápido y repentino de Pakistán y México’, advierte un informe elaborado por el Comando Conjunto de las Fuerzas de Estados Unidos, dedicado a ofrecer una visión de los problemas estratégicos en los próximos 25 años…” y que, en el caso mexicano, las estructuras administrativas y de gobierno (políticos, policías, el sistema judicial) “están todos bajo asalto y presionados de manera sostenidas por bandas criminales y cárteles de la droga”. El resultado de esta polución administrativa-delincuencial por el cual transcurre desventrado el gobierno fecalista, según el informe, y esto sí que causa amplio resquemor si se trae a mientes la negra jurisprudencia del país con el record de más intervenciones armadas que ha efectuado en su historia –cuando menos, en tres ocasiones México fue intervenido por los marines en el periodo 1910-1920- , “tendrá un impacto mayor sobre la estabilidad del Estado mexicano. Cualquier descenso de México al caos demandará una respuesta estadunidense basada únicamente en las serias implicaciones para la seguridad de la patria (de Estados Unidos)”
[2].
Susceptible como soy ante todo aviso “bondadoso” que llega allende el Río Bravo, la primera reacción al conocer dicho Informe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, cuando nos pronostica, en paridad del muy particular caso de Pakistán, el “colapso rápido y repentino” de México, y de esa posible “respuesta estadounidense” que se jacta de basarse “únicamente en las series implicaciones para la seguridad de la patria”, fue la idea de que los marines y el Complejo Petrolero Internacional nos quieren mandar, como siempre, derechito a la Chingada para disfrutar de la virginidad petrolera de nuestra patria:
“Es que no se trata de un himen solamente, se trata de la riqueza nacional”, pontifiqué con mi más acendrado nacionalismo.

Y seguí con la pontificada:

Es obvio que los narcos, si no exactamente el chivo expiatorio, sí que son una herramienta utilísima para la CIA y el Departamento de Estado para entrar al quite en nuestros magullados lares y demostrar que el Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe no son anacronías decimonónicas, y que, a pesar de Obama, los inmensos intereses de los Factores Reales de poder yanqui son incólumes, marmóreos, eternos, y que tanto republicanos como demócratas se ciñen a ellos”.

Esa fue mi primera reacción. Luego, dilucidé:

“Una intervención armada de los marines en tierra mexica (y maya, no se olvide que habemus mayas), y más cuando el 20 de enero se tendrá en la White House a un abogado demócrata que se jacta de respetar el Estado de derecho hecho añicos en las celdas de Guantánamo y Abu Garhaib, es impensable: Estados Unidos -a pesar de que cataloga a México, como dijera el extinto Adolfo Aguilar Zínzer, como su patio trasero, de que es un Imperio y de que el dato histórico nos indica que los imperios cuidan muy mucho las puertas de sus ciudades pues, si no fuera así, ¡los bárbaros!, “cara Lutecia”, ¡los bárbaros! saquearían a esta Roma de la “democracia imperial” de los tiempos modernos; y de que el difunto Huntington ya había teorizado eso, de que los mexicanitos somos un destino problemático para la hegemonía yanqui-; los Estados Unidos, decía, ganan más interviniendo en las estructuras estatales mexicanas para su reciedumbre, que poniendo a marines en el patio de junto. Pues si la violencia guerrillera que combustiona a Irak y a Afganistán, a pesar de que se encuentra lejana geográficamente, causa malestar y pánico entre la opinión estadounidense, ¿imagínese usted con lo que se verían y toparían los gringos en un terreno tan antiyanqui y con vocación guerrillera desde el lejano momento en que Vicente Guerrero se emboscara en la serranía de Tierra Caliente y nos diera el ejemplo para siempre de cómo chingar al “extraño enemigo”? Además, los yanquis no soportan, a menos de un Atlántico a la redonda, la mierda que producen con sus bélicas estolideces…No creo que se atrevan de forma directa, pues ya lo hacen de una manera más razonada y pulcra cuando asesoran a los generales de acá, sin sufrir el fastidio de las bajas”.
(Traigo a cuento la documentación realizada por Friedich Katz sobre la “guerra secreta de México” con Estados Unidos, que trata de las pujas diplomáticas alemanas con el gobierno de Carranza para que los germanos penetraran el territorio mexicano con el fin de llevar la Guerra preventiva a los gringos durante la primera conflagración mundial.)
El comando gringo, metido hasta en la cocina nuestra posterior a la firma del Plan Mérida (valiente nombre puesto a ese documento de seguridad, abonan más armas para mis sentimientos separatistas), ha manifestado su preocupación –si me preguntan mi personal opinión, diría que exagerada preocupación- sobre la creciente y descabellada violencia delincuencial desencadenada por un gobierno que, además de usurpador, fue, y es, abismalmente inepto e ineficiente para deducir los costos de antemano de un frontal enfrentamiento con un poder que lo supera por mucho. Para legitimarse en su frágil posición de poder producida por unas dudosas elecciones, Fecal tuvo la idea suicida de azuzar a los grupos delincuenciales antes de haber construido, por un lado, consensos internacionales de cooperación (el narco es nuestra trasnacional mexicana, ergo, el problema es interestatal): si concebimos que el Plan Mérida es posterior a que se disparara la escalada de violencia, y los pactos de cooperación entre México, Panamá, Guatemala y Colombia que persigue la “Jornada Presidencial de Colombia, Guatemala, México y Panamá contra la delincuencia”, y que se desarrolla desde el viernes en la ciudad de Panamá, se llevan a cabo después de que en Guatemala los narcos mexicanos ya han minando la corruptible corporación policiaca chapina, y cuando el número de bajas de la guerra entre el narco y el gobierno mexicano ha cobrado las vidas de más de 5,000 personas en 2008, entonces es posible caracterizar a esos trataditos y cooperaciones internacionales, como un handicap con un atraso secular.
Otro de los factores adversos que va en contra del gobierno fecalista, la tara mayor del Estado mexicano en su lucha desigual contra el narco, es la dificultad que el mismo Fecal ha reconocido (Diario de Yucatán, 16 de enero, Combate trasnacional al narco): cuando el gobierno mexicano –y guatemalteco y panameño- se enfrentan con los narcos mexicanos, resulta que “ellos están mejor organizados y los estados afectados no…” Organización delincuencial versus desorganización estatal, competencia delincuencial versus incompetencia gubernamental, fiscalización delincuencial versus corrupción y dejadez estatal, los narcos mexicanos han puesto en jaque al gobierno calderonista, y no sólo se han atrevido a cuestionar el monopolio de la violencia, si no que en varias franjas de la república ellos son el único monopolio, ellos son la solitaria violencia.
De este incontrolable y vertiginoso “descenso de México al caos” -o al último círculo del infierno del narco- (apenas han pasado 17 días del 2009, y la cifra de ejecutados en Ciudad Juárez, “la localidad más violenta de México en el año pasado”, ha llegado a 51, con visos de que se rompa el record este año de los más de 1,600 asesinatos del año pasado relacionados con el crimen organizado, según nota de prensa de EFE recogida hoy por el Diario de Yucatán), la revista Forbes, en un número reciente, hace el acuse de que México está a punto de convertirse en un “Estado fallido”.
El intelectual del régimen de la derecha, el “liberal” Enrique Krauze, ante esta preocupante sentencia de una revista donde generalmente aparece el monto de las carretadas de dinero que se embucha Slim con sus empresas que nos privatizan a todos, respondió, airado, en una entrada de la página Web de su revista Letras Libres, al diagnóstico de nuestro cáncer mexicano (no hay timón en Los Pinos) dado por Forbes:
“Además de falsa, la visión (de Forbes) es injusta. Lo que subyace en ella, sobre todo, es el doble efecto de las imágenes de violencia y los reportajes sobre el crimen en el país”.

Y acto seguido, Krauze soltó las riendas a su cara pluma con un florilegio de panegíricos y apologías acríticas a una supuesta democracia mexicana sin adjetivos (pero con muchos y nefastos sustantivos como Salinas, Beltrones, Gamboa Patrón, Ulises Ruíz, el Góber Precioso, la devastación y la criminalización de los movimientos sociales en Atenco y Oaxaca, el pauperismo de casi 70 millones de mexicanos, el “exilio forzado” de miles hacia los Estados Unidos, las injusticias sociales que subsisten en Guerrero, Chiapas, la Península de Yucatán, el hambre en Cochoapa el Grande):
“Se ignora afuera (y a menudo se olvida adentro) el mérito de haber construido en apenas dos décadas -no sin sobresaltos, injusticias, errores y excesos- una economía abierta, diversificada y parcialmente moderna. Y la hazaña aún mayor de haber conquistado una transición democrática más aterciopelada que la de Praga: el país de la alquimia electoral creó el IFE; el país de la presidencia imperial eligió un Congreso de oposición; el país del centralismo dispersó el poder en estados y municipios; el país del partido único abrió paso a la alternancia; el país de la transa y la corrupción introdujo una ley de transparencia; el país de la ‘dictadura perfecta’ instauró las más amplias libertades cívicas”.
Podría refutarle fácilmente al señor Krauze, y los ejemplos para contradecirlo sobran. El más paradigmático fue lo ocurrido en las elecciones del 2006. Resulta que “el país de la alquimia electoral” que creó al IFE, es el país de las controvertidas elecciones de 2006 cuyo IFE de ese año y cuyo TRIFE, no estuvieron a la altura de las circunstancias históricas como para, entre otras cosas, poner en cintura la boca floja del ex presidente Fox, parar el juego sucio de las empresas para incidir en la votación ciudadana, prohibir los caníbales spots televisivos que le localizaron su pedigrí chavista estalinista a AMLO, entre otros ejemplos de que la “alquimia electoral” había cambiado en su estructura: ahora las urnas se embarazan no con las manos sino con el pánico televisivo. El país de la “presidencia imperial” que eligió a un Congreso de oposición”, al cabo de menos de una década se ha convertido en el país de un PRIAN acomodado a los intereses privados. El país del centralismo que “dispersó el poder en estados y municipios”, se ha transformado en el país de los caciques (Fidel Herrera, Mario Marín y URO como ínclitos ejemplos), de los hombres fuertes de horca y cuchillo. El país del partido único que “abrió paso a la alternancia”, es el mismo país del desafuero y la unificación de la ultra derecha (desde las sotanas imperiales con su estruendo loco producido por su campanario idiota de la intolerancia, hasta los grupos empresariales acomodados a las prebendas y canonjías del stablishment) contra una opción de izquierda reivindicatoria de los reclamos sociales secularmente pospuestos, secularmente desdeñados. En fin, podría recordarle al señor Krauze, que el país de la otrora “dictadura perfecta” que “instauró las más amplias libertades cívicas”, es el mismo país cuyo gobierno no hizo nada por defender no sólo los derechos laborales, sino la libertad de expresión de la periodista Carmen Aristegui cuando fue corrida de W Radio por una empresa intolerante y negadora de esa “pasión crítica” que movía al maestro de Krauze. Pero es cierto, no somos un Estado Fallido como “falsa” e injustamente nos achaca Forbes. Somos, sí, un Estado dolido…Nuestra dolencia tiene múltiples síntomas (una de ellas, la peor, es el narco), pero su causa es la falta de justicia. Justicia a la que me gusta, en lo personal, adjetivarla como social.

[1] Véase nota del Diario de Yucatán /16-enero-2009/, de nombre “Comando ciudadano matará cada 24 horas a un delincuente”.
[2] (Colapso rápido y repentino en México, de los mayores riesgos a futuro, alertan en EU, el subrayado es mío. Para más información, ver: http://www.jornada.unam.mx/2009/01/16/index.php?section=politica&article=016n1pol

jueves, 15 de enero de 2009

Ejemplos para el ánima de Nietzsche


“El signo más general de los tiempos modernos: el hombre, a sus propios ojos, ha perdido, increíblemente, dignidad”.
Nietzsche, La voluntad de poderío.



No es cierto el epígrafe. Es decir: no es completamente cierto ese epígrafe. No todos los hombres, a sus propios ojos, han perdido dignidad. Los poderosos del mundo esos sí, que hasta ni a sus madres conocieron: nacieron en el caldo del dinero entremezclado con asesinatos a raudales. Al Perro de Texas que le diluvian zapatos y muertes árabes por doquier, su indigna condición humana lo define a la perfección. No todos han perdido dignidad, viejo cegatón Nietzsche, los palestinos por ejemplo.
Sea lo que sea, la muerte (la cosa más espantosa cuando es inútil, cuando se lleva infantes y civiles con sus Cazas israelí), al galopar, heraldo negro diría el peruano César Vallejo, sobre calles terrosas de Gaza, en cada rostro sufriente se topa con esa dignidad que resiste airada, entre marejadas de polvo y sangre derramada. Asesinada sangre derramada.
Calles de polvo, “Padre polvo, que avientan los bárbaros” desde Tel Aviv secundados por Washington, sus socios europeos, cómplices (por omisión) y aliados internacionales… “Padre polvo, sudario del pueblo” palestino, “Dios te salve del mal para siempre”, padre secuestrado palestino, “¡padre nuestro!...que vas al futuro”/ borroso, “Dios te salve, te guíe y te dé alas/, padre polvo que vas al futuro” borroso.
¿Hablar del futuro, si es que existe esa cosa, para Palestina? Antes hablemos del presente: en 14 días, 800 palestinos han muerto por bombardeos y combates indiscriminados. Falta de víveres, de agua, ropa, techo, falta de la falta, incomunicados en su gueto, muriéndose en su gueto en llamas que es Franja de Gaza. La masacre de un pueblo, el exterminio de un pueblo, su Genocidio manifiesto, le vale madres a la ficticia Comunidad Internacional, a la OTAN, a Occidente entero, a los preocupados únicamente de que se salve del naufragio recesionista la economía capitalista de los chacales de cultura refinada, a los monstruos multinacionales con fuertes intereses de que la sangre de los, hasta ahora, 230 niños palestinos se cuadruplique hasta nuevo aviso de nuevas “pláticas humanitarias” entre los neo Herodes Antipas Ehud Olmert (criminal por acción), Ban Ki- Moon (criminal por omisión) y Sarkozy (criminal por frivolidad paladina: mejor lárguese, francesito, a tirarse a la Bruni, que sólo para eso sirve).
Las noticias salidas de la ONU, donde sesiona con desgano el Consejo de Seguridad, indican que, después de tres larguísimos días, los señores de corbata y mocasines italianos de los países testaferros del Gran Capital, aprobaron con sus finas Montblanc -mientras los fascistas judíos sembraban bombas prohibidas por incumplidas Convenciones de Ginebra en los pueblos palestinos- una resolución que pide una tregua inmediata y duradera entre Israel y HAMAS: 14 votos a favor, ninguno en contra, con abstención única del país del Perro de Texas al que le llueven zapatos y muertes árabes; la votación fue unánime, mientras en la unánime noche de Gaza, los proyectiles sionistas cortaban con sus luces de espanto la negrura nocturna y crecían las estadísticas de muertes palestinas.
Pero Ehud Olmert, explícitamente secundado por esa interpretación unívoca de la abstención de EE.UU. (uno se imagina que Condoleezza Rice mascullaba lo siguiente al momento de la abstención: “estamos en desacuerdo con todo tipo de tregua inmediata y duradera: la guerra de exterminio al pueblo palestino debe de continuar hasta el amargo final”), ignoró, como se esperaba, esa buena intención del Consejo de Seguridad de la ONU, para inmediatamente consignar a los Cazas sionistas arriba de las chozas palestinas, apuntando directo a HAMAS (léase masas indefensas de palestinos), y causando al menos 25 muertos ayer viernes (segundo Día de la Ira de un pueblo digno que llora y entierra a sus muertos, pero agita su digna cólera a los sueños de su media luna, llamando a su Profeta para que interceda por los hijos del desierto, que exigen venganza y justicia al Absoluto).
En una reunión del gabinete de seguridad sionista, presidida por el chacal Olmert (el caníbal Sharon es una niña al lado de este neofascista) desde Tel Aviv, Israel refrendó el dicho de Baruch de Espinosa, acerca de que “el derecho llega hasta donde alcanza el poder”, y, en estos menesteres, el poder sionista-yanqui hizo mierda la resolución del Consejo de Seguridad, al afirmar lo siguiente ayer viernes:
“El Estado de Israel tiene el derecho de defender a sus ciudadanos y, con este fin, el ejército seguirá actuando para alcanzar los objetivos de su operación, es decir, cambiar la situación de la seguridad en el sur de Israel…Las operaciones proseguirán también para impedir el contrabando de armas en la franja de Gaza”.
(Una nota para que se imagine usted la magnitud de qué tan desproporcionada se encuentra esta “guerra” que se chutan HAMAS y el gobierno fascista de Israel: en todos los periódicos, habidos y por haber, de derecha, izquierda y ambidextros u oficialistas, le reto a que encuentre detalladamente las cifras de muertos que los cohetes katiuska de HAMAS han ocasionado en las ciudades israelíes. Le aseguro que si los contara con sus dedos, la mayoría de sus alfanjes estarían en el aire por el poco número que encontraría).
Antes de ese comunicado del gabinete de seguridad, Olmert había anunciado una joya preciosa para los anales de la criminología internacional: El ejército israelí proseguiría su ofensiva, bla-bla-blá, pues…:
“JAMÁS ACEPTÓ (Israel por supuesto) QUE UNA INFLUENCIA EXTERIOR DECIDA SOBRE SU DERECHO A DEFENDER A SUS CIUDADES”.

Es decir, me paso por los dos, dijo Olmert, cualquier resolución del Consejo de Seguridad… ¡Qué negro panorama le espera al próximo inquilino de la Casa Blanca!
Ejemplos de la Dignidad humana
Mientras Nietzsche creía a pie juntillas en la pérdida de la dignidad humana, nosotros –subráyese ese nosotros- creemos todavía en ella. En los momentos límite, el corazón del hombre hace brotar la vida de la tragedia. Un ejemplo ocurrió ayer en Amman: en un cartel ondeado por varias manos de infantes frente a la Embajada de Israel custodiada por cientos de policías, se leía lo siguiente:
“DEJEN DE MATAR A NUESTROS PEQUEÑOS AMIGOS”. (¿Lo habrá leído el neo Herodes Antipas Olmert?)

Por un estúpido trámite burocrático, el gobierno de Egipto no abre la terminal de Rafah, localizada entre ese país y Gaza, para la entrada de refugiados palestinos. La idiota excusa de la negación: el no haber representante de la Autoridad Palestina en ese paso. Ante esa inexcusable dejadez del gobierno egipcio, 50,000 de sus ciudadanos marcharon en Alejandría para pedir perdón al pueblo palestino. La plegaria que se escuchaba era esta:
“GAZA, PERDÓNANOS, NOSOTROS NO PODEMOS ABRIR RAFAH. (Y uno piensa, también: GAZA, perdona a esos cerdos que mal dirigen los destinos del mundo, porque ellos –al contrario de sus prostitutas mujeres, que no se cansan de abrir las piernas-, no abren ni su corazón ni su cerebro).

Desde este punto lejano de México, en Mérida propiamente, la indignación yucateca se hizo presente, al unirnos como pueblo solidario a las exigencias internacionales de cese al fuego, de cese a la barbarie, de cese al exterminio, de cese al GENOCIDIO contra el pueblo palestino. Desde el Monumento a la Patria, en punto de las 6 de la tarde, la musa (que yo la daba ya por perdida), inopinadamente me atosigaba para recitar unos versos, en ausencia, a los palestinos caídos:
Dicta la tarde, presagios sin esperanza.
Dicta, impasible, presagios sin esperanza
cuando pájaros de niebla cubren la mirada del mundo.
Tanques-Goliates,
soldados sin prepucio que fuman, blasfeman
y tiran guijarros balísticos a los niños palestinos.
Los perros sionistas ladran al Mesías
que ha nacido ya con hambre capitalista
y que ocupa el trono blanco de Herodes Antipas (son 230 inocentes hasta ahora),
la mitra del Perro de Texas
y las cadenas Tiffany del barrabás oligarca.
Los perros sionistas, hermanos míos,
no saben que la luna no es pista aeronáutica
sino un sueño islámico hondamente sentido.
Los perros sionistas olvidan todo,
su virtud es desdeñar el rostro de los otros, el rostro palestino.
Si preguntas: ¿Y donde estás, justicia divina?
Nadie te responderá.
En los pasillos del cielo
sólo el vacío de un dios
comparte esperanzas
con la negra noche
de todos los tiempos
de un tiempo olvidado.
Nosotros somos la esperanza…

Al terminar mis desbalagados versos (mismos que nadie tuvo la gentileza de escuchar), un grupo de 200 meridanos se arrepanchigaba alrededor del adefesio del Monumento a la Patria. Una variopinta gama de edades (había mocosuelos predispuestos a remedar a los niños de Amman con la consigna de “DEJEN MATAR A NUESTROS PEQUEÑOS AMIGOS”) se unía para un solo fin: solidarizarse, con su protesta, con el sufrimiento del pueblo palestino, hacer votos por el fin de toda violencia, por el fin del gueto palestino, por la liberación de los hijos de Ismael. El plan, según los organizadores (reconocibles por sus camisas “progres” con las caras del barbudo de Tréveris y del barbudo San Guevara) era la de irnos directo al consulado norteamericano para armar un desmadre civilizado. Al saber que en ese lugar (con olor a azufre, diría un pro Chávez) ya se encontraban pertrechados los cerdos de la Secretaría de Seguridad Pública, el desmadre civilizado fue cambiado para la Plaza Grande, frente a Catedral.
Un compa, con unas botas tipo Marcos y una camiseta con la leyenda que le cortaba en dos una panza prominente de inveterado caguamero y que decía: “orgullosamente yucateco”, insistía en que teníamos que remedar al periodista iraquí que le aventó sus zapatos al Perro de Texas…Al igual que a mis versos, nadie le hizo caso, pues la marcha era, ¡por un carajo!, contra la violencia y discúlpenme el exabrupto.
Con un calorcito peninsular que salía de las casonas de la belle époque del periodo de don Olegario Molina y su Casta Divina (que luego se convertiría, al paso del siglo, en “beduina”), empezamos la caminata en solidaridad con los palestinos a eso de las 7 pm por el Paseo de Montejo para llegar a la Plaza Grande. Presidiéndonos, había una manta con la leyenda siguiente: “Contra la guerra, Palestina resiste”. Detrás de los “protestantes”, dos patrullas embutidas de cerdos de la SSP estatal de don Saidén Ojeda, la 5737 y la 5740, nos acompañaron un buen trecho hasta el rumbo del mercado de Santa Ana. Entre los marchantes, con la vestimenta propia de la contracultura revolucionaria, había jóvenes pro Chávez salidos de las “catacumbas de la Facultad de antropología de la UADY (léase, de una cantina de la –calle- 65), un, según el “obrero intelectual” de paso en la ciudad, varios “No-come-panuchos”, asociaciones civiles comprometidos con las causas nobles y, dándonos el ejemplo con su resistencia combativa, los aguerridos hermanos de la comisaría de OXCUM quienes, por si alguien se olvida, mandaron a la chingada las consignas neoliberales del “Alto Vacío” Patrón Laviada cuando tuvo éste la impertinencia de desgobernarnos. Hubo, incluso, “orejas” de Segob dizque reportereando el sarao, que fueron interpelados por varios manifestantes (de entre los cuales se encontraba, o encontrábase, el “obrero intelectual” de paso por la antigua Thó, ex nombre de Mérida antes del arribo de los “Españoles de pura bestia”, y que, según él nuevamente, extrañaba a una tal Nahuiolin). El espontáneo desmadre de los “vatos” de los anarkopunk y los gruesísimos chavos del Movimiento Libertario (la literatura de José Agustín es un chicle lingüístico), nos impelía a gritar consignas antifascistas del tipo siguiente:
“¡Israel fascista, tú eres terrorista!; ¡Israel fascista, tú eres terrorista!”
“¡Palestina aguanta, tu pueblo se levanta!; ¡Palestina aguanta, tu pueblo se levanta!”
“Palestina escucha, YUCATÁN está en tu lucha!”
El último estribillo, confieso mi acendrado localismo, me hizo chinita la piel y me produjo un par de lagrimones.
Lo más interesante de la marcha, fue que cuando se cantaban los tres estribillos, automovilistas y público espectador dieron una respuesta positiva, y algunos hasta tarareaban con sus cláxones lo de “¡Palestina escucha, Yucatán está en tu lucha!”
Ya al llegar a la Plaza Grande, una “peregrina de ojos claros y divinos”, turisteando por nuestras lajas yucatecas, fue causa y objeto de un acre debate de política internacional. La había conocido la mañana de ese día, y la invité a la protesta cuando me confesó ser fan de Obama, e hija y nieta de demócratas, además de lectora avanzada de Chomsky. La “peregrina de semblante encantador”, dueña de un caderamen prominente y oriunda de Kansas (pero que por nada del mundo kansaba mirarla con ojos de buey enamorado), al verme, se acercó a “Nosotros los huiros” progresistas para unirse a la protesta civil-pacífica. Un compa, al verla entre el morenío, comentó: “Esta es banda, jala parejo a pesar de pertenecer al Imperio”. Otro compa, creo que fue uno de esos antropólogos salidos de las catacumbas de la UADY, le respondió al primero: “Que no te salga lo Malinche, heredero de los Xius (los Xius fueron nuestros tlaxcaltecas de acá). Otro, el vato ese que suspiraba por la tal Nahuiolin, pontificó que había que “yucatequizarla cuanto antes”. Saldamos el affaire “gringuita peregrina”, cuando les dije a los compas integristas (separatistas, localistas, seguramente anti-huaches) lo siguiente:
“Esta morra, compitas, se va después a comer conmigo unos huevitos motuleños. Respétenmela, cabrones, que mi segundo apellido, no miento, es Cocom (los Cocom, fueron nuestros mexicas de acá) y no me ando con chingaderas. ¿Qué? ¿No el mero-mero, el que dijo que “no abandonáramos a sus indios”, Carrillo Puerto, hizo patria y rememoró el Álamo con la Alma Reed? Pues, motuleño como el quien más, seguiré el camino abierto por don Carrillo, nuestro “Apóstol Rojo” según don Sarkisyanz”.
La gringuita se movía en la Plaza Grande como Alma Reed en el palacio de Gobierno, cantaba canciones de protesta en Spanglish (mismas que me encargaba de traducir al lenguaje yucateco), le dio dos inhaladas a un canuto de mota que uno de los anarkopunks había liado subrepticiamente para que no se enteraran los cerdos estatales de Saidén, y movía ahora su amplio caderamen al ritmo de una extraña canción de Edith Piaf salido de un vocho destartalado con el cual trashumaba sus ahumadas penurias carnales el obrero intelectual.
Dejemos por un rato a la gringuita con sus cantatas progresistas, que esta no es una historia de amor sino una crónica de la solidaridad con un pueblo que se desangra. En la Plaza Grande de “Mérida la Horrible” (horrible, obviamente, por votar por la derecha desde inmemoriales tiempos sesenta del pasado siglo) los marchistas fueron irrealistas al pedir lo posible: El cese absoluto de los bombardeos sionistas que siguen cobrando víctimas inocentes.
Esto es una guerra, decían, de exterminio contra un pueblo cuyas únicas armas son piedras impulsadas por hondas y unos cuantos cohetes que ni alcanzan las bien amuralladas ciudades israelíes. Se da la existencia de combates desiguales. La tecnología gringa – y todos miraban a la Reed remasterizada, pero ella hacía frente a las miradas con la pregunta de que si todos éramos Fecal- dispuesta a destrozar vidas, pueblos, aldeas, la ciudad de Gaza entera en donde los cementerios se inundan de cadáveres. Uno de los oradores, creo que era el obrero intelectual, comentó que si el gobierno de Israel exige el fin del abastecimiento de armas por parte HAMAS en el mercado egipcio, ¿por qué no exigir el fin del abastecimiento de armas, prohibidas por la Convención de Ginebra, para el gobierno de Israel por parte del gobierno yanqui?
Hubo, como prueba del rechazo a estos dos Estados canallas, quemas de la bandera yanqui e israelí (la gringuita se encargó de prender, con la colilla del porro que se fumaba, su ominosa bandera. Seguramente ha de haber leído a Womack, pues de su inobjetable boca salió la lapidaria frase que le endilgan a Zapata: “Pinche trapo”). Una piñata de un cowboy, con el rostro abotagado del Perro de Texas, fue madreada a leñazos; el compa con las botas de Marcos y la camiseta que decía “orgullosamente yucateco”, se quitó los zapatotes (un tufo lacrimoso ralentizó el aire que circundaba sus dedos parecidos a morcillas) y no se quedó con las ganas e imitó al periodista iraquí. Al final, con el puño izquierdo en alto, guardamos un minuto de silencio por las víctimas del genocidio. El desmadre, como calculamos, fue civilizado, yo diría que muy civilizado.
¿Creerás que la gringuita no tuvo las ganas de largarse conmigo? Alcancé a verla antes de que ese vocho destartalado arrancara con impaciencia, callando a Piaf con sus gritos piafantes de mariguana.


Nota para mi "Castaña despeinada": obviamente, el cuento de la "gringuita peregrina" es ficción cuentera de un inveterado cuentero....


Mérida Yucatán, 10 de enero de 2008.


viernes, 9 de enero de 2009

Hasta el amargo final


El 30 de diciembre pasado compartí, en lo que cabe, la tragedia de Anwar Baalucha, un palestino de 37 años desempleado. Anwar dormía cuando una mezquita vecina a su hogar, al ser alcanzada por un proyectil israelí, se vino abajo sobre su casa. De entre los escombros, Anwar quedó “mutilado” de hijos, al hallar los cadáveres de sus cinco hijas: Jawaher Baalucha, de 4 años, Dina, de 8, Samar, de 6, Ikram, de 14 y Tahrir, de 17 años. En los funerales de las niñas, Anwar, con las lágrimas de su digna ira cubriéndole el rostro, acusaba a la indiferencia de Israel, de Occidente y del farisaico Consejo de Seguridad de la ONU, del modo siguiente:
“Si un solo niño israelí hubiera muerto, el mundo entero se hubiera indignado y el Consejo de Seguridad de la ONU se hubiera reunido…La sangre de nuestros hijos no tiene valor para el mundo”.
El corazón de Baalucha, lleno de ira, clama justicia, exige venganza; Hamas, por su parte, necesita de milicianos dispuestos a inmolarse. Baalucha es un prospecto idóneo.
El 30 de diciembre anterior, la cifra de muertos de la más reciente limpieza étnica, o guerra de exterminio que el gobierno de Israel perpetra sobre el pueblo palestino, llegaba a 360 con más de 1690 heridos desde que el día 27 mismo, a las 11.30 hora local, 50 cazas de combate israelíes demolieron unos 50 puntos de Gaza en tres minutos solamente. Hoy, viernes 9 de enero, con 13 días de bombardeos de la aviación israelí al indefenso pueblo palestino (digo indefenso, y no me refiero a los milicianos de Hamas), el número de víctimas caídas en Franja de Gaza ya se ha cobrado casi 800 muertos (contabilícese únicamente a palestinos; las cifras de muertos de los dos bandos, como era de esperarse en la más asimétrica de las guerras asimétricas de que se tenga memoria, si hablamos de porcentajes, el 99% de los muertos se entierran en el bando palestino), de entre los cuales, alrededor de 220 son niños, y con más 3,100 personas heridas hasta el momento.Por donde se mire, en Franja de Gaza se desencadena un holocausto (hay que rescatar las palabras tabú como Auschwitz, campo de concentración, pogromo, gueto, genocidio, holocausto, de la historia judía, para referirnos ahora, con ellas, a la historia y a la situación palestina. Esas palabras les corresponden, tristemente, a los palestinos, esos “judíos de los judíos”, según Jean Meyer) de palestinos por blindados y proyectiles teledirigidos desde Tel Aviv, de ráfagas de bombas diseñadas para mutilar y prohibidas por la Convención de Ginebra y otras “superfluas” legislaciones internacionales en la materia (Juan Miguel Muñoz, corresponsal de EL País en Jerusalén, narra que Mands Gilbert, doctor nórdico, señaló a una ONG canadiense que atendió a un niño de 10 años “que tenía el pecho lleno de fragmentos de esas bombas y en su regazo la pierna mutilada de otro adulto”. Esos proyectiles, explicaba Gilbert, “tienen una onda expansiva que sólo alcanza 10 metros, pero quienes se hallan en ese espacio quedan despedazados”. “Hemos visto a muchos pacientes así, con grandes pedazos de tejido muscular desgarrados en carne viva”, añadió el médico Erik Fosse.), de ataques a convoyes de ayuda humanitaria de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA), de caídas de edificios y “efectos colaterales” como lo sucedido el martes 6 en un colegio de Yabalia, Palestina, una de las escuelas de la UNRWA en la que se guarecían 350 palestinos de los bombardeos. En dicha escuela, 46 palestinos (hombres, mujeres y menores desarmados) fueron masacrados por los mismos proyectiles israelíes que segaron la vida de las hijas de Anwar Baalucha. Además de estas muertes, 55 resultaron severamente heridos; en otra escuela de Gaza, tres civiles más perecieron. Una lucha desigual, asimétrica, brutal diría yo, pero inmoral del lado israelí cuando, al explicar la masacre de Yabalia, el comando militar israelí, en un comunicado se atrevió a decir la siguiente falacia:
“Probablemente, se lanzaron cohetes desde la escuela…Una investigación inicial indica que proyectiles de mortero fueron lanzados desde el colegio…En respuesta al fuego enemigo, nuestras fuerzas devolvieron el fuego de mortero”.
Este infamante bulo se anexa a la campaña propagandística de los gobernantes israelíes: “No se persiguen a civiles”, dicen, pero ¿quiénes le creen?De inmediato, altos funcionarios de la ONU exigieron que se investigue el ataque al colegio de Yabalia, lugar donde el único fuego que había, era la magra lumbre salida de los cigarrillos de palestinos para calmar la neurosis producida por la criminal guerra asimétrica que se libra con el invasor gobierno sionista. UNRWA ha asegurado que Israel dispone de evidencias de que no se disparó ningún mortero desde el colegio de Yabalia.
No es necesario decir que esta desaforada manifestación bélica del gobierno de Israel destroza cualquier barrunto de derecho internacional. ¿Leyes internacionales? Tal vez el pensamiento de Hobbes, una brújula indispensable para estos tiempos tan caníbales, acierte nuevamente. En el Leviathan, Libro I, Cap. XIII, se lee que una nación está frente a la otra “en una posición de gladiadores”. Baruch de Espinosa, como buen judío que era, escribió que “el derecho llega hasta donde alcanza el poder”. ¿Qué derecho internacional puede subsistir con una artillería israelí cuyos efectos irracionales (únicamente posibles de ver en las televisoras árabes y en la Internet, pero que en Occidente se prefieren omitir para no dañar susceptibilidades) que atestiguan el universal desprecio hacia el pueblo palestino, se hacen patentes cuando se tienen los arrestos de mirar las imágenes desgarradoras del horror? Juan Miguel Muñoz, escribe:
“Son desgarradoras (las imágenes). Niños y ancianos sacados de los maleteros de los vehículos sin piernas, amasijos de carne quemada”.
Richard Falk, relator especial de la ONU para la situación de los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos ocupados desde 1967 por el gobierno sionista, ha dicho lo obvio, lo evidente, una verdad de Perogrullo: que Israel viola el derecho humanitario internacional en Gaza, que sus acciones constituyen crímenes de lesa humanidad, por lo que los responsables merecen ser juzgados cuanto antes. En el mismo tenor se ha posicionado Human Rights Watch, organización de defensa de los derechos humanos, al pedir la creación de una comisión de investigación de la ONU para esclarecer los actos lesivos a la dignidad humana en los que incurre el gobierno de Israel.
El axioma simple para entender la expansión de la violencia (eso de que la violencia engendra violencia) fue traída a colación por Falk al referirse al casus belli por el cual Tel Aviv puso a funcionar su engranaje armamentístico:
“Es cierto que los ataques con cohetes contra la población civil israelí son ilícitos. Pero esa ilegalidad no confiere a Israel, ni como potencia ocupante, ni como Estado soberano, derecho alguno a violar el derecho internacional y a cometer crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad como represalia. Me permito observar que la escalada israelí de asaltos militares no ha aumentado la seguridad de los civiles israelíes; al contrario, el israelí asesinado hoy, tras el estallido de violencia israelí, es la primera víctima en un año”.
Lo dicho: la violencia engendra violencia. Círculo dantesco esta violencia, círculo viciado de limpieza étnica.
Falk, con la lucidez que le da su cercanía a la maldad, destacó que “un elemento de la crisis humanitaria que se ha desatendido es la ausencia de refugiados” como ocurre en cualquier guerra, porque “Israel impuso un bloqueo sin precedentes y nadie puede salir de Gaza”. Preguntándose por qué la ONU ha hecho tan poco en esta situación”, el relator de la ONU indicó que este organismo “actúa sólo cuando sus principales miembros desean que eso ocurra”, y que “la oposición de Estados Unido a proteger a los palestinos derivó en que Naciones Unidas incumpla su propia carta”, que es la carta de los tan madreados derechos humanos. Ha hecho tan poco, una mierda diplomática apoquinada, que hasta el don Juan Sarkozy se atreve a aplaudir el escupitajo a la dignidad palestina cuando el gobierno sionista de Tel Aviv, desde ayer jueves, por ayuda humanitaria al pueblo palestino, decidió suspender los ataques diarios en Gaza, Rafahh y otros puntos de la Franja de Gaza por tres horas solamente: tres horas, dice el comando judío, tiempo suficiente para que los palestinos pongan en orden sus papeles, escriban su testamento, hagan el amor, lean el Corán o se suiciden por ellos mismos: “La suspensión de los ataques durante tres horas diarias apesta a burla para los palestinos”, afirma, categórico, Juan Miguel Muñoz.
Desde el inicio de la barbarie, desde el primer momento de la Shoá (holocausto en hebreo) al pueblo palestino, realizado en pleno sabath, Israel ha sido secundado por el gobierno estadounidense saliente que, en voz de su secretaria de estado Condoleezza Rice, dio su aval el día 4 de enero para que Israel endureciera el plomo de su aluvión de fuego contra campos de refugiados, pueblos, aldeas y cuanto “zulo” entrevisto donde sospechara de la existencia de las milicias de Hamas atrincheradas con sus cohetes katiuska en una mano, y con el Corán en la otra. Legítima defensa, Israel tiene el derecho de defenderse, pontificaba la morenaza Rice.
La prepotencia de Israel, posterior al sistemático ablandamiento que su ejército hiciera al campo de los “terroristas” con sus incisivos bombardeos en la Franja de Gaza, ahora se corona con el cinismo bíblico de llevar el terror a la población civil. Olmert y Peres no hacen distingos entre civiles y combatientes, entre milicianos de Hamas con sus katiuskas, y jóvenes y niños lapidando a los Goliates blindados. La consigna es, el arrasamiento de Gaza, según comentaba a periodista días atrás un ministro israelí. Miguel Muñoz recoge un sádico sinceramiento de un oficial del Ejército israelí: “Estamos siendo muy agresivos”.
Con Franja de Gaza hecha pedazos, con déficit humanitarios, las agencias humanitarias denunciando una crisis “total” en ese ínfimo pedazo de tierra adolorida de Oriente Próximo, pobre entre los pobres, superpoblada y con falta de alimentos, carburantes, agua potable y cortes frecuentes de electricidad”, Olmert ha asegurado que la operación (léase, limpieza étnica) Plomo endurecido continuará porque “no se han logrado todavía los objetivos” (léase, GENOCIDIO).
El 6 de enero se luchaba ya en las calles de Gaza, unos por la libertad y la vida, otros por matar solamente esa anhelada libertad, esa vida sufrida en el gueto que es vivir en Franja de Gaza con todas las carencias inimaginables.
El historiador francés de la Cristiada, Jean Meyer, escribió en 2001 para Letras Libres un ensayo (El Moloch Internacional) en el que describía la vida de los palestinos en su gueto desde los acuerdos de Oslo por el cual Israel devolvió de mala gana una ínfima quinta parte de sus territorios a los palestinos, evacuando al 20 % de Cisjordania y Gaza:
“Sin fronteras más que con Israel, sin viabilidad económica, sin continuidad territorial (se trata de un archipiélago de islas rodeadas por territorio israelí), sin control sobre el agua, la costa marítima y el espacio aéreo, el microestado palestino es el reino de todas las desgracias y todas las frustraciones. Israel cierra y abre a su antojo el puerto, el aeropuerto, las carreteras; multiplica los puestos de control, deja salir o no deja salir a trabajar en Israel a los numerosos palestinos que se trasladan cada día, para regresar en la noche a dormir en el gueto”.
Meyer escribía que, para entender la violencia palestina, Israel no podía olvidar que “el gueto no es precisamente una escuela de virtudes democráticas y que sus murallas engendran desesperación”. Instrumento y símbolo de la opresión histórica de los judíos, Meyer afirmaba que, en la actualidad, “el Estado de Israel ha levantado guetos para los palestinos y ha hecho de ellos los ‘judíos de los judíos’”.
Hamas, desde el punto de vista de Tel Aviv, es concebido como una organización terrorista con todos lo demonios dentro. En el punto de vista de los palestinos, desde 2006 –fecha en que el gobierno sionista se retiró de Franja de Gaza- es su gobierno legítimo emanado de las urnas de la democracia. Todo es según el punto de vista por el que se mire. Ya lo dijo Galeano: “La diversidad pasa por la diversidad de los puntos de vista posibles”. Pero la intolerancia del muy particular punto de vista de Tel Aviv se hace ascuas cuando los pobres de Palestina se atreven a jugar con sus mismas reglas. Israel, en este exterminio étnico que significa esta escalada bélica, ha dicho que su fin es derrocar al régimen de Hamas, y posteriormente puso como condición el cese total de la arremetida de los cohetes katiuska en suelo israelí (hoy habla de cortar el suministro de armas para Hamas traficadas desde túneles que comunican por el sur de Franja de Gaza con el mercado negro egipcio). El viceprimer ministro Haim Ramon había afirmado esa primera intención de Tel Aviv: derrocar a un gobierno legítimamente constituido en los términos de la democracia occidental. Como ha dicho Juan Gelman: “un Estado que se dice democrático no tenía (no tiene) por qué respetar la democracia cuando de palestinos se trata”. La democracia no es para todos, y menos para “untermenschs”, como posiblemente son vistos los palestinos por el gobierno que encabeza el neofascista Olmert. El 30 de diciembre, una nota de France Presse no dejaba escapar la opinión de Abu Marzouk, un alto funcionario de Hamas, quien desde Damasco, Siria, señaló el motivo de lucha de Hamas, y, por tanto, del pueblo palestino:
“Necesitamos nuestra libertad. Necesitamos ser independientes. Si no logramos eso, entonces tenemos que resistir: Es nuestro derecho”.
Gelman, premio Cervantes 2007, ha hecho una acotación histórica interesante sobre el origen del partido de Olmert, Kadima, una escisión del derechista Likud, que a su vez desciende del Herut, organismo que se encargó de formar políticamente al grupo paramilitar de Menahem Begin, también primer ministro de Israel (1977-1983). Gelman cuenta que en diciembre de 1948, siete meses después de la declaración de independencia de Israel, Begin visitó EE.UU y causó reacciones dispares entre la comunidad judía. Una de estas estuvo encabezada por una carta abierta de repudio a Begin aparecida en el New York Times el 4 de diciembre de 1948, y firmada por Albert Einstein, la filósofa del totalitarismo Hannah Arendt, el rabino Jessrum Cardozo y otros 26 destacados intelectuales judíos estadounidenses. El texto, recordado por Gelman, decía lo siguiente:
“Entre los fenómenos políticos más inquietantes de nuestra época figura la aparición, en el recién creado Estado de Israel, del ‘Partido de la Libertad’ (Tnuat Herut), un partido político estrechamente emparentado con los partidos nazifacistas por su organización, sus métodos, su filosofía política y su demanda social. Fue creado por los miembros y partidarios de la ex Irgun Zvai Lemi, una organización terrorista de extrema derecha y chauvinista en Palestina. La visita actual a EE.UU. de Menahem Begin, jefe de ese partido, ha sido evidentemente calculada para dar la impresión de un sostén estadounidense a su partido y para cimentar los lazos políticos con los elementos sionistas conservadores de EE.UU.”.
Y continuaba así:
“Muchos norteamericanos de reputación nacional han prestado su nombre para acoger esa visita. Es inconcebible que quienes se oponen al fascismo en el mundo entero, muy correctamente informados sobre el pasado y las perspectivas políticas de M. Begin, puedan sumar sus nombres y apoyar al movimiento que él representa”. Señala que es preciso informar a la opinión pública del país sobre el pasado y los objetivos de Begin –“uno de los que han predicado abiertamente la doctrina del Estado fascista”– para no dar la impresión en Palestina de “que una mayoría de EE.UU. respalda a elementos fascistas en Israel”. A continuación menciona la matanza que las fuerzas israelíes provocaron en la aldea árabe de Deir Yassin, “que no había participado en la guerra y que incluso había combatido a las bandas árabes que querían convertirla en su base de operaciones”. Precisa: “El 9 de abril (de 1948), bandas de terroristas (israelíes) atacaron esa pacífica aldea, que no era un objetivo militar, asesinaron a la mayoría de sus habitantes –240 hombres, mujeres y niños–- y dejaron a algunos con vida para hacerlos desfilar por las calles de Jerusalén. Invitaron a todos los corresponsales extranjeros a ver las montañas de cadáveres y los destrozos causados en Deir Yassin”.
Me pregunto si el poeta uruguayo Gelman, defensor con su canto poético de la dignidad humana y víctima directa de los gorilas uruguayos, al rescatar atinadamente ese documento histórico de hace 60 años y firmado por genios de la talla de Arendt y Einstein, en realidad –como diría el gobierno israelí a todo el que se atreve a ejercer la lucidez del incordio- haya sido embaucado, o dejado embaucar, por “la más baja propaganda de Hamas”. Yo no lo creo así. En Gaza, como bien ha dicho el cardenal Renato Martino, en estos momentos se da un performance macabro de “campo de concentración”.

jueves, 8 de enero de 2009

Reflexiones sobre comunismo y religión (apuntes de un ex ateo)


El comunismo y el cristianismo no son, ni por lejos, semejantes. Todo lo contrario el cristianismo del comunismo. Uno propugna la idea de la violencia en casos extremos, el otro el de la benevolencia en todos los extremos. El comunismo piensa que Dios es el todopoderoso agente al servicio del Gran Capital; el otro, el cristianismo, que Dios es el dador de vida eterna.
Los cristianos son abúlicos, piensan en las moscas (esta frase la atraco de Wittgenstein, que hizo todo lo posible por sacar a ese pobre insecto del frasco de los prejuicios) y son de visión conservadora; los comunistas se avientan a la acción, piensan en cómo destantear al sistema de explotación actual, y su visión es de vanguardia.
Podría decirse que el comunismo, desbrozándolo de sus riquezas, es un cristianismo superado, sin cruz y sin paraísos postmorten. Como cristiano que era, como comunista que nunca fui, y como neoliberal que no pienso ser, puedo decirme, a mí mismo, que los postulados morales del marxismo son la perfección moral del cristianismo.
Exceptuando milagros pasajeros, Cristo no hizo nada por su pueblo: ¿De qué le sirvió a la hija de Jairo, al hermano de la viuda de Betania y a Lázaro resucitar? ¿Para volver a sufrir las penalidades propias de las intermitencias de la muerte, o la hambre exagerada, la sed y el deseo no satisfecho de esta vida de la carne?
Los judíos (esos caínes de la historia), correctamente, además de matarlo, le denegaron el estatuto de Mesías a Jesús. Ellos no necesitaban, en esos momentos de yugo imperial, a un Mesías que, en sus argumentos y parábolas, dictaba la buena voluntad al enemigo: si te abofetean la mejilla izquierda, ofrécele la derecha, etc. Jesús propugnó el no-hacer nada por la situación abyecta e inhumana en la cual se encontraba su pueblo (misma situación abyecta e inhumana en la cual actualmente se encuentran los palestinos). Era un perfecto abúlico, él mismo lo dijo: “Mi reino no es de este mundo”, por tanto, destrúyeme, embrutéceme, prostitúyeme, sacrifícame que no me importa, yo te ofrezco las facilidades y el asesoramiento logístico para implementar los progromos (esos sonoros participios, ahora más que nada cuando se lee con terror los periódicos para constatar la limpieza étnica que se cierne sobre Franja de Gaza, se puede aplicar al pueblo palestino: están siendo destruidos, embrutecidos, prostituidos, sacrificados como corderos, con todas las facilidades tecnológicas y logísticas de un gobierno criminal como no podría ser otro que el gobierno sionista que encabeza el marrano Olmert: el progromo que se efectúa sobre la tierra palestina, a pesar del desperdigado cacaraqueo de unos cuantos marionetas jefes de estado, no va a parar hasta, según el propio gobierno sionista israelí, "el amargo final"...Ustedes imagínense hasta que escala de la muerte llega esa advertencia del gobierno de Olmert).
Si Sharon hubiese nacido en el tiempo de Jesús, es obvio que él hubiera sido el verdadero Mesías de los cerdos. La abulia humana de Jesús llevó a sus siempre mal interpretadores discípulos a la creación de ese monstruo anticristiano que es la burocracia católica con su largo historial de crímenes nefandos y sus Torquemadas conversos.
Al contrario del sátrapa Castro, pienso que Marx no hubiera suscrito el sermón de la montaña, y si lo hubiera, sería nada más para refutarlo.
Confieso que no tengo para nada esa “sangre de teólogo”, la peor sangre que podría correr en las venas de un humano, según Nietzsche. Para mí, la religión –cualquier religión –es la abulia, la ebriedad, el indolor, la pasividad de los sentidos. (Cfr. la filosofía vitalista de Nietzsche, profeta de Supermán). Refuto a toda religión con una pregunta: nos prometen otra vida, pero ¿por qué no nos prometen ésta?
Lo más monstruoso, lo descomunalmente monstruoso que el hombre haya podido crear, no ha sido el pensamiento antisemita de Adolf Hitler, ni que Calígula hayase nombrado cónsul a su caballo (acepto, junto con Swift, en la superioridad intelectual de los equinos por sobre todo humanoide que se crea descendiente de un dios), o que Nerón prendiera fuego a la altanera Roma para poner en práctica sus proyectos arquitectónicos. No. No es ni la filosofía conservadora de Fukuyama, la creación de la bomba atómica, el feminismo que desfeminiza a las mujeres y las vuelve hombres sin balano, eso no es lo monstruoso; lo monstruoso, lo atroz, lo irracionalmente comprensible ha sido la creación, no de la idea de Dios ni de su estructura religiosa, sino de sus intolerancias clericales, sus absurdos maniqueísmos, sus altiveces y sus poses de tribus mejores.
La panacea de todos los males no es Dios (Se dice: “Dios no existe…” ¡Claro que Dios no existe! La existencia sólo es posible en términos de espacio-tiempo), el señor cura de mi aldea, o los poderes políticos que sólo persiguen particulares hazañas.
La razón histórica nos señala que ni la ideología comunista extinguió de plano toda la melancolía de la humanidad. El hombre, bien lo sabemos, es un bípedo implume que segrega melancolía sin ocaso. En este compartimiento estanco y dantesco de la historia en que nos han condenado los grandes muertos del pasado siglo XX –no veo salida posible al pantagruélico fracaso-, el hombre, como bien dijera aquel inmortal andante caballero de rostro enjuto y flaco de carnes que tuvo la impertinencia de recorrer los campos de la Mancha sobre un derrengado rocín matalón, acompañado siempre de su fiel y basto escudero comilón y avieso montado éste sobre un blando borrico, es hijo de sus obras. Más: yo soy lo que hago, y no lo que tengo.
El viejo Marx no es la panacea, pero ayuda demasiado. De Cristo me impresiona dos cosas: su excesiva creencia en el hombre y su no menos ambigua disposición a la intolerancia, como cuando nos insta a dejar a los pobres muertos a la indefensión total: dejar a los muertos que entierren a sus muertos, es una incoherencia y una contradicción del propio Jesús. En efecto, ¿no fue él el quien nos contó la parábola de los enfermos que necesitan, ellos y no los sanos, del doctor?
Una pregunta que hago: entre palestinos, comunidad internacional y el criminal gobierno sionista, ¿quién de ellos necesita del doctor?

jueves, 1 de enero de 2009

El año de la violencia

Una pregunta para empezar la discusión: ¿a cuánto asciende el número de bajas ocasionadas por la guerra que libra el gobierno de Fecal, el general de cinco estrellas, en este año moridor que da sus estertores finales como las hebras últimas de mi enésimo cigarro? ¿Cinco mil, seis mil, ocho mil? El 2 de diciembre pasado, Eduardo Medina Mora, el gánster principal de la PGR, daba a conocer que en este año desgarradamente violento (económica, social y políticamente hablando) para este proyecto de país que apenas van mal construyendo las élites extranjerizantes –y eso que ya frisamos 200 años de dizque ser independientes-, se habían cometido 5 mil 376 ejecuciones ligadas al crimen organizado, y estimaciones del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) indican que el 2008 terminará con alrededor de 10 mil 700 homicidios dolosos, cifras que significan que uno de cada dos asesinatos cometidos en todo el país están involucrados con el narcotráfico.
Tener o no el dato exacto del número de veladoras que se han prendido para el eterno descanso de las ánimas de los difuntos, es lo de menos cuando se lee la crónica diaria de las muertes inútiles, muertes violentas de los individuos que conforman la carne de cañón de este círculo vicioso de crimen y corrupción gubernamental, en el que la tropa, el pueblo raso y los sicarios de medio pelo aparecen inertes en calles narcas, plazas narcas, basurales convertidos en narcofosas a la intemperie en las goteras de los pueblos narcos, en medio del desierto o la selva narca; embolsados o con el tiro de gracia en los parietales, torturados, lechados, metidos a la “pozolada”, o, en la forma más reciente de escarmentar al enemigo, decapitados en caliente como para señalar con este exceso la agudización de la violencia en el país de la violencia narca. Colombia es una niña al lado nuestro.
Ya hasta chulas reinas de belleza, dueñas de caderas literalmente homicidas, circulan por estas historias fantásticas de crimen y narcocorridos tigrescos, haciéndole compañía a periodistas silenciados con plomo o dinero, políticos de alto nivel y sin madre de ética compadreando con los más macizos para el trasiego de la droga, monseñores diciendo “chess” para el ojo de la Leica y bendiciendo Cessnas y acerados cuernos de chivo, secretarios de gobernación y ex directores de la Siedo muriendo por una extraña turbulencia.
¿A cuánto asciende el terror en esta guerra que mal juega el gobierno del generalito Calderón? En Creel, pueblo turístico del estado de Chihuahua, un bebé y doce adultos, una familia completa de inocentes sin nexo alguno con el narco o el gobierno, fueron acribillados con proyectiles capaces de agujerear blindados. 170 balazos tachonaron paredes, techo y suelo. La sangre corrió a raudales junto con las vidas apuradas por las ráfagas quemantes salidas de los cuernos de chivo. Extrañamente ningún uniformado se encontraba cerca del lugar al momento del multicrimen. ¿El delito de las víctimas? Cruzarse en el camino de dos jóvenes sicarios en fuga cuando miembros de un cartel rival les daba alcance. En Tijuana, a finales de noviembre pasado, 23 personas fueron ejecutadas en menos de 14 horas, y eso que el gobierno federal presume el desmembramiento total del cartel de Tijuana con la captura del “Doctor” Arellano Félix.
También los 12 descabezados de Chichí Suárez y Buctzotz del 28 de agosto pasado, metió de lleno a Yucatán, de talante pacífico y trovadoresco, a las riñas de los grupos delincuenciales (cartel del Golfo y de los de Sinaloa) por la titularidad de plazas, ciudades, poblaciones y políticos. Hasta ahora, 30 de diciembre de 2008 en que garrapateo estas hojas, no hay ni rastros de la docena de dichas cabezas, y es posible que ni aparezcan. ¿Ha cumplido los perentorios compromisos Saidén Ojeda que le recordó la leyenda rubricada en una cartulina a un lado del cuerpo acéfalo de Buctzotz?, ¿de qué compromisos estamos hablando?, ¿de escolta y seguridad, de purgar selectivamente la plaza yucateca?, ¿es la dzemuleña nuestra “Reina del Golfo” con el perfil griego más exótico del sur?, ¿de donde provinieron las carretadas de dinero para hacer crecer como tsunami la “ola roja” de 2007?
Muertos y muertos bordean y cosen el horizonte mexicano. La guerra del cacaseno Bush en Irak y Afganistán, en más de cinco años no rebasa el sangriento dígito de la guerra interna del michoacano que llegó a la silla no por los poderes del 39 constitucional, sino por los poderes fácticos de la élite oligarca. Las voces lúcidas del mundo exigen la presencia de Bush en el Tribunal Internacional de La Haya para ser procesado por crímenes contra la humanidad (genocidio), ¿y por qué no pedir lo mismo para el michoacano con sus más de 10 mil muertos en este matadero humano que fue 2008?
¿Pedimos administrar la violencia?, ¿la consertacesión con los “enemigos de la nación”’? (¿a quiénes se refieren cuando se cita la frase “enemigos de la nación”, a los narcos o a los que les solapan el changarro, me refiero a los Gamboa Patrón, a los Beltrones y anexas bestias de cuello blanco y conciencia de humo?), ¿pactar con los Beltrán Leyva y poner a testaferros de ellos en la Siedo, la Interpol o la secretaría de Seguridad Pública? ¡Claro que no!
Lo más acertado es pedir la pena de muerte a los Gamboa Patrón, a los Beltrones y anexas bestias de cuello blanco y conciencia de humo, pero pecaríamos de ingenuos. Es preferible una mayor participación –en paridad de circunstancias- con Estados Unidos en el tema de las drogas (eso les incumbe), crear empleos con subida real de los sueldos, leyes de transparencia que no se opaquen por la desidia burocrática, educación gratuita hasta postgrados, incentivación del campo mexicano, legalización de las drogas, purificación a fondo del sistema de partidos (actualmente meras empresas de familia y bolsas de trabajo para los inútiles con retórica afinada), mayor cobertura social para las clases menesterosas, y, lo más importante, la no dilapidación de los pocos recursos en estos tiempos de crisis económica mundial. En una palabra: unificación tanto interna como regional.
Es un error seguir contando el número de estrellas de la bandera yanqui izada a media asta por la receseción económica salida de sus entrañas. Error mayor el no mirar abajo del Usumacinta.

Archivo del blog